Madrid rinde pleitesía a Ramón Montoya, el ‘Papa de la guitarra flamenca’
▶ Grandes figuras del flamenco como Rafael Riqueni o Alejandro Hurtado homenajean al maestro madrileño
«Pocas veces se habrá visto una cosa igual a como tocó aquel hombre. Cuando a él le pareció, levantó la guitarra y se la ofreció a quien quisiera seguir tocando, pero nadie se atrevió a cogerla», declaró el gran cantaor Antonio Mairena sobre Ramón Montoya a mediados del siglo XX. No es la única muestra de admiración que le han dedicado a este célebre guitarrista madrileño desde que murió, en 1949, en su casa del barrio de Lavapiés, arropado por una multitud que le rendía sincera pleitesía.
Desde aquel 20 de julio en que se fue «toda una época de lo flamenco en su más recia y sincera expresión», según contaba la necrológica de ABC, todos los grandes tocaores hasta el día de hoy han declarado sentirse en deuda con Montoya. Desde Sabicas a Paco de Lucía, pasando por Serranito, Manolo Sanlúcar, Tomatito, Vicente Amigo, Rubén Cañizares, Rafael Riqueni y todas las jóvenes figuras de la guitarra, con Alejandro Hurtado (San Vicente del Raspeig, 1994) a la cabeza. «No cabe duda de que Montoya supuso un antes y un después en la historia del flamenco. Me siento muy identificado con su forma de tocar y expresarse», asegura el guitarrista alicantino.
Hurtado –que responde el día después de haber ofrecido dos conciertos en Croacia– será una de las figuras que rendirá homenaje al histórico maestro madrileño en el primer Festival de la Guitarra Flamenca organizado por la Comunidad de Madrid, que se celebrará en los Teatros del Canal de Madrid entre el 30 de abril y el 4 de mayo. Dirigido por Antonio Benamargo, cada edición estará dedicada a un maestro fundamental de la guitarra, a su obra y a su huella artística. Además de las cuatro galas de este año, se celebrarán mesas redondas, ponencias y actuaciones paralelas.
Entre los guitarristas que protagonizarán los conciertos principales en los Teatros del Canal, están Rafael Riqueni (1 de mayo), Gerardo Núéz (2), Hurtado (3) y Alfredo Lagos (4), acompañados en las diferentes galas por otras figuras del cante, como Jesús Mézdez, y del baile, como la premio Nacional de Danza Patricia Guerrero. La idea es que cada año sea una cita monográfica dedicada al arte jondo y complementar, de esta forma, los festivales ya existentes en la capital dedicados al flamenco.
Como el resto de, Alejandro Hurtado reconoce que Montoya es uno de los guitarristas que más le han influenciado. De hecho, a él y a Manolo de Huelva, otro gran figura histórica, les dedicó su primer disco: ‘Maestros del arte clásico flamenco’ (2022). Un trabajo en el que tuvo la oportunidad de aproximarse a las técnicas de estos dos genios y reinterpretar sus composiciones con la mirada puesta en el presente, pero con una gran diferencia. Para la grabación pudo utilizar la famosa guitarra original del madrileño construida en 1916, conocida como ‘La Leona’.
«Lo primero que escuché de Montoya en el conservatorio fueron las malagueñas que grabó con Antonio Chacón, ‘Del Convento Las Campanas’. Después, las bulerías y los fandangos que hizo con el cantaor Manuel Vallejo. Fue algo sagrado, así que me fui metiendo hasta que, de casualidad, me enteré de que la familia de Rodrigo de Zayas [historiador y musicólogo sevillano] conservaba en su archivo las dos guitarras. Me dejaron verlas y, una vez allí, me preguntaron si quería tocarlas. ¡Imagínate! ¡Tocar la música de Montoya con el mismo instrumento con el que él acompañó a Vallejo y a Chacón! La probé con un trocito de su rondeña y otro de su granaína. La guitarra tenía más de un siglo y alguna reparación, pero… sin que me escuche nadie [risas], sonaba mejor que las guitarras de los grandes guitarreros de hoy. Fue increíble, como viajar en el tiempo, con esas cuerdas de tripa y seda de antes, que le daba mucha proyección y sonido muy diferente a las guitarras actuales», cuenta Hurtado.
Con ese instrumento Montoya provocó una auténtica convulsión en el flamenco en la primera mitad del siglo XX. Una revolución cercana a la que, medio siglo después, protagonizó Paco de Lucía. Según José Manuel Gamboa, guitarrista, premio Nacional de Flamencología y productor de discos de Enrique Morente y Carmen Linares,
nadie como el maestro madrileño supo adaptar las técnicas de la música clásica a la guitarra flamenca, pero manteniendo siempre el espíritu propio de este arte e, incluso, dándole lustre.
Montoya fue, de hecho, el primer concertista de flamenco en toda regla. Fue capaz de construir un repertorio único y personal, exclusivamente flamenco, que grabó en una época en la que los guitarristas estaban condenados a acompañar a los cantaores. Cualquier otra cosa (alejada de esta tradición inamovible) era considerada una marcianada, una ofensa. Y así fue capaz, sobre todo fuera de España, de dar recitales enteros en importantes teatros él solo.
«Aconteció algo que no se da con mucha frecuencia: fue necesario abrir las puertas de la gran Sala Pleyel debido a la gran afluencia de público que se congregó en las taquillas. ¡El señor Montoya puede jactarse de haber innovado en la materia!», escribió el crítico del diario ‘Le Jour’, Juan-Pierre Leroi, en el primero de los diez conciertos que ofreció en París en 1938. «Esa fue su mayor revolución, incorporar las técnicas de la guitarra clásica a la flamenca y actuar él solo por medio mundo. Además, trajo a este mundo nuestro los armónicos, las escalas, los trémolos y los arpegios y desarrolló la mano izquierda como nadie. Antes de Montoya nada de eso existía en el flamenco. Por eso sus compañeros le llamaban el ‘Papa de la guitarra flamenca’», concluye Hurtado.
«¡Imagínate! ¡Tocar la música de Montoya con la guitarra de 1916 con la que él mismo acompañó a Manuel Vallejo y Antonio Chacón!»