El canto de López-Linares a la herencia española en América
▶ El director analiza a través de las voces de un centenar de expertos los lazos artísticos y culturales que perviven entre los dos pueblos
Resplandece la Casa de América a pesar del día plomizo. Y lo hace también nuestro maestro de ceremonias, sabedor de que se viste de largo tras dos años preparando la función. José Luis López-Linares nos recibe desprendiéndose de su característico sombrero fedora y su inseparable bufanda marrón. No olvida que es un día grande, pero no está nervioso; lleva mucha ‘mili’ encima, como refrendan sus tres premios Goya. El director, productor y escritor presenta hoy en la capital ‘Hispanoamérica’, el documental que sigue la estela de su premiado largometraje ‘España, la primera globalización’, y lo hace con una máxima que aflora en segundos: nos han contado mal la historia del Imperio donde nunca se ponía el sol y nos hemos tragado la falacia.
Juega con la expectativa López-Linares. El encuentro es una hora antes del preestreno de la película –que desembarca el próximo día 12 a los cines– y, una vez tras otra, nos pone los dientes largos: «Hemos entrevistado a cien expertos y rodado en lugares fundamentales como México, Perú, la selva de Bolivia, Ecuador...». La lista es inmensa, aunque no lo suficiente para él. «Al final, no son tantos como habría querido», confiesa. En todo caso, son más que suficientes para demostrar que, por mucho que algunos rabien, el colonialismo del que se acusa a la Monarquía hispánica es un concepto absurdo que se cura al viajar. «Cuando vas a América te das cuenta de que todavía existe una herencia cultural brutal que proviene del virreinato», sostiene.
Su nueva película, promete, recorre y recupera ese amplísimo poso cultural que nació tras siglos de contacto entre el Nuevo Mundo y la península en ámbitos tan variados como la arquitectura, la pintura, la escultura, las tradiciones... Y la música, la locomotora que fusionó un Imperio ubicado a ambos lados del Atlántico. Ya lo dice el subtítulo del documental: ‘Canto de vida y de esperanza’. «La historia de España no se puede entender sin los virreinatos. Es algo a lo que se da la espalda allí tanto a nivel político como ideológico, pero, cuando paseas por Quito o Lima, lo que ves es todo lo contrario», insiste.
«No somos dos entes independientes –admite el director– somos un único pueblo separado por unos pocos miles de kilómetros». Y viene cargado de historiadores para demostrarlo.
Viejos conceptos
Los ejemplos, dice López-Linares, los veremos en la película; no quiere adelantar ninguno. Prefiere centrarse en el carácter y la finalidad del largometraje. ¿Busca luchar contra la tan manida Leyenda Negra?, preguntamos. Él tuerce el gesto: es obvio que los españoles no cruzaron el Atlántico para asesinar, sino para mezclarse con los nativos y construir ciudades. «¿Por qué se asentarían en Quito, una zona alejada de la costa en mitad de los Andes, si no pensaban quedarse?». Lo de la Monarquía hispánica no fue un expolio, mantiene: «A cambio, las urbes inglesas estaban en la costa para comerciar y huir si eran atacadas».
López-Linares espera unos segundos para dar la puntilla: «La Leyenda Negra está superada. Ya la han explicado y demostrado muchos autores. Ahora tenemos que pasar a otro tema y no encallarnos». La respuesta sorprende; más, cuando des
de el Gobierno se habla de «descolonizar» museos. Pero el director lo tiene claro: «Si hay algún ministro que no la ha superado, desde luego empieza a ser su problema. Ya contamos con una base social suficiente para conseguir que las cosas cambien». En lo que a él respecta, ‘La primera globalización’ cerró este tema. «Si te empeñas en creer que tus antepasados eran unos genocidas, y te parece mal que te cuenten la verdad, hay poco que hacer», finaliza.
Y lo mismo opina de otro concepto que considera falaz. «España no tuvo colonias, tuvo virreinatos y provincias, que es algo distinto».
Somos uno
Nos despedimos y bajamos las escaleras hacia la sala de proyecciones con expectación. El resultado es el que ha prometido el director: una cinta de dos horas en la que, a través de expertos de España e Hispanoamérica, aflora la herencia rojigualda al otro lado del Atlántico. Por la pantalla desfilan, por ejemplo, las iglesias barrocas que se esconden en el corazón de selvas perdidas; todas ellas, decoradas con frescos cristianos de cinco siglos que harían estremecer a los de Sevilla. Tampoco faltan imágenes del Corpus Christi de Cusco, en Perú, con sus santos, sus oraciones y sus costaleros nativos. ¿Quién dijo colonialismo?
Aunque, como nos ha prometido López-Linares, la música es el epicentro de todo. Por un lado, ‘Hispanoamérica’ muestra el canto de los violines en plena Amazonia de las partituras que los jesuitas dejaron tras su expulsión. Y es solo uno de los muchos ejemplos, pues la primera polifonía alumbrada en América la escribió un español –Juan Pérez Bocanegra–, y en idioma nativo. A cambio, los conquistadores se empaparon del arte indio y lo trajeron a Europa. Y el que no se lo crea, debería saber que el zapateado y el cajón flamenco son una herencia directa de zonas como Perú.
Ya lo dice uno de los entrevistados: «La conquista no se hizo con la espada y la cruz, se hizo con la guitarra y la cruz».