Médicos de unidades de género piden calma: «Sirven para ganar tiempo»
▶ La petición de cautela choca con la pulsión política por legislar sobre la identidad Arritmias y baja talla
Bloquear hormonalmente los primeros indicios de la pubertad (llegado el estadio 2-3 de Tanner) suele coincidir con los 11 años de las niñas, los 13-14 de los niños y puede ser el primer paso de un largo proceso de reasignación de género. El debate médico y social está servido. Hay que tomarlo «desde la calma», defienden especialistas como Antonio Becerra. Administrarlos «permite al joven tener un tiempo y explorar su identidad. La mayoría acabarán por asumir su sexo», afirma el doctor Marcelino Gómez, quien defiende que los expertos no administran bloqueadores «alegremente». Sin embargo, para la agrupación de madres afectadas, Amanda, la situación que se está dando «es muy grave» y un menor que llega a un servicio como el plan de atención a la salud de las personas trans del Servicio Catalán de la Salud –lo que se conoce como Trànsit– sale con el bloqueador en la mano de forma muy sencilla. El 40% de las familias de Amanda proceden de este servicio.
No está de acuerdo el responsable de Trànsit, el doctor Ramón Escuriet, director del Plan de Salud Afectiva, Sexual y Reproductiva de la Generalitat, quien expone a ABC cómo funciona en Cataluña. El modelo de atención a las personas trans pivota sobre la red de Atención Primaria, dice. Desde el primer eslabón del sistema sanitario se atiende, informa, asesora, y, si está decidido, se dirige al menor a unidades interdisciplinares –ocho en suelo catalán–, que ofrecen acompañamiento y atención médica, psicológica y social específica. A estas unidades de Trànsit pueden llegar los pacientes de forma espontánea, sin ser derivados por un médico de cabecera, si lo pide alguien o sus representantes legales, en caso de menores. Escuriet defiende que «las ocho unidades se crearon para hacer asequible ese acompañamiento emocional, informar a personas trans y resolver cualquier duda sobre salud».
Sin permiso a los 16
Los menores de 16 años que quieren acceder a un tratamiento hormonal o se plantean la cirugía deben tener consentimiento familiar. Para mayores de 16, no es necesario ese permiso, aunque los profesionales intentan que «la decisión sea compartida» con la familia o tutores, insiste el doctor.
Un salto irreversible son las intervenciones quirúrgicas. El responsable del plan autonómico asegura que «no se coloca en las listas de espera a los
EFECTOS ADVERSOS
Los medicamentos análogos GnRH tienen muchas contraindicaciones. Por eso la primera recomendación es la de evitar tomarlos durante un tiempo prolongado, nunca por un plazo superior a los 2-2,5 años, dice el doctor de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), Marcelino Gómez. Su uso está prescrito para patologías pediátricas como la pubertad precoz.
Cataratas, infertilidad, arritmia y baja talla son algunos de los efectos adversos de esos inyectables. Las secuelas, según algunos doctores, son reversibles si se dejan de tomar a tiempo y al cabo de unas semanas. La pubertad se reanuda al dejarlos. menores de 18 años». «Tiene que ser una causa mayor, por ejemplo, que los expertos acrediten que hay riesgo severo de autolesión para que se valide esta intervención», especifica. En esta comunidad, las primeras cirugías se realizaron en el Hospital Clínic en 2008, aunque ya se practican en el Hospital de Bellvitge y en el Germans Trias i Pujol de Badalona. El Clínic fue el primer centro del país en operar a un menor. Sufría disforia de género desde los 5 años. «No realizamos operaciones de genitales masculinos por el riesgo que conllevan», dice el cirujano plástico del Clínic Mauricio Raigosa. Garantiza a ABC que las complicaciones severas posquirúrgicas en el caso de las vaginoplastias y las mastectomías son infrecuentes. Del total de intervenciones, en tres vaginoplastias «las pacientes se han arrepentido, no solo de la cirugía, sino de todo el proceso», detalla.
Para las familias de Amanda, la ‘explosión’ de casos y las leyes no han ayudado a tomar medidas sosegadas sobre el cuerpo de sus hijos. «Pedir prudencia no es transfobia», claman. Y los casos –sean uno o muchos– de arrepentimiento obligan a replantear el proceso, consideran. La propia Cataluña prioriza en su proyecto de ley Trans la identidad de género que manifieste libremente cada uno sin necesidad de pasar por el registro ni tener informes médicos o psicológicos, aunque sea un menor.