LA AMENAZA ISLAMISTA SE ACTIVA
EDITORIALES
La matanza de Moscú ha vuelto a atraer la atención sobre el terrorismo yihadista donde Daesh del Jorasán se ha convertido en la principal amenaza global
La matanza en Moscú reivindicada por Daesh del Jorasán ha vuelto a atraer la atención sobre el fenómeno del terrorismo islamista, cuya intensidad había bajado notoriamente desde que el califato que el autoproclamado Estado Islámico implantó en Irak y Siria en 2014 fuera derrotado por Rusia e Irak en 2017 y por las fuerzas kurdosirias en 2019. Sin embargo, la amenaza se había atenuado pero no había desaparecido. Según un informe del Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo, al que tuvo acceso este periódico, en 2023 se produjo un incremento leve de las acciones terroristas respecto del año anterior, pero un aumento muy significativo de la cifra de víctimas que pasó de 8.305 a 9.572, lo que supone un 15% más que en 2022.
Los ataques de Hamás contra Israel en octubre de 2023 activaron las alarmas de los servicios de inteligencia que, desde entonces, ya esperaban un incremento de la actividad de los grupos yihadistas en todo el mundo, pero el hecho de que la mayoría de las víctimas de 2023 se produjeran en acciones terroristas en Asia y en África Occidental ha hecho que Occidente, que había dejado de considerar la violencia islamista como una amenaza inminente, mantuviera una actitud confiada hasta la semana pasada. Además, las dos grandes franquicias del radicalismo islámico –Al Qaida y Daesh– se han subdividido en nuevas facciones que muestran un mayor dinamismo como es el caso de Estado Islámico del Jorasán que se ha convertido en la mayor amenaza terrorista a nivel mundial en este momento. A diferencia de Al Qaida, que no suele actuar en Afganistán o Pakistán porque recibía protección en esos países, Daesh del Jorasán es enemigo de los talibanes, a los que considera herejes, y está en guerra con Irán y Pakistán, siendo este último país donde tiene zonas liberadas desde las que opera.
Precisamente a este grupo estaría afiliado el presunto militante del Daesh que fue detenido en Barcelona por las fuerzas de seguridad el 16 de marzo pasado, antes de la matanza de Moscú. Los agentes descubrieron criptomonedas durante la operación, lo que confirma que estos grupos están a la última en utilización de tecnología para planificar y organizar sus crímenes. La extorsión, el comercio ilegal, el secuestro de personas y el fraude en la web forman parte de la moderna caja de herramientas de los grupos terroristas, como bien saben los cuerpos de seguridad. Es cierto que también se siguen usando medios tradicionales, como el hawala, un sistema de préstamos informales basados en la palabra empeñada, para reunir dinero para determinadas causas, pero lo que sucede es que mientras la tecnología y los terroristas corren, la legislación se arrastra. Ya no sólo son insuficientes los pinchazos telefónicos, sino que los investigadores necesitan medios tecnológicos más avanzados para poder interceptar las nuevas aplicaciones de mensajería y los dispositivos que se utilizan en la llamada ‘Dark Web’.
Pese a las dificultades, las detenciones practicadas por las fuerzas de seguridad españolas contra sospechosos de terrorismo yihadista se han duplicado en dos años pasando de 39 a 78, según datos del Ministerio del Interior. España está especialmente atenta a la evolución de la situación en el Sahel y en el Golfo de Guinea, donde el repliegue de las potencias europeas está provocando un vacío de poder que está siendo aprovechado por redes terroristas, criminales, de piratería y de tráfico de personas.