Sólo para chicas, la diversión nocturna de moda en Alemania
▶ Una serie de eventos pensados en las madres ha inspirado una forma de ocio femenino casi en exclusividad
Una noche de chicas. Grupos de amigas, hermanas y primas o antiguas alumnas planean salir a divertirse entre mujeres. Y todo va bien hasta que entran en cualquier discoteca y salen a la pista de baile. Parece haber una norma no escrita que dice que, «si sales a bailar, estás buscando llamar la atención de los hombres, que quieres flirtear, que es una forma de exhibirse», se queja Franzi, empleada en el sector de las telecomunicaciones y recién llegada al mundo de las fiestas sólo para mujeres.
Franzi, de 34 años de edad, tiene pareja, pero acostumbra a salir una noche al mes en Berlín con sus compañeras del colegio, con las que sigue manteniendo una relación muy fluida. «Generalmente quedamos en casa de alguna de nosotras para cenar y ponernos al día, pero después nos gusta salir a bailar porque es lo que hacemos juntas desde la adolescencia», explica a este diario. «Hemos llegado a pensar en dejarlo, porque no había noche en que no se acercase algún baboso, pero desde que hemos descubierto las fiestas sólo para mujeres nos vuelve a apetecer a todas».
De ocho a once
Franzi y sus amigas descubrieron este tipo de eventos a través de ‘Mama geht tanzen’ (’Mamá sale a bailar’), una serie de eventos que comenzaron el año pasado en Nordheim-Westfalen y se han extendido ya por toda Alemania. Andrea y Anna, dos mamás de Wuppertal, declaran sobre su fundación: «Queríamos volver a ir de fiesta, pero lamentablemente no había ninguna que comenzara antes de las once de la noche. Ir al club a la una de la madrugada era difícil de conciliar con nuestra vida familiar. Así que lo hicimos: creamos una especie de fiesta posterior al cuidado de los niños, de ocho a once de la noche. ¡180 minutos de fiesta y libertad!», dicen en su página web.
No hace falta ser madre para conseguir una entrada, pero sí tener al menos 20 años. «Nunca me había divertido tanto», confiesa Laura, estudiante de Pediatría de 25 años, que asistió por primera vez a la fiesta del pasado 17 de enero. «Fui con mis primas, pero ahora sólo me interesa este tipo de diversión y he llevado también a mis compañeras de clase; quizá un día quiera volver a las discotecas convencionales, pero por el momento no tienen para mí comparación las situaciones que vives cuando sólo hay mujeres a tu alrededor porque te relajas mucho más». «Yo había dejado de salir a discotecas porque me desagradaba el ambiente –explica una de sus amigas–. Desde que me casé, evitaba las discotecas porque de alguna manera se entiende que ir a bailar es ir a buscar relaciones sexuales y eso me hacía sentir incómoda. Pero había perdido parte de mí, parte de mi identidad, porque yo soy una persona a la que le gusta salir y bailar, como hacía de joven con mis amigas, y ahora veo la posibilidad de seguir haciéndolo».
En sólo dos años ‘Mama geht tanzen’ se ha hecho con 15.000 miembros que nutren sus eventos. El fenómeno ha alcanzado tal notoriedad que el sector ha comenzado a prestarle atención y surgen cada semana discotecas o locales que organizan sesiones sólo para mujeres, ya sea de propia creación o acogiendo la llamada ‘franquicia rosa’. «Ojo, que no está prohibida la entrada a los hombres –aclara una de las organizadoras de la última fiesta en Osnabruck–, siempre que ellos vengan acompañando a mujeres son también bienvenidos, por supuesto. Lo que no permitimos es la entrada de grupos formados únicamente por hombres». «¡Estoy feliz!», grita para elevarse por encima de la música un papá de dos hijos que acude junto a su esposa. Y añade: «Hacía siete años que no salíamos a bailar y me lo estoy pasando en grande!». Se trata, básicamente, de eliminar el factor sexual de la diversión, y atrae a público de todas las edades.
«Los clubes nos reciben con los brazos abiertos porque generamos muchas ganancias. Somos un público con mayor poder adquisitivo o que, sencillamente, está dispuesto a dejarse más dinero en una noche, porque valoramos mucho poder bailar, cantar, gritar las letras de canciones que sabemos de memoria y después, tranquilamente marcharnos a dormir y disponer de todo el día siguiente para nuestras cosas». Lucia Zdravevski, gerente de hotel de 39 años, organiza las fiestas en Fulda con el apoyo de una grupo de 18 voluntarias, entre las que se encuentra Paula Rosa Henkel. Se encarga de las ubicaciones, los DJ y el marketing, pero «no se siente como un trabajo en absoluto, sino como si estuviera planeando una reunión de amigas», detalla.
De la necesidad, virtud
Los propietarios de clubes se muestran entusiasmados. «El primer día de taquilla virtual ya vendí 150 entradas para el 24 de febrero», reconoce el dueño del Fulda S-Club. «Definitivamente, la necesidad estaba ahí». Utilizando solamente Instagram para promocionar el evento, vendieron 600 entradas en una semana. Ahora se está planteando extender estas fiestas a zonas rurales.
En Austria, estas fiestas han adquirido incluso carácter temático, como la celebrada en el club CellaVie de Viena, en la que 600 mujeres de entre 20 y 30 años disfrutaron durante tres horas exclusivamente de música de Taylor Swift. «No, esto no es sexista», defiende Melania, peruana residente en Berlín, tras asistir a la última organizada en Knuschleck, Alexanderplatz. Para ella, que ha sucumbido a esta forma de ocio, «sexista es lo que tenemos que aguantar en los clubes latinos de la capital alemana, en los que apenas sales a bailar se te pegan dos hombres. Eso es asqueroso. Esta nueva moda es una liberación».
La iniciativa ‘Mamá sale a bailar’ fue creada por dos madres que querían conciliar su afición por la música con sus bebés
El único requisito es tener al menos 20 años. Las mujeres se sienten más cómodas «en ambientes libres de tensión sexual»