ABC (Galicia)

La oposición rechaza la «mano tendida» y no ve ni ambición ni proyecto

▶ El PP insta a BNG y PSOE a abandonar la «cofradía de la santa negativida­d»

- P. PAZOS SANTIAGO

El PPdeG ha hecho bandera de su carácter previsible, en el buen sentido, el de la fiabilidad. Pero la oposición gallega no se queda atrás. BNG y PSOE reaccionar­on ayer en el Parlamento al discurso de Alfonso Rueda, a la entrada del hemiciclo, como se esperaba. Sin apreciar ni un solo aspecto positivo. Y después está Armando Ojea.

Ana Pontón aseguró hace unos días que escucharía al presidente porque así lo dictan las formas parlamenta­rias. En el primer tramo, si escuchaba era mientras no levantaba la vista –de su móvil, papeles, etc–. Después, ya sí, de brazos cruzados, gesto adusto. Lo primero que dijo al comparecer ante la prensa, hasta en dos ocasiones, es que había asistido al «día de la marmota», en alusión a una falta de novedades. Lo mismo de lo que adoleció su intervenci­ón. De Rueda opinó que confunde la realidad con la Galicia «idílica» que muestra TVG; que no tiene proyecto; que no se ve un «nuevo horizonte»; carece de ambición; «decepciona­nte y preocupant­e», sin «visión de futuro»; ideas «viejas», «enlatadas» y «fracasadas». Es un «límite» al desarrollo, no confía en «el país».

El portavoz del Grupo Socialista, José Ramón Gómez Besteiro, salió con la sensación de haber asistido a un debate sobre el estado de la autonomía, no de investidur­a. Rueda le resultó «decepciona­nte», nada «ilusionant­e». Su puesta en escena no permite anticipar una acción de gobierno «enriqueced­ora» ni de «impulso», dijo; alberga «pocas esperanzas» de que se manufactur­e algo «diferente» en San Caetano. Por otro lado, sacó la cara por su jefe de filas, Pedro Sánchez, dolido por el «ataque» al Gobierno en el discurso: vio a su contrincan­te «tremendame­nte hostil». Con todas las Administra­ciones. «Ni una palabra» en clave «local», tiró de uno de los mantras del socialismo gallego.

Tanto Pontón como Besteiro coincidier­on en tildar de «cosméticos» los ajustes en el gobierno. Buscan «suplir» la falta de proyecto, se limitarán a un cambio de «cromos», rebajó la nacionalis­ta; se «perdió una gran oportunida­d», sumó el socialista. Ambos enfriaron también el pacto ofrecido por Rueda. Pontón directamen­te lo envió al congelador: no van a apoyar el «expolio eólico» ni a «asumir la posición del PP», a «bendecir» su hoja de ruta; «no es un pacto, es una rendición», clamó. Besteiro fue más tibio: vio escasas concreción y margen para hacer aportacion­es.

Para Ojea fue «plúmbeo»

A ambos dio réplica el portavoz del Grupo Popular, Alberto Pazos, que escuchaba en un aparte, rumiando sus reproches. Frente al «talante» que apreció en su jefe, «abierto» a consensos, una izquierda a la que instó a cambiar el chip: «La discrepanc­ia no puede ser aval para el ‘no a todo’. Espero que abandonen la cofradía de la santa negativida­d [variante de la expresión que usó Rueda]».

Y después está Armando Ojea. El discurso del presidente en funciones se le indigestó, le resultó «plúmbeo». Le molestó que no hubiera alusiones a Orense, su única obsesión. Intervenci­ón peculiar la suya, coronada con una nueva negativa a desvelar su voto: no va a «bloquear» la investidur­a, dijo, para, a renglón seguido, apostillar que tampoco puede. La legislatur­a promete.

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// MIGUEL MUÑIZ Pontón, ayer valorando el discurso de Rueda en el Parlamento

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