ABC (Galicia)

Interinos, una vida laboral dando tumbos

- SUSANA ALCELAY / GONZALO VELARDE MADRID

oniq tiene 52 años y lleva 16 años de interina en la Comunidad de Madrid, desde 2008. Divorciada y embarazada tuvo que renunciar a su puesto de secretaria de dirección y entrar en la bolsa de empleo, la famosa lista con la que el Estado cubre vacantes y sustitucio­nes. Aprobó el primer examen de auxiliar administra­tivo pero suspendió el segundo, lo que le condenó a seguir en la bolsa hasta hoy. En 2008 comenzó a trabajar de forma temporal en la consejería de Familia, un año después pasó a la de Educación y en 2010 se incorporó a la de Presidenci­a. Lleva 16 años de interina, sin plaza, esperando su proceso de estabiliza­ción. «No sabes qué va a pasar mañana, es horrible. Tampoco sabes qué hacer, si seguir estudiando o no», asegura esta trabajador­a a ABC.

Su caso no es aislado, como ella están más de un millón de trabajador­es en España en todas las administra­ciones y en todas las regiones. Algunos pueden ocupar vacantes por meses, por años y otros se jubilarán incluso habiendo encadenado contratos durante toda su vida. «No tienen alma, somos un número, los ‘trabajador­es basura’ del Estado», relata a este diario Ana, interina de una administra­ción autonómica que no quiere detallar más porque, como muchos otros, está en la bolsa de trabajo a la espera de su oportunida­d, de poder lograr una plaza fija tras casi 20 años ejerciendo de administra­tiva en un ayuntamien­to.

«Es una vida laboral cargada de incertidum­bre, puedes ir a la calle en cualquier momento», explica esta trabajador­a de familia monoparent­al. Denuncia la situación de estrés que supone estar cambiando de puesto tras años en los que el trabajador ya se ha formado y que «cuando aprendes, te vas», lo que no permite «una implicació­n

Mlaboral». «Es como si no existiéram­os», afirma, mientras declara que de esta situación laboral el único beneficiad­o es el Estado, para el que «son todo ventajas». En el caso de estos trabajador­es, cuando cesan en su interinida­d y son despedidos les correspond­e una indemnizac­ión por despido de 20 días por año trabajado, lo que marca la legislació­n española para las extincione­s por razones objetivas.

Similar experienci­a relata a este medio José Miguel. Tiene 60 años, es sanitario y accedió a un área específica del hospital de la Fe de Valencia en 2002 con un contrato de interinida­d que arrastra desde entonces. Suma ya 22 años en esta situación de incertidum­bre. En su caso, no ha tenido que encadenar más contratos que el inicial porque para sanitario no se han convocado más que 24 plazas en los últimos tres lustros. Tampoco ha logrado la plaza fija en las dos únicas opciones de concursar, en 2009 y en 2018, desde su ingreso en el centro hospitalar­io hace más de dos décadas. «El Covid ha afectado a las oposicione­s del sector sanitario, nos han explotado y no hemos tenido tiempo para preparar los exámenes», señala recordando que desde 2020 se han abierto procesos de estabiliza­ción de plantilla también sujetos a concursos de méritos, que también incluyen examen.

Nuevo horizonte judicial

Pero la situación de los interinos dará un giro de 180 grados antes de que acabe el año, cuando las administra­ciones se vean obligadas a hacer fijos a la mayoría de ellos, o bien dejar de contar con sus servicios. Así se recoge en la ley de Estabiliza­ción comprometi­da con Bruselas en el Plan de Recuperaci­ón, en la que se fija en el 8% la tasa de temporalid­ad en las distintas administra­ciones españolas. Hoy, esta sigue estancada en el 30%, lo que significa que la plantilla pública eventual deberá mermar al final del ejercicio en casi 800.000 trabajador­es, tal y como ya avanzó este diario.

Mientras, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), en una sentencia emitida el pasado febrero, propinó un duro varapalo a España al considerar que el Estado está aplicando mal el acuerdo marco europeo sobre el trabajo de duración determinad­a en el largo caso de los interinos. En sus conclusion­es, el alto tribunal de Luxemburgo respondía a preguntas prejudicia­les del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, donde reiteraba que España está abusando de la temporalid­ad y también explicaba que las medidas adoptadas para la estabiliza­ción del empleo no se ajustan a la normativa europea (Ley 20/2021). Un escenario que llevó a la Justicia europea a instar a España a convertir los interinos de larga duración en indefinido­s fijos. Esto implica conceder la estabilida­d por la que los interinos llevan años peleando y que los distintos gobiernos y tribunales españoles no han concedido. La duda ahora se genera en torno a las oposicione­s convocadas para estabiliza­r los puestos públicos ocupados por interinos que aún no se han realizado. Además, aquellos procesos que ya han sido celebrados y han incorporad­o, ya en movilidad de funcionari­os, a nuevos trabajador­es que han sustituido a los anteriores indefinido­s no fijos, también podrían estar sujetos a revisión. La sentencia del Alto Tribunal de Luxemburgo no es todo lo concisa y explicativ­a que gustaría a las partes y la interpreta­ción de su aplicación varía en función del análisis realizado.

La confusión que ha dejado la sentencia europea ha llevado al Tribunal Supremo a elevar una cuestión prejudicia­l al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre la metodologí­a que se debe seguir para hacer fijos a los empleados públicos. El Supremo explica que tras analizar el modo de aplicar

Moniq Auxiliar administra­tiva

«Es una vida cargada de incertidum­bre y de estrés porque puedes ir a la calle en cualquier momento»

Ana Administra­tiva

«No tienen alma, somos un número. Los interinos somos los ‘trabajador­es basura’ del Estado»

José Miguel Sanitario

«El Covid ha afectado a los opositores del sector sanitario, nos han explotado y no hemos tenido tiempo para preparar los exámenes»

la sentencia de 22 de febrero a los múltiples recursos pendientes de resolución, tiene dudas sobre determinad­os aspectos del fallo europeo. En concreto, quiere resolver las dudas acerca de cómo compatibil­izar la doctrina acuñada por la sentencia del TJUE con las normas relativas al acceso al empleo público, incluyendo a los nacionales de los estados miembros, así como con las reglas del ordenamien­to jurídico nacional que garantizan el derecho de acceso al empleo público conforme a los principios de igualdad, mérito y capacidad.

El Estado tiene ante sí un gran reto que resolver en unos meses. La cuenta atrás ha comenzado pese que no es la primera ocasión en la que el TJUE cuestiona la gestión de la interinida­des en España. En 2016 tres sentencias recriminar­on el sistema de interinida­d que utilizan las administra­ciones públicas para cubrir muchas plazas. Los fallos europeos llegaron a varias conclusion­es: la Administra­ción española está abusando de las contrataci­ones temporales, la ley española debe incluir más elementos disuasorio­s para evitar esta temporalid­ad, y los funcionari­os interinos que encadenen fraudulent­amente este tipo de contratos podrán ser considerad­os trabaja

CSIF, el principal sindicato de funcionari­os, lleva años denunciand­o que la temporalid­ad en la Administra­ción no baja del 30% y ha reclamado que se aceleren los procesos de estabiliza­ción

Las administra­ciones públicas han destruido 71.183 puestos de trabajo en el último año (un 5,8% menos respecto a febrero de 2023), rompiendo la tendencia general de creación de empleo en la mayoría de los sectores, según datos de la Seguridad Social del segundo mes de 2024. Destaca la destrucció­n de empleo en la sanidad, 10.252 puestos de trabajo frente a los 8.530 perdidos en enero, lo que supone «un dato insólito teniendo en cuenta la situación que afronta el sistema por las patologías propias del invierno, la saturación de los servicios de las urgencia en los hospitales, así como de la atención primaria, las listas de espera y el agotamient­o de los profesiona­les por su situación laboral», asegura CSIF. dores indefinido­s no fijos. Los hechos han demostrado que no ha sido así y que la escalada de precarieda­d en el empleo no ha cesado, pese al leve parón de los dos últimos años y a la cruzada que desde que se aprobó la reforma laboral ha llevado el Gobierno y su vicepresid­enta segunda, Yolanda Díaz, contra la eventualid­ad en el sector privado.

Más en las comunidade­s

Como avanzó este periódico, mientras las empresas han tenido que cambiar de forma radical su modo de contratar por obligación legal, el Estado ha sumado 286.000 puestos temporales en los últimos cinco años, desde que gobierna el PSOE con sus socios. Cuando Sánchez llegó a La Moncloa en junio de 2018 se encontró un país con 777.100 eventuales y en estos momentos la cifra se sitúa en 1.062.900.

La estadístic­a del INE refleja que la presencia de interinos es muy distinta en las administra­ciones. La mayor concentrac­ión de trabajador­es temporales está en las comunidade­s autónomas, con 723.400 interinos, seguido de las corporacio­nes locales con 231.100 empleados en esta situación. Ambos acumulan el 89% de todos estos empleados sin trabajo fijo. Les siguen ya en un nivel inferior la Administra­ción central y de Seguridad Social, con 70.100 temporales, y los 34.500 de las empresas públicas.

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El órgano comunitari­o insta a la Justicia española a emitir sentencias que resuelvan la situación de injusticia que arrastran los interinos de larga duración para que se conviertan en fijos.
La sentencia del tribunal europeo no aclara cuál debe ser el método de conversión de contratos, lo que ha llevado al Supremo a elevar una cuestión prejudicia­l al TJUE sobre los pasos a seguir.
El reto de convertir a más de 800.000 interinos en fijos antes de que acabe el año, para alcanzar la tasa de temporalid­ad del 8%, genera dudas sobre su consecució­n entre los sindicatos de funcionari­os.
La Justicia europea advirtió en una reciente sentencia de las deficienci­as del sistema de contrataci­ón en la Administra­ción española por el abuso de la temporalid­ad bajo la figura del interino. El órgano comunitari­o insta a la Justicia española a emitir sentencias que resuelvan la situación de injusticia que arrastran los interinos de larga duración para que se conviertan en fijos. La sentencia del tribunal europeo no aclara cuál debe ser el método de conversión de contratos, lo que ha llevado al Supremo a elevar una cuestión prejudicia­l al TJUE sobre los pasos a seguir. El reto de convertir a más de 800.000 interinos en fijos antes de que acabe el año, para alcanzar la tasa de temporalid­ad del 8%, genera dudas sobre su consecució­n entre los sindicatos de funcionari­os.
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