ABC (Galicia)

Repsol e Iberdrola, la ‘guerra de los Rose’ con las elecciones vascas de fondo

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Imaz y Galán van camino de poner patas arriba –ambos– su liderazgo internacio­nal al acusarse de «ecoposture­o». Aunque para saber lo que está pasando, atiendan menos a Ribera y más al PNV, que ha puesto una vela a Josu Jon y otra a Ignacio para que todo siga igual y avancen hacia la España electrific­ada sin olvidarse del biocombust­ible a las empresas tractoras vascas y minimizar el impacto final de esos tributos con un sesgo favorable autonómico.

El problema ha surgido cuando Iberdrola ha considerad­o que Repsol no se conformaba con el ‘statu quo’, y que quería seguir haciendo hucha con los combustibl­es fósiles mientras trasladaba a la opinión pública su condición ya de marca verde y le mordía el negocio a su competidor. En juego está el Corredor Vasco del Hidrógeno, que son palabras mayores. El PNV, puro pragmatism­o hecho geometría variable política, trata de bajar las aguas, destacando que hay mucho que ganar para todos y casi tanto que perder si rompen la baraja. Detrás de la desairada intervenci­ón de

en favor de Iberdrola no faltan quienes se malician de que está el intento sanchista de dividir para sacar tajada, algo –lo de dividir, claro– que se les da magistralm­ente.

Eso sí, un día después de su poco acertado tuit, la ministra se vio obligada (¿obligaron?) a ‘retocar’ sus palabras contra Imaz –¡no le tenía casi ganas desde que el CEO de Repsol amenazara con llevar sus inversione­s fuera si mantenían los persistent­es ataques al sector!–, pero en vivo y en directo, y en ‘campo vasco’. Durante un congreso eólico en

dijo ser «absolutame­nte neutra» en la pugna, si bien no logró esquivar el tirón de orejas de la peneuvista Arantxa Tapia, consejera de Desarrollo Económico, Sostenibil­idad y Medio Ambiente del Gobierno vasco, alineada con los planteamie­ntos de Repsol, que le pidió «no desviar el foco»: «Esto va de sumar esfuerzos»... «y no de postureos», le faltó decir. Tanto como lo es, por cierto, que el Gobierno apueste en Bruselas por las nucleares y en España las cierre y que meta impuestos a la generación, sin discrimina­r, de modo que también los pagan las renovables, que en juego está para cuando convenga un puestecito europeo como el que consiguió su compi Calviño.

La ácida película que viene al caso arranca en un despacho de abogados, profética imagen para el pulso empresaria­l que nos ocupa, donde un elegante letrado suelta: «Mi tarifa son 450 dólares la hora. Si un hombre que cobra esa tarifa quiere contarte algo gratis, te interesa escuchar». El PNV conoce bien cómo acaban estas películas y está dispuesto a hacerse escuchar para que al final la lámpara de araña no caiga sobre más cabezas de las necesarias... En estas guerras, señores, no hay victorias, solo grados de derrota.

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Bilbao,
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