ABC (Galicia)

La mala racha de Abel Caballero

▶La derrota humillante el 18F, la huelga del bus urbano, el sobrecoste del ascensor futurista. El alcalde de Vigo acumula reveses, parapetado en su ‘absolutísi­ma’

- PABLO PAZOS SANTIAGO

La noche del 18 de febrero, no es difícil suponer que a Abel Caballero le costó conciliar el sueño. Venía de sufrir un revolcón en las urnas, en unas elecciones, las autonómica­s, donde formalment­e no competía. Pero sí lo hacía. De ahí que se implicara como nunca, compartien­do incluso cartelería con el candidato del PSOE, José Ramón Gómez Besteiro. «Desta vai». Y fue, en Vigo, un doloroso, humillante tercer puesto para el alcalde, superado no sólo por el PP, sino también por el BNG, aupado a fuerza más votada. Apenas un 20% de los vigueses eligieron la papeleta con el puño y la rosa, 12 puntos menos que en 2020. Un resultado que escuece. Como los de Redondela y Moaña (BNG), y Nigrán (PP). Como haber perdido, en las locales de 2023, la Diputación de Pontevedra. Y ver de nuevo al PP arrancar el curso en Soutomaior, donde Carmela Silva había ordenado retirar una placa en la que se mencionaba al padre de Alfonso Rueda. Caballero no pasa por su mejor momento.

El alcalde siempre puede consolarse esgrimiend­o que una mala racha la tiene cualquiera. Le siguen llamando las television­es nacionales y gobierna con mayoría absolutísi­ma. A sus 77 años, no hace tanto dijo aspirar a seguir en el cargo ya centenario. Biología aparte, aun perdiendo un escaño en cada convocator­ia, como ocurrió de 2019 al 23, lo tendría al alcance de la mano. De momento, tiene enfrente a un PP embarcado en otra fase de interinida­d y a un BNG en ascenso, pero sin el músculo suficiente para hacerle verdadero daño.

El contexto, en todo caso, no le ayuda. El 18F, el PSdeG se desplomó. Desde entonces afronta un proceso de reconstruc­ción que comandará quien firmó el peor resultado histórico del partido en unas gallegas, Gómez Besteiro. Mientras, en Madrid, Pedro Sánchez tira más que nunca de manual de resilienci­a, pendiente de lo que ocurra en los comicios vascos y catalanes. Por lo de pronto, ha decidido prorrogar los Presupuest­os

El veterano regidor socialista se implicó como nunca en unas elecciones autonómica­s y fue tercero, por detrás de BNG y PP

Sin PXOM y el conflicto de Vitrasa sin zanjar, como manchas en el expediente; y sin ayuda de un Sánchez que prorroga Presupuest­os

Generales del Estado. Malas noticias también para Vigo, por más que el Gobierno mantenga que no peligra la agenda gallega. Véase la conexión ferroviari­a con Portugal, la salida sur. O la variante de Cerdedo. El ministro del ramo, Óscar Puente, sale junto a Caballero en esas imágenes que han quedado para la posteridad, llegando a Vigo en Talgo, en la víspera de Reyes, prometiend­o los trenes Avril para finales de este mes. Con José Ramón Gómez Besteiro besando la locomotora. Ahora, la llegada de la alta velocidad entra en la categoría –parafrasea­ndo al ministro– de petición a Sus Majestades de Oriente. Por no hablar de la costosa inversión para conectar directamen­te Vigo con Madrid. La solución: disparar a la Xunta. Como con la línea a Oporto, que en campaña dio pie a acusar a Rueda de agachar la cabeza ante Isabel Díaz Ayuso y su contraprop­uesta Madrid-Lisboa. Cuando Stellantis se vuelve a quedar fuera del Perte VEC, cortina de humo: «El Gobierno asignará los fondos europeos que necesita»; y el ataque, a la Xunta: «Le tienen tanta tirria a la ciudad de Vigo...».

El enemigo de siempre

El viejo recurso de revolverse contra San Caetano no pasa de moda en el gobierno local vigués. «Una vez más, la Xunta quiere engañar a la ciudadanía»,

cercano; y condenase al Concello a «corregir las deficienci­as detectadas en los planos que delimitan el ámbito del proyecto». Efectos del «urbanismo a la carta», criticó el BNG; poca cosa, minimizó el gobierno local, que anunció recurso. En el caso de la recuperaci­ón de la Panificado­ra, sólo le sirvió para fracasar ante el Tribunal Supremo.

Mientras, es directamen­te imposible alquilar en el centro, donde cada año están más hartos del ruido y los atascos que provoca el despliegue navideño del alcalde –despliegue que en la última edición arrancó a medio gas, con un buen número de calles sin la iluminació­n instalada–. Quien puede ser marcha a localidade­s cercanas y más asequibles, como Porriño.

El ‘conmigo o contra mí’ exhibido por el alcalde con la Navidad es una venda que le impide ver que no todos los vigueses comulgan con las formas del veterano regidor socialista. Los irritados vecinos del centro no son los únicos que han salido a protestar. También los de Beade, amenazados por un vial. El rural, que se siente abandonado. Como la periferia, la que no sale por televisión. Y también, en capítulo aparte, los trabajador­es de Vitrasa, la concesiona­ria del transporte público urbano.

Más de 12 millones

Más de 100 días se prolongó la huelga indefinida de los trabajador­es de Vitrasa, que intensific­aron así el pulso que ya venían manteniend­o con la empresa. Al fondo, un ejecutivo local que cargaba las tintas contra empleados –por tener a los vigueses de «rehenes»– y oposición –según Caballero, los paros los instigaban PP y BNG, en una maniobra «política»–. Vehículos quemados y apedreados, coberturas insuficien­tes, usuarios hartos, imagen pésima. El 8 de marzo hubo fumata blanca y acabó la huelga. Pero no el caso Vitrasa. Se resume en tres palabras: reequilibr­io económico-financiero. Ocultado durante meses el informe del intervento­r, éste fija en 12,1 millones de euros la cantidad que ha de abonar el Concello; pero advierte de que debe ser recalculad­a a raíz de la sentencia (TSXG, 20 de febrero) que insta a revisar la tarifa de 2021. Sin que en los presupuest­os de este año figure partida alguna a tal efecto, ni posibilida­d de que se zanje antes del verano, denuncia la oposición.

Caballero podrá mirar para otro lado con Vitrasa, pero difícilmen­te con uno de sus proyectos fetiche: el Halo, el ascensor panorámico, artefacto estrella de ‘Vigo Vertical’ (rampas, escaleras mecánicas, etc), que se ha convertido en noticia en páginas de sucesos (suicidios) y por su brutal sobrecoste. «Te tienes que reír», reaccionó el PP cuando Caballero negó la mayor. De 7,2 millones a 15,8; y «puede acabar rondando 20 millones», apuntó el BNG. Su portavoz, Xabier P. Igrexas, lo ha rebautizad­o como «el ascensor de Star Trek».

El ‘Vigo soy yo’, a lo Luis XIV, se le va resquebraj­ando a Caballero, entre reveses electorale­s, fiascos de gestión y manos amigas atadas. Y algún día dejará de funcionarl­e lo de culpar a la Xunta.

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// EP Caballero, escoltado por la Policía mientras es increpado por trabajador­es de Vitrasa, en imagen de archivo

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