Fracasa la resolución de EE.UU. en la ONU para un alto el fuego en Gaza, y Netanyahu se rebela
▶ Rusia y China vetan la iniciativa en el Consejo de Seguridad e Israel sigue con su plan de invasión a Rafah
La diplomacia estadounidense no ha cerrado con éxitos la semana: la resolución que EE.UU. ha impulsado en el Consejo de Seguridad de la ONU la primera en la que la Casa Blanca defendía un alto el fuego «inmediato», fue vetada ayer por Rusia y China; horas antes, el secretario de Estado, Antony Blinken, comprobaba desde Israel cómo las presiones hacia Benjamin Netanyahu para que no se produzca una invasión de Rafah no daban resultado.
El jefe de la diplomacia de EE.UU. cerraba en Tel Aviv un viaje por Oriente Próximo en el que ha buscado impulsar las negociaciones para alcanzar un alto el fuego en Gaza a cambio de la liberación de rehenes, que cuentan con la mediación de Egipto y Qatar, y, además, establecer un plan para el futuro de Gaza tras la guerra.
El plan, discutido con varios países árabes, incluye la reconstrucción y administración de la Franja; el fortalecimiento de la Autoridad Palestina en el territorio, que ha estado en manos de los terroristas de Hamás desde 2007; y garantías para la seguridad de Israel, empezando por la normalización de relaciones con Arabia Saudí, un paso clave que Washington busca desde hace años. Todo ello con el objetivo de un acuerdo con Israel para la solución de dos Estados.
Los acontecimientos hacían que todo esto pareciera ciencia ficción. Netanyahu, que está muy lejos de aceptar una solución de dos Estados, volvió a mostrar una postura desafiante hacia EE.UU. su gran socio. Blinken y el primer ministro israelí se reunieron el mismo día en el que su ministro de Finanzas, Bezalel Yoel Smotrich, uno de los más extremistas de su Gobierno, anunciaba la designación de cerca de mil hectáreas en Cisjordania como territorio para desarrollar nuevos asentamientos de colonos.
Punto de fricción
El desarrollo de asentamientos es uno de los principales puntos de fricción entre el Gobierno de Netanyahu y la Administración Biden, que lo considera un obstáculo para la estabilidad en la región y para alcanzar esa solución de los dos Estados. En los últimos meses, EE.UU. ha impuesto sanciones a colonos implicados en episodios de violencia en territorio palestino.
Washington también ha aumentado la presión hacia su socio sobre la operación militar en Gaza. El presidente de EE.UU., Joe Biden, afirmó hasta la saciedad su «apoyo inquebrantable»
El Ejército de Israel afirmó ayer que «cerca de 150 terroristas» han muerto en los cuatro días de operaciones en el interior del Hospital Al Shifa, situado en el norte de Gaza, y que han fueron detenidos «cientos de sospechosos», incluidos dos supuestos altos cargos de Yihad Islámica, uno de los principales grupos armados en la Franja. Según un comunicado publicado en su página web, las fuerzas israelíes hallaron en la zona «infraestructura terrorista» y «medios de combate». Sin embargo, fuentes de seguridad de Hamás han tildado de «guerra psicológica» estas informaciones. a Israel tras los atentados terroristas de Hamás del pasado 7 de octubre y su Gobierno ha bloqueado tres resoluciones en la ONU sobre alto el fuego porque las ha considerado perjudiciales para Israel. Pero, desde finales del año pasado, EE.UU. ha insistido en la necesidad de minimizar las víctimas civiles. En especial, en las últimas semanas se ha mostrado en contra de que
Israel lleve su operación militar a Rafah, la ciudad del sur de Gaza en la que se han refugiado cientos de miles de personas que han huido de la guerra y donde Israel cree que se resguardan muchos miembros de Hamás.
Blinken advirtió tras el encuentro con Netanyahu que una operación terrestre en Rafah podría suponer «más muerte de civiles», «más caos en la asistencia humanitaria», «más aislamiento de Israel» y «poner en peligro su seguridad a largo plazo».
Netanyahu pareció dispuesto a hacer caso omiso a la Administración Biden. «Le dije que no hay manera de derrotar a Hamás sin entrar en Rafah y sin eliminar el resto de batallones de Hamás», dijo sobre su conversación con Blinken. «Le dije que espero que lo podamos hacer con el apoyo de EE.UU. Pero, si es necesario, lo haremos solos».
Derrota diplomática
A la rebelión de Netanyahu se sumó, poco después, en Nueva York, una derrota diplomática en la ONU. Rusia y China utilizaron su derecho a veto en el Consejo de Seguridad, el órgano de poder de la organización internacional, para descarrilar la resolución que había presentado la delegación estadounidense. Entre críticas de sectores del electorado demócrata a la gestión de Biden de la guerra en Gaza, su Gobierno ha redoblado los llamamientos a un alto el fuego, siempre condicionado a la liberación de rehenes en manos de Hamás. En el texto de la resolución rechazada, era la primera vez que EE.UU. hablaba de un «alto el fuego inmediato», además de condenas a Hamás y exigencia de más entrada de ayuda humanitaria.
El texto logró 11 votos a favor, una abstención y los votos en contra de Rusia, China y Argelia. Las dos potencias rivales criticaron que no hubiera una exigencia clara de alto el fuego inmediato en el texto. El embajador de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, condenó el texto estadounidense como «iniciativa hipócrita», defendió que es «insuficiente», que proporciona «inmunidad» a Israel y «da luz verde» a la invasión de Rafah. Nebenzia también acusó al texto de estar «excesivamente politizado» y de ser un intento de la Administración Biden de «tirar un hueso» a su electorado.
Su homóloga estadounidense, Linda Thomas-Greenfield, calificó la decisión de Rusia y China como «cínica» y aseguró que ambas potencias «no están haciendo nada diplomáticamente para conseguir una paz duradera y para contribuir de forma significativa a la respuesta humanitaria». Thomas-Greenfield condenó la «hipocresía» de Rusia, que invadió a su país vecino, Ucrania, y ahora «tira piedras cuando vive en una casa de cristal».
Se espera que hoy se vote una propuesta de resolución alternativa, impulsada por Argelia, Malta, Suiza, Mozambique, Sierra Leona y Guyana. El texto contiene una exigencia más clara de alto el fuego inmediato y de liberación de rehenes, pero que no incluye una condena a Hamás.