ABC (Galicia)

La Justicia alemana obliga a publicar las actas de la pandemia

▶ El gobierno no siguió siempre las recomendac­iones del comité de expertos

- ROSALÍA SÁNCHEZ CORRESPONS­AL EN BERLÍN

Las actas del equipo de crisis del Instituto Robert Koch (RKI), el comité de expertos que asesoró al gobierno alemán durante la pandemia, fueron considerad­as informació­n clasificad­a y, por tanto, confidenci­al. Pero tras admitir a trámite una demanda presentada por la revista ‘Multipolar’, los tribunales han obligado a poner estos documentos a disposició­n de los periodista­s. La decisión judicial era delicada, porque la revista pertenece, entre otros, al autor Paul Schreyer, que ha publicado libros con historias de conspiraci­ón sobre los ataques del 11 de septiembre y ha pedido una mayor comprensió­n en Alemania hacia la política rusa. El tribunal ha considerad­o que prevalece el derecho de informació­n y el mantenimie­nto de la transparen­cia.

Las actas publicadas, más de 2.000 páginas, finalizan en abril de 2021 y han sido entregadas con párrafos tachados en negro, allí donde los expertos discutían sobre casos concretos y en los que se referían a personas o institucio­nes por su nombre propio, colegios, hospitales o residencia­s de ancianos. La revista ha subrayado que los expertos expresaban dudas durante las deliberaci­ones. Los medios alemanes, sin embargo, aceptan con normalidad el hecho de que los expertos discutiese­n primero, antes de tomar una decisión que después defendían de modo unánime.

Según ‘Multipolar’, los documentos publicados muestran cómo se tomó la decisión el 17 de marzo de 2020 de cambiar la evaluación de riesgo relativa al nuevo coronaviru­s de «moderado» a «alto». Un día antes, se indicó en los documentos que se había preparado una nueva evaluación de riesgos y que debía «mejorarse». «La evaluación de riesgos se publicará tan pronto como (un nombre personal) dé una señal», se lee, de lo que la revista deduce que cambiar el nivel de riesgo se hizo por orden de un actor político externo.

Lo que resulta indudable, a la luz de las actas, es que el Gobierno alemán tomó decisiones que no respondían a las recomendac­iones de los expertos. El 30 de octubre de 2020, el RKI dejó claro que «no hay pruebas de la efectivida­d del uso de mascarilla­s FFP2 fuera de la seguridad laboral y el entorno sanitario». Pese a ello, el Ejecutivo de Merkel hizo más estricto su uso y pasaron a ser obligatori­as.

«La vacuna es imperfecta»

El equipo de crisis consideró además muy críticamen­te la aplicación de la vacuna de AstraZenec­a, que el Ministerio de Sanidad puso a disposició­n del público. El 8 de enero de 2021, los virólogos estuvieron de acuerdo en que «no es un éxito seguro como los demás, ya que la vacuna es menos perfecta». Sólo dos meses después, la Comisión Permanente de Vacunación (Stiko) recomendó la vacuna para todos los grupos de edad. Los expertos, por último, desaconsej­aron el cierre de colegios y guarderías y el gobierno alemán envió a los escolares a casa.

Hendrik Streeck, director del Instituto de Virología del Hospital de Bonn y miembro del Consejo de Expertos invita a aprender de los errores cometidos y asume que, en la pandemia, «la discusión científica debería haber sido más visible para el público».

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// IGNACIO GIL Jerónima, de 105 años y su hijo José en una residencia de Alcalá de Henares (Madrid)
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// EFE Pacientes inoculados con la vacuna de AstraZenec­a, en Colonia en 2021

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