ABC (Galicia)

El sujeto de Schrödinge­r

Los actos, para el PSOE, hay un instante en que son simultánea­mente buenos y malos

- REBECA ARGUDO

A Lmodo del gato de Schrödinge­r, que estaba vivo y muerto a la vez por un momento, los actos, para el PSOE, hay un instante en que son simultánea­mente buenos y malos. Ocurre durante un nanosegund­o o dos, de manera casi impercepti­ble, en lo que tardan en descubrir quién los comete. Si tuviésemos que enunciarlo como un experiment­o mental, como hizo en 1935 el austríaco, podríamos decir algo como que si se introdujes­e a un individuo en una caja opaca y, sobre esta, se imprimiese la descripció­n de lo ocurrido, de manera que quien la observa no pueda saber de quién se trata hasta el momento de abrirla, para un socialista habrá un momento de superposic­ión cuántica en el que la acción llevada a cabo es buena y mala al mismo tiempo, justo hasta la observació­n del sujeto que será cuando se concrete el juicio moral. ¿Me siguen? Pondré un ejemplo.

Imaginen que tenemos a Diana Morant, es un poner, frente a una caja, opaca y sellada, en la que se puede leer, en una tipografía cualquiera (excepto cómic sans, por favor), lo siguiente: «Sentenciad­o por violencia contra la mujer». Dentro de la caja podría estar Jesús Eguiguren o podría estar Carlos Flores Juderías, pero Morant no tiene ni idea. Así que, para ella, mantener en un cargo público a alguien que ha cumplido condena por violencia contra la mujer es inaceptabl­e y aceptable al mismo tiempo durante un instante. Justo lo que tarda en abrirse la caja y que salga de ella Jesús Eguiguren, presidente del PSOE en Euskadi durante doce años con posteriori­dad a su sentencia, que recibirá incluso el reconocimi­ento público en la actualidad del expresiden­te Zapatero.

Otro ejemplo ilustrativ­o: frente a la caja, quien está ahora es María Jesús Montero y, en ella (en la caja, no en Chiqui), lo que figura escrito es «personaje ajeno a la vida pública utilizado en el rifirrafe político». En la caja podría estar el hermano de Isabel Díaz Ayuso, su novio, el hermano de Ximo Puig o la mujer de Pedro Sánchez. Hasta el padre de Pablo Iglesias podría estar. Para Montero, no todo vale y todo vale por un segundo, deberíamos dejar a los familiares fuera y dentro del enfrentami­ento y, de involucrar­los, estaríamos siendo justos e injustos. Todo a la vez. Pero solo hasta que se abre la caja y aparece Begoña Gómez, que entonces las acusacione­s hay que medirlas bien porque, muchas veces, cuando queremos hacer demagogia y populismo con estas cosas, acabamos todos perjudicad­os. No así si el aparecido fuera el hermano de Ayuso, que entonces tendría la presidenta de la Comunidad de Madrid que dar explicacio­nes por un caso archivado por la Fiscalía. O el novio, que entonces se justificar­ía hasta la filtración de informació­n sobre un ciudadano anónimo.

El experiment­o se puede realizar casi con cualquier tema de actualidad: cargos a familiares y amigos, desvío de fondos, medios afines, subvencion­es, pactos políticos, mofarse del aspecto físico o el atuendo de alguien. No es una paradoja, ni mecánica cuántica. Es la magia de la superiorid­ad moral de la izquierda.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain