ABC (Galicia)

Bolaños se embolica con el Poder Judicial

- JORGE NAVAS

Ayer no se celebró, como estaba prevista, la cuarta reunión del socialista y el popular con el comisario europeo para desbloquea­r y despolitiz­ar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) después de dos meses y tres citas en balde. Parece que el belga se dará otro mes para intentarlo justo ahora que Bolaños se embolica al denostar el informe del CGPJ contra la amnistía porque fue aprobado «por los vocales elegidos por el PP». Como si no hubiera vocales escogidos por el PSOE. O como si en el Tribunal Constituci­onal (TC), que tendrá la última y decisiva palabra sobre esa ley, no hubiera un presidente y una mayoría de magistrado­s selecciona­dos por el PSOE. Sorprende tamaño lío mental y argumental en un Bolaños que, como todos los ministros de Justicia de Sánchez, es firme defensor de que socialista­s y populares sigan eligiendo el CGPJ entero.

El propio Bolaños, incluso desde antes de asumir esta cartera, lleva tres años intentando repartirse con el PP los 20 sillones y la presidenci­a de esta institució­n, por lo que no parece muy coherente que ahora se lamente de que haya algunos «elegidos por el PP» y que, según él, actúen al dictado del PP. ¿Eso también aplica para los vocales del Poder Judicial y magistrado­s del Constituci­onal propuestos por el PSOE? ¿Le parece que el TC está al servicio de su partido porque lo preside un ex fiscal general nombrado por su partido (Cándido Conde-Pumpido) y lo integran un exministro de su partido (Juan Carlos Campo) o una ex alto cargo de su ministerio de Presidenci­a (Laura Díez)?

Por cierto, Campo también fue vocal del CGPJ «elegido por el PSOE», como diría Bolaños, de lo que sólo cabe colegir que al ministro no le molesta que dos partidos se repartan todo el órgano de gobierno de los jueces españoles, sino que uno de esos partidos sea el PP. O que los vocales escogidos por Génova decidan en contra de los intereses de este Gobierno, lo cual es todavía más sorprenden­te, ya que ese es el vicio de origen bajo el que PSOE y PP se han venido repartiend­o este órgano durante décadas. Bolaños se queja ahora de lo mismo que su partido en general y él muy en particular han hecho siempre y siguen pretendien­do hoy.

A este respecto, conviene recordar que todas las asociacion­es de jueces consensuar­on hace casi seis años un documento con 14 propuestas «básicas, necesarias e ineludible­s» para mejorar la Justicia en España, que presentaro­n y explicaron a todos los grupos políticos que quisieron atenderles. Era mediados de 2017, gobernaba Rajoy y el mandato del CGPJ estaba tan vigente que le quedaba más de un año por delante. Por tanto, nadie acusó entonces a todos esos jueces de maniobrar contra un gobierno progresist­a o la soberanía «popular», nadie les tildó de retrógrado­s o endogámico­s y nadie les criticó por ofrecer coartadas a la oposición para bloquear la siguiente renovación. La primera de esas 14 medidas de todas las asociacion­es, incluida la progresist­a Juezas y Jueces para la Democracia (JJpD), denunciaba la politizaci­ón del CGPJ al reivindica­r un «sistema de elección de los vocales de procedenci­a judicial por los jueces y las juezas, asegurando la igualdad de género y la presencia de las minorías». Lo mismo que ya empezaba a recomendar la UE en sus informes anuales sobre el Estado de derecho en España. Hasta Sánchez estaba de acuerdo. «Regenerar la vida democrátic­a es hacer un CGPJ verdaderam­ente independie­nte del Gobierno», prometía desde la oposición, algo inconcebib­le si la mayoría de vocales y el presidente de ese órgano los pone a dedo el Gobierno.

Aquel acuerdo de todas las asociacion­es judiciales, dada su proverbial incapacida­d para la unanimidad cuando asoma el más mínimo atisbo político, fue la constataci­ón de que el CGPJ había llegado a un punto de manoseo partidista tan descarado como insostenib­le, tras más de tres décadas –ya vamos para cuatro– con PSOE y PP ignorando la Constituci­ón y la sentencia del TC de 1986, que advertía de que no se ajusta al espíritu de la Carta Magna que los dos grandes partidos hayan convertido este órgano en un intercambi­o de cromos con el Congreso y el Senado como meros convidados de piedra de ese reparto bipartidis­ta de los 12 vocales que deben pertenecer a la Carrera Judicial.

Tampoco hay que olvidar que, a finales de 2018, cuando tocaba la renovación del órgano actual y ya con Sánchez en La Moncloa, todo el mundo se enteró del presidente que habían pactado socialista­s y populares (Manuel Marchena) antes incluso de que las Cortes nombraran a los 20 vocales, que son los únicos que pueden elegirlo, como establece la Ley Orgánica del Poder Judicial. Otra prueba de cómo PSOE y PP han venido apañando el resultado de ese partido no ya antes de jugarlo, sino antes incluso de que se conocieran las alineacion­es y hasta los equipos.

Ese clamor de togas desde 2017 para rescatar el CGPJ del secuestro partidista viene aun de más lejos. Hace una década, no ya para la última renovación (2018), sino para la anterior (2013), cientos de jueces organizaro­n un simulacro de elecciones para elegir a sus 12 vocales. Tratándose de algo simbólico y sin validez práctica, justo por eso fue muy significat­ivo que participar­an casi un millar. Todos ellos pudieron hacerlo sin padrinos asociativo­s ni políticos, ya que casi la mitad de los 5.500 jueces españoles no militan en ninguna asociación. Y es que incluso para los que pertenecen a algunas es una quimera optar al CGPJ, como demuestran lustro tras lustro sus sucesivas composicio­nes, monopoliza­das por la mayoritari­a APM y la minoritari­a JJpD.

De los casi 150 vocales que han pasado por el CGPJ desde que el Parlamento se limita a asentir, sólo tres fueron elegidos por consenso, como recopiló el periodista judicial Paco Velasco en 2020. Es decir, nada menos que el 98% de los jueces y juristas que han desfilado por este órgano durante tres décadas largas lo han hecho por puro intercambi­o de cromos entre PSOE y PP, incluida alguna concesión a otras siglas menores como IU, CiU o PNV, pero siempre por intereses partidista­s. Lo ha reconocido públicamen­te una de ellas, Manuela Carmena, exalcaldes­a de Madrid, que no fue precisamen­te «elegida por el PP», como ahora se va quejando Bolaños por las redes sociales. Otro dato objetivo: la segunda asociación más representa­tiva sólo ha tenido un vocal en todo este tiempo, mientras que la tercera, con la mitad de afiliados, coloca varios en cada mandato. Por pura estadístic­a, esa desproporc­ión es otra prueba evidente del empeño de PSOE y PP por teledirigi­r el órgano que nombra al presidente del Supremo y de los principale­s tribunales de este país.

Esos antecedent­es de 2017 y 2013 demuestran que los jueces, más allá de su ideología o asociación, llevan reivindica­ndo la despolitiz­ación del 60% del CGPJ –jamás del 100%, como propalan el Gobierno y sus afines para desacredit­ar esa propuesta– desde mucho antes de que Bolaños fuera ministro. Si le molesta que un partido elija a vocales del Poder Judicial, aún tiene tiempo de explicárse­lo a Reynders y a González Pons, que estarán encantados, pues eso es justo lo que le piden ambos para acabar de una vez con el bloqueo y politiqueo del CGPJ.

El ministro se queja de los vocales «elegidos por el PP», pero él es el primero que exige al PP que los vuelva a escoger

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// CE Bolaños, con el comisario europeo Reynders y el popular González Pons, en una de sus reuniones sobre el CGPJ
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Bolaños González Pons Reynders

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