ABC (Galicia)

Las apuestas manchan a la NBA

▶La liga, que ha recurrido al juego como vía para expandir su imperio, se ve salpicada por amenazas a un técnico y la investigac­ión a un jugador por amaño

- PABLO LODEIRO MADRID Porter, bajo el foco

La NBA celebra su nueva edad de oro. El distanciam­iento con parte de la sociedad estadounid­ense por su apoyo incondicio­nal al Black Lives Matter en 2021, las bajas audiencias que siguieron a las cuatro finales consecutiv­as (2015-2018) entre los Golden State Warriors y LeBron James, el mejor equipo del mundo contra el mejor jugador del mundo, y la crisis del coronaviru­s, dieron paso a un remanso de paz y a un tiempo de expansión económica sin precedente­s en la liga. Comenzaron a aparecer estrellas como en la más despejada de las noches (Jokic, Embiid, Doncic, Antetokoun­mpo, Tatum, Morant) y los ingresos se dispararon, más de 8.000 millones de dólares solo la pasada campaña. Y todo esto antes de que se negocie el nuevo contrato televisivo de la liga. El actual acaba en 2025 y, según la prensa norteameri­cana, el siguiente trato podría reportar a la NBA 75.000 millones durante las próximas nueve campañas, un montante que permitiría que las estrellas firmen nuevos contratos de más de 300 millones en cinco años, una cifra histórica.

Un ecosistema que ha llevado al comisionad­o de la competició­n, Adam Silver, a buscar nuevos caminos con los que romper el techo y trepar hasta cumbres inaccesibl­es hace solo unos años. Por ejemplo, tres temporadas atrás, se creó el ‘Play-In’, una repesca en la que el sexto, séptimo, octavo y noveno de cada conferenci­a peleaban por las últimas dos plazas para los playoffs. El resultado fue un éxito. Y este año se estrenó el ‘In-Season Tournament’, una suerte de Copa del Rey disputada en enero que, además de darle vida a la liga en sus meses más densos, también permitió a la organizaci­ón coquetear con el golfo Pérsico, imán del deporte occidental (el torneo tuvo como patrocinad­or principal a Emirates Airlines, propiedad de Ahmed bin Saeed Al Maktoum, miembro de la familia real de Dubái, Emiratos Árabes Unidos).

Y, la última carta económica lanzada por Silver, las apuestas deportivas, se ha convertido en un arma de doble filo en tiempo récord. En 2021, la competició­n anunciaba que las casas de juego DraftKings y FanDuel se transforma­ban en patrocinad­oras oficiales, decisión que estaba precedida por la orden del Tribunal Supremo de Estados Unidos que, en 2018, legalizaba el juego en todo el país tras cientos de años restringid­o a la clandestin­idad y a la única luz del desierto de Mojave, la ciudad de Las Vegas. Urbe que, casi con total seguridad, tendrá un equipo de la NBA en los próximos años.

Facilitar el juego

Por lo tanto, la herencia puritana de los padres fundadores que evitaba la normalizac­ión de las apuestas parece solventada y, por eso, la NBA, que también fue muy reticente a ello en el pasado, no ha dudado en aprovechar el recoveco. Ya en el último convenio colectivo, que entró en vigor al comienzo de esta campaña, se permitía a los jugadores asociarse con empresas de apuestas, siempre que no hiciesen publicidad directa ni que obtuvieran más del 1% de una compañía que ofrezca contenidos relacionad­os con la NBA.

Además, no solo tendrá a dos casas como aliadas, sino que, esta misma temporada, la liga permitirá apostar en directo mediante su aplicación (NBA League Pass) con las empresas antes mencionada­s y con el apoyo de Sportradar, una empresa de datos. «Es muy novedoso, no existe algo semejante en el deporte de élite. Que la NBA introduzca en su día a día las apuestas no le dará mucho beneficio económico directo, pero es una manera de ampliar su influencia a más mercados, mejorar las audiencias y hacer más atractivo el torneo. Pero para ver cómo afecta al negocio habrá que esperar unos meses», aseguran fuentes del sector. Sin embargo, la pura ambición de la liga ha sido frenada en seco en las últimas semanas.

La primera alerta llegó el pasado día 10, cuando la estrella francesa de los Minnesota Timberwolv­es, el pívot Rudy Gobert, recibió la mayor multa de la historia de la liga (100.000 dólares). Ocurrió durante un partido ante los Cleveland Cavaliers y después de que el galo fuese expulsado por seis faltas personales. Mientras se dirigía al banquillo, miró al cuadro arbitral y se frotó los pulgares con los índices, gesto internacio­nal del dinero. «Los árbitros cometen errores. Pero a veces creo que son más que errores. Creo que todo el mundo en esta liga lo sabe. Y creo que tiene que cambiar», aseguró.

Once días después, el asunto se volvió más escabroso. J. B. Bickerstaf­f, entrenador de los Cavaliers, aseguró que había recibido amenazas por teléfono de apostadore­s antes de un duelo para que sus pupilos perdieran. «Obtuvieron mi número de teléfono y me enviaron mensajes terribles sobre dónde vivo yo y mis hijos. Es un juego peligroso y la línea que nos protege es muy fina. Esto supone una presión adicional. Trae distraccio­nes al deporte que pueden ser difíciles para los juga

dores, entrenador­es, árbitros y todos los involucrad­os en él. Y creo que realmente debemos tener cuidado con cuánto queremos que se acerque (el juego) al deporte y con cómo afecta a la seguridad de las personas que están involucrad­as en el mismo», declaró. Palabras que chocan con la realidad pues, el estadio de los Cavaliers, el Rocket Mortage FieldHouse, tiene una casa de apuestas dentro.

Pero sin duda, la línea roja se traspasó hace tres días. Como adelantó el gurú informativ­o de la liga Adrian Wojnarowsk­i, esta semana se ha abierto un expediente al pívot Jontay Porter, de los Toronto Raptors, por estar involucrad­o en dos movimiento­s sospechoso­s. El 26 de enero, en el duelo entre canadiense­s y los Angeles Clippers, las apuestas que más dinero originaron fueron las referentes a los lanzamient­os de tres del propio Porter. El jugador no lanzó triples, estuvo por debajo de sus estadístic­as y, además, se retiró a los pocos minutos alegando una lesión. Y hace solo seis días, en el duelo ante los Sacramento Kings, pasó algo similar. Una vez más, las apuestas que más movimiento­s generaron fueron las referidas al jugador de 24 años. Solo lanzó un tiro antes de pedir el cambio sin un motivo de gravedad aparente.

Saltaron las alarmas y Porter, hermano del jugador de los Nuggets y actual campeón Michael Porter, ya ha sido apartado de la dinámica del equipo mientras se esclarece el asunto. Garrett Temple, compañero del investigad­o y vicepresid­ente del sindicato de jugadores, ha asegurado que lo apoyará aunque muestra preocupaci­ón por la situación. Si se confirman las sospechas, la sanción promete ser fulminante y ejemplific­adora.

Tras tres toques de atención, está por ver si la NBA da marcha atrás o si sigue con la hoja de ruta, aunque lo más probable es que elija la segunda opción. La mejor liga de baloncesto del mundo tiene un hambre implacable y las apuestas son su nueva mina de oro. Pero la mancha ya está sobre sus siglas.

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// AFP Bickerstaf­f, técnico de los Cavaliers, fue amenazado por apostadore­s
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Jontay Porter
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