Trump hace fortuna: fenómeno bursátil y vendedor de Biblias
▶La salida a Bolsa de Truth Social, la red que sacó cuando fue suspendido en otras plataformas, ha sido un bombazo ▶Entra por primera vez en Bloomberg Billionaires Index, la lista de las 500 personas más ricas del mundo Los buzos hallan los cuerpos de dos
La montaña rusa en la que va montado Donald Trump ha pegado giros bruscos en los últimos días. La semana pasada, el expresidente decía que no podía afrontar el pago de una fianza de más de 450 millones de dólares que le exigían en los juzgados de lo civil de Nueva York. Y esta semana Trump ha entrado por primera vez en Bloomberg Billionaires Index, la lista de las 500 personas más ricas del mundo. El candidato republicano por tercera vez a la Presidencia de EE.UU. está en el puesto 328, con 7.810 millones de dólares.
El gran activo de Trump es su marca personal, que va más allá de una popularidad inmensa en buena parte de EE.UU.: hay millones de personas que tienen una fe ciega en él. Muchos le comprarían un crecepelo o un remedio mágico contra la artrosis si el expresidente los pusiera a la venta.
Trump, sin embargo, ha hecho algo mucho más lucrativo: ha sacado a Bolsa a Truth Social, la red social que creó como respuesta a la suspensión que impusieron a sus cuentas plataformas como Twitter, Facebook o Instagram tras el asalto al Capitolio de enero de 2021 por una turba de sus seguidores.
Los números de Truth Social son insignificantes. En los primeros meses de 2023 acumuló 49 millones de pérdidas. Eso es normal en los comienzos de cualquier empresa, en especial, en el sector tecnológico. Pero dicen mucho más sus ingresos: apenas un millón de dólares por trimestre el año pasado. O sus visitantes, cerca de cinco millones el pasado febrero. Son números ridículos comparados con sus competidores, como los 2.000 millones de visitantes de Instagram o los 135.000 millones de dólares en ingresos el año pasado de la compañía que lo controla, Meta.
Todo eso da igual. Porque, de alguna manera, Trump, que controla el 60% de la compañía, se ha sacado a Bolsa a sí mismo. Truth Social es solo una representación de su imagen pública, toda la red social está montada alrededor de los contenidos que él comparte allí. El símbolo bursátil de la compañía son sus iniciales, DJT. Y su legión de seguidores han acudido en tromba a quedarse con un trozo del multimillonario neoyorquino.
‘Acción meme’
Trump Media & Technology Group salió a Bolsa el martes en el Nasdaq y la acción se disparó. Durante la primera jornada de cotización, llegó a subir un 60%. Cerró con un impresionante 16% en verde y la fiebre se prolongó hasta el día siguiente, con subidas similares. A Trump ayer le debían estallar los botones de la camisa: con casi 9.000 millones de dólares, su compañía superaba en capitalización a la de ‘The New York Times’, el símbolo de la prensa progresista con la que ha batallado
El gran activo de Trump es su marca personal: muchos le comprarían un crecepelo o un remedio contra la artrosis si los vendiera
Los buzos encontraron los cuerpos de dos obreros –un total de seis, de origen latinoamericano, han sido dados por muertos– en las frías aguas del puerto de Baltimore tras el colapso del puente Francis Scott Key al chocar un carguero contra uno de sus pilares. «Estaban en el interior de una camioneta roja sumergida a unos 25 pies» [7,5 metros de profundidad], informó el coronel Roland Bulter, superintendente de la Policía del estado de Maryland. Se trata del desde que irrumpió en política en 2015.
La cabalgada bursátil de Truth Social de esta semana es la confirmación de que se trata de lo que se conoce como ‘acción meme’, en la que su capitalización y el hambre de los inversores no tienen relación con las finanzas reales de la compañía. Es un fenómeno que cautivó a los mercados hace un par de años, con el despegue, por ejemplo, de valores como GameStop, en ese caso, por un esfuerzo concertado de miles de inversores particulares.
El caso de Truth Social es extremo. La red social Reddit, que salió a Bolsa hace poco y se revalorizó con mucha fuerza, tiene una capitalización diez veces mayor que sus ingresos anuales. En el caso de Nvidia, el gran fenómeno bursátil del último año, es 25 veces mayor. La de Truth Social es dos mil veces mayor.
La de la compañía de Trump es una ‘acción meme’ especial. En ella se han mezclado especuladores que han calculado que mucha gente invertiría y seguidores acérrimos de Trump, para quienes la compra es una declaración política. Los primeros tendrán que elegir cuándo es un buen momento para cobrar la ganancia. Al cierre de esta edición, la acción de Trump perdía más de un 6%, en una muestra de la volatilidad y los riesgos que encarna. Son los segundos, los leales del expresidente, los que podrían llevarse la peor parte.
Como pasa con todos los valores ‘meme’, «en algún momento esto también regresará a la Tierra», defendió el analista Tom Essaye, de Sevens Report Research, en la cadena ABC News. «La realidad financiera siempre gana. ¿Cuándo? Es muy difícil saberlo».
Una cuestión clave es qué hará mexicano Alejandro Hernández Fuentes, de 35 años, y del guatemalteco Dorlian Ronial Castillo Cabrera, de 26.
El sonar muestra que los vehículos están aprisionados entre escombros de acero y hormigón. El barco emitió una llamada de auxilio antes de la colisión, lo que llevó a la Policía a cortar el tráfico. Esto probablemente salvó vidas. Pero no hubo posibilidad de evacuar a los trabajadores que reparaban baches en la autopista del puente.
Trump con la fortuna que acaba de encontrar y que ha duplicado de largo su patrimonio. Porque el expresidente, con una fortuna hasta ahora basada en el ladrillo, necesita líquido –como dejó claro en el depósito de la fianza, pero también para gastarlo en su campaña– y podría querer rentabilizar el subidón bursátil antes de que el champán se quede sin burbujas.
No tocar nada... de momento
Eso tiene muchos problemas. Trump no puede vender ninguna de sus acciones durante un periodo de seis meses, a no ser que cuente con la aprobación del consejo de su compañía. Eso no sería difícil –allí tienen asiento gente de su confianza, empezando por su hijo–, pero si lo hace mandaría un mensaje al mercado que hundiría el valor de la acción y cabrearía a sus votantes. El plan debería ser no tocar nada hasta, al menos, la elección de noviembre y confiar en que su presidencia mantenga el valor de la acción. O que, si esta se hunde, que al menos le pille ya en la Casa Blanca.
Mientras tanto, Trump no deja de aprovechar su figura para seguir accediendo a líquido. Esta misma semana, se ha puesto a vender Biblias. «Todos los estadounidenses deberían tener
una Biblia en su casa, yo tengo muchas», dice en un anuncio Trump, un ligón neoyorquino casado en terceras nupcias a quien no se le conocía fervor religioso hasta su candidatura a la presidencia. «Es mi libro favorito».
La venta de Biblias, a 60 dólares por texto sagrado, está dentro de un acuerdo de licencia de su nombre, una manera con la que Trump ha hecho dinero toda la vida. Antes, con casinos, hoteles o universidades. Ahora, también desde zapatillas doradas –las presentó este año, cuestan 400 dólares– hasta libros de fotos e incluso chuletones.
Pero, al contrario que una Biblia o que un pedazo de carne, la acción puede desplomarse y quedarse en nada. Incluso si Trump no vende hasta que el valor caiga un 90%, el expresidente saldrá de esta con 500 millones de dólares en su bolsillo. El problema será para los pequeños inversores que hayan confiado en él.