Estados Unidos se plantea intervenir contra Irán si hay ataque a Israel
▶El líder supremo de Irán afirmó esta semana que «debe ser castigado y será castigado» por el ataque hace unos días a su consulado en Siria
Desde el comienzo de la guerra de Gaza, EE.UU. se ha visto arrastrado hacia la espiral de violencia que vive Oriente Próximo y podría entrar en colisión directa con su gran enemigo regional: Irán. Las autoridades estadounidenses no descartan la posibilidad de intervenir en ayuda de Israel si su principal socio en Oriente Próximo es objeto de represalias por parte de Teherán o de sus grupos afiliados en la región.
Así lo aseguraron autoridades estadounidenses en una llamada informativa con la cadena Al Yasira, en la que advirtieron que Irán pretende responder de forma inminente al ataque de su consulado en la capital de Siria, Damasco, del pasado 1 de abril. Israel no se ha responsabilizado de forma oficial del ataque, pero todo apunta a que estuvo detrás de una operación en la que fallecieron siete líderes militares iraníes, entre ellos, dos general de la Guardia Revolucionaria. Incluso el Departamento de Defensa de EE.UU. ha concluido que fue una operación israelí.
La implicación de EE.UU. podría tener que ver con una defensa a Israel en caso de un ataque iraní, pero tampoco descartaron participar en una posible contraofensiva de la mano del Ejército israelí, lo que podría ser un aviso a navegantes para enfriar las ansias de represalias de Teherán.
Esta semana, el líder supremo de Irán, el ayatolá Jamenei, aseguró que Israel «debe ser castigado y será castigado» por el ataque al consulado en Siria, que consideró un ataque «a nuestra tierra».
Compromiso blindado
Entrar en colisión con Irán es una posibilidad cierta si Teherán responde al ataque y si EE.UU. cumple con sus declaraciones de apoyo a Israel. El propio presidente de EE.UU., Joe Biden, dijo este miércoles desde la Casa Blanca que «nuestro compromiso con la seguridad de Israel contra las amenazas de Irán y de sus grupos afiliados está blindado». Su secretario de Estado, Antony Blinken, confirmó después que EE.UU. mantendrá su apoyo a Israel «contra las amenazas de Irán o de sus grupos afiliados».
Las declaraciones públicas y anónimas de la Administración Biden pueden entenderse como un intento de disuadir a Irán. También está en ese contexto la visita de ayer a Israel del general Erik Kurilla, el comandante del Mando Central del Ejército de EE.UU., que tiene a Oriente Próximo dentro de su jurisdicción. Kurilla tenía previsto entrevistarse con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y con líderes militares israelíes. El objetivo de la visita era coordinar con Israel una posible respuesta a un ataque de Irán y hacer seguimiento de la guerra en Gaza, con la mirada puesta en la invasión terrestre de Rafah, en el sur de la Franja. Ese es uno de los puntos de fricción entre la Administración Biden y el Gobierno de Netanyahu, que cree que es una operación necesaria para acabar con Hamás.
Al mismo tiempo, EE.UU. ha iniciado una ofensiva diplomática para tratar de controlar la represalia de Irán. El enviado especial de Biden a Oriente Próximo, Brett McGurk, ha mantenido conversaciones telefónicas con los ministros de Exteriores de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Qatar e Irak para que Teherán rebaje las tensiones.
Un aliado estadounidense en Europa, Alemania, también ha participado en ese intento de evitar una escalada militar. Su ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, habló ayer con su homólogo
EE.UU. reconoció ayer que algunas zonas de Gaza sufren «hambruna» tras meses de guerra y con una ayuda humanitaria que llega con cuentagotas. Así lo reconoció ayer Samantha Power, la directora de Usaid, la principal agencia humanitaria del Gobierno de EE.UU., en una comparecencia en el Congreso. Powers aseguró que es «creíble» que haya hambruna en algunas zonas de Gaza, en especial en el norte de la Franja. Esta determinación alimentará las exigencias de algunos sectores del partido demócrata de que EE.UU. condicione su ayuda militar a Israel a una entrada masiva de suministros humanitarios. iraní, Hossein Amir-Abdollahian, y defendió en un mensaje en X que «evitar una escalada regional está en el interés de todos» y pedía un «control máximo» a cualquier operación militar.
Amir-Abdollahian, por su parte, ha mantenido contacto con homólogos de toda la región en los últimos días y la próxima semana tiene previsto visitar la sede de la ONU en Nueva York, donde la delegación iraní ya ha mostrado sus protestas por lo que considera una reacción muy tibia del Consejo de Seguridad al ataque israelí a su representación consular en Damasco. Pero si ese viaje a Nueva York no se cancela, es difícil pensar que Irán decida emprender un ataque con misiles a Israel en las inmediaciones de la presencia de su jefe diplomático en la ONU.
Si Irán decide atacar a Israel y el ejército estadounidense se ve forzado a asistir a su socio en su defensa o en una contraofensiva, la situación de EE.UU. en la región se complicaría mucho. Poner punto final a la presencia militar en la zona ha sido una intención para las últimas tres Administraciones de EE.UU..
La guerra en Gaza ha provocado, sin embargo, fogonazos de violencia que han afectado a los contingentes estadounidenses que quedan en Oriente Próximo. Sus bases han recibido ataques de grupos afiliados a Irán en la región, como Resistencia Islámica de Irak. Uno de sus ataques acabó con la vida de tres soldados estadounidenses en Jordania. Y EE.UU. ha hecho frente a ataques constantes de los hutíes de Yemen, otro grupo apoyado y financiado por Irán. En las últimas horas, sus opciones en el mar Rojo han destruido once drones lanzados por los hutíes.
La posibilidad de una escalada militar en Oriente Próximo ocurre en las inmediaciones de una visita clave en Washington: la del primer ministro de Irak, Mohammed Shia al Sudani, que está previsto que sea recibido por Biden en la Casa Blanca el próximo lunes 15 de abril.