Duelo entre Occidente y Moscú en las presidenciales de Eslovaquia
▶ El candidato prorruso cuenta con el apoyo de Orbán y quiere forzar una paz en Ucrania
Su población no llega a los cinco millones y medio de habitantes y Eslovaquia entera no alcanza ni la mitad del PIB de la Comunidad de Madrid. Si las elecciones presidenciales del país –vecino de Ucrania y en la frontera oriental de la OTAN– cobran relevancia es porque se han convertido en un duelo político entre Rusia y Occidente.
Según las encuestas para la segunda vuelta que se celebra hoy, Peter Pellegrini e Ivan Korcok están prácticamente empatados. Pellegrini, actual presidente del Parlamento, es el candidato del primer ministro antiliberal y prorruso Robert Fico. Cuenta también con el apoyo manifiesto del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, deseoso de llevar al país vecino por la camino de la autocracia.
Korcok, exministro de Exteriores liberal y prooccidental, es el candidato de la presidenta saliente Zuzana Caputová y de la oposición liberal y conservadora, que ganó la primera vuelta a finales de marzo con alrededor del 42,5% de los votos. Pellegrini recibió el 37%. El tercer clasificado, Stefan Harabin, un radical de derecha leal a Rusia, se hizo con el 12%, mientras que el candidato del partido minoritario húngaro aliado de Orbán se quedó en el 2%.
Forzar la paz
Los votos de los eliminados podrían ir a parar a Pellegrini y darle la victoria. Durante la campaña, ha reiterado que Eslovaquia no debería «dejar que Washington y Bruselas le dicten nada», por lo que llama a Ucrania a entablar negociaciones de paz con Rusia aunque lleven a ceder territorio. Korcok, diplomático de carrera, desea en cambio una Eslovaquia mirando a Occidente, y ha repetido que Rusia está «pisoteando el derecho internacional».
Aunque el poder de la Presidencia de Eslovaquia se limita a retrasar las leyes, presentarlas al Constitucional para su consideración y rechazar a los jueces que el Parlamento desea nombrar para el tribunal, el hombre que ocupe el cargo será determinante: o se convierte en un contrapeso al socialista prorruso populista Fico o bien transforma definitivamente el país en un punto de palanca de Putin y Orbán.
Las elecciones han sido precedidas de gran tensión política en las calles. Miles de manifestantes han protestado en los últimos días contra el polémico plan de Fico, que será tramitado en el Parlamento este mismo mes, para exigir a las oenegés revelar sus fuentes de su financiación y declararse «organizaciones con apoyo extranjero» cuando reciban más de 5.000 euros del extranjero en un ejercicio fiscal.
Además de violar la legislación europea, es «discriminatoria» y «afectará negativamente a todo tipo de oenegés sin fines de lucro, desde las sociales, sanitarias, educativas, deportivas, culturales y medioambientales, hasta las dedicadas a la protección de los derechos humanos», denuncia Marcel Zajac, vicepresidente del Consejo del Gobierno. La tensión se ha extendido también a los tribunales: el Constitucional ha detenido en última instancia una reforma judicial con la que Fico pretendía acortar el plazo de prescripción de los delitos de corrupción también después de que se produjeran multitudinarias manifestaciones en las calles. «Fico está poniendo a prueba todos los límites de la democracia», ha lamentado la opositora Caputová.
Con su propio candidato en la Presidencia, nada se interpondría entre
Fico y su programa para desmontar el Estado de derecho en Eslovaquia.
«Fico moviliza a un nuevo electorado al utilizar temas y narrativas de la extrema derecha», explica la periodista eslovaca Zuzana Kepplová. «Aunque en teoría es de izquierda, se involucra incluso en las narrativas políticas de la derecha alternativa global», señala. «Más allá de su retórica populista, en el pasado ha sido un político pragmático», juzga Adéla Jurecková, directora de la Fundación Heinrich Böll en Praga. «Pero ahora ha ido demasiado lejos en su búsqueda de chivos expiatorios de las minorías, las oenegés y las fuerzas liberales, por lo que si se hace también con la Presidencia la situación sería muy preocupante».
Espaldarazo al Kremlin
Tomislav Delinic, director de la oficina en Eslovaquia de la Fundación Konrad Adenauer, cercana a la CDU, advierte que «las últimas encuestas muestran que esta será una historia al cincuenta por ciento, es decir, muy reñida», y subraya que una victoria de Pellegrini «sería una victoria política para Putin, que legitimaría su invasión a Ucrania y mostraría hasta qué punto la propaganda rusa y su desinformación pueden influir en los votantes de los países» del flanco oriental de la OTAN. Delinic sugiere también que los eslovacos tienen miedo a un ataque ruso y que Pellegrini está utilizando y puede beneficiarse de ese miedo.
Si logra ganar, el liberal Korcok podría convertirse en un contrapunto al presidente Fico, antiliberal y favorable a Putin
La intención de Escrivá es acortar el plazo de incorporación a la Administración de los opositores que hayan aprobado las pruebas, estableciendo por ley que se tengan que adjudicar las plazas el mismo año en que se haga la convocatoria.
También se regulará que el plazo entre el reconocimiento de la plaza y la incorporación efectiva a la misma no pase de los 15 días. En la actualidad este trámite puede demorarse durante semanas o incluso varios meses.
Uno de los aspectos más controvertidos es la adecuación de las pruebas de acceso, que hasta ahora se ha traducido en un aligeramiento de exámenes y contenidos. Los cuerpos superiores se oponen a esta rebaja del listón.
El tradicional sistema por el que los ministerios elevan sus necesidades de personal y Función Pública las cuadra según la disponibilidad presupuestaria se sustituirá por una planificación por necesidades funcionales.