El PSC imita a ERC y defiende recaudar todos los impuestos
▶Illa apuesta por limitar la aportación de Cataluña a la caja común en función de los recursos que recibe ▶El candidato socialista propone crear un «comisionado del autogobierno» para avanzar en materia económica
El PSC de Salvador Illa da por amortizado a Ciudadanos (CS) y su única opción de crecer electoralmente es persuadir al electorado de ERC. Olvidarse de 2021, los votantes que optaron por el PSC y en 2017 lo habían hecho por Inés Arrimadas y plantear la cita con las urnas del 12 de mayo como un pulso con Carles Puigdemont (Junts). Con esta idea, los socialistas han desempolvado en los últimos días propuestas nacionalistas en materia de financiación –guardadas en un cajón para capitalizar el movimiento constitucionalista– para dar respuesta a la iniciativa de Pere Aragonès, presidente de la Generalitat de Cataluña y candidato de ERC, de que sea el Govern, en lugar del Gobierno de España, el que recaude y gestione todos los impuestos de Cataluña, al estilo del modelo foral.
A menos de un mes del 12-M, la competencia con ERC se centra en la financiación autonómica y los recursos económicos de la Generalitat, y aunque con distintas palabras los socialistas apuntan a un sistema similar al de los de Oriol Junqueras. Es decir, que un organismo que no sea del Gobierno –los socialistas apuestan por uno mixto– recaude todos los impuestos generados en la comunidad. Lo que conlleva, irremediablemente, a que de seguido se tenga que transferir una cantidad al Gobierno, se llame esta cupo o aportación solidaria.
Así, Aragonès gana a Illa la batalla del relato en precampaña electoral y le sitúa en un campo de juego cómodo para el independentismo. El del agravio fiscal o el que propaga el lema ‘España nos roba’, que el mismo Aragonès, cuando era uno de los líderes de las juventudes de ERC, se dedicaba a difundir. Aunque, a falta de mayor concreción de una iniciativa que tiene múltiples aristas, no cabe olvidar que el PSC y el PSOE llevan años defendiendo limitar la solidaridad entre las comunidades autónomas, bajo el eufemismo del mecanismo de la ordinalidad fiscal, que es contrario a la redistribución y la solidaridad. Lo dejaron por escrito en la Declaración de
Granada –«que la contribución interterritorial no coloque en peor condición relativa a quien contribuye»–, documento firmado en 2013 por el PSOE y sus 17 líderes autonómicos, incluido el del PSC; y lo ratificaron las direcciones de los dos partidos en 2017 (Pedro Sánchez y Miquel Iceta) en el documento conocido como Declaración de Barcelona: «Los socialistas defenderemos la propuesta de financiación contenida en los acuerdos de Granada».
«Auditoría» al Govern
Con la seguridad de que ni Ferraz ni La Moncloa podrán desmentirle en un asunto como el de la financiación y menos a 30 días de la cita con las urnas, Illa se presentó la noche del jueves, ante unas 1.200 personas, en las Reales Atarazanas de Barcelona, que albergan el Museo Marítimo, con la pompa de presidenciable y con la propuesta de avanzar en el autogobierno, especialmente en materia económica. Ganó en las elecciones de 2021, pero no gobernó. Aprendió de ello, dijo. Y se embarcó en una carrera sin viento fijo.
Durante más de una hora desgranó las líneas maestras de sus propuestas al sector financiero y dejó en el baúl de los olvidos el ‘procés’. Ni una mención al proceso independentista, ni una palabra, como si no hubiera existido, como si Cataluña y España se hubieran parado en algún punto anterior a 2017. Ni un reproche a Aragonès por su independentismo desleal con la Constitución, ni a Puigdemont, ni a Quim Torra o Jordi Pujol. De este último, más bien lo contrario, pues lo elogió como líder transformador de Cataluña al que quiere darle continuidad. Lo más que llegó a decir del periodo del ‘procés’ fue que «en Cataluña, estos diez años no han sido muy aprovechables».
Pero tampoco hubo segundos durante su conferencia para Sánchez, la amnistía, los indultos… Si no hubo ‘procés’, no tiene sentido afrontar su solución. Le faltó decir el ya clásico «circulen, circulen, que aquí no ha pasado nada». El PSC lo define así: pasar página. Es decir, volver al nacionalismo ‘light’ o catalanismo político (más autogobierno, inmersión lingüística, derechos históricos y financiación propia) que desde la Generalitat practicaron Pasqual Maragall y José Montilla entre 2003 y 2010.
La primera de las promesas («compromiso», dijo) que fijó al mástil de la Presidencia de la Generalitat, en caso de hacerse con ella tras el 12-M, será la de crear «un comisionado del autogobierno», que dependerá directamente de él, para «hacer una auditoría de los servicios públicos» de los últimos diez años para saber «dónde estamos, para ver hacia dónde vamos y para ir lo más rápido posible».
El segundo contrato relevante que plasmó fue el de asegurar que el ‘presidente Illa’ exprimirá al máximo el autogobierno. Concretó que hay 14 ámbitos en los que se puede legislar y «solo depende de nosotros» y avanzó, sin precisar, que tiene contadas hasta 50 transferencias «en el marco legal vigente» que se pueden llevar a cabo, lo que «consolidaría» el autogobierno.
Y la financiación, como tercer pilar de su viaje, que tiene que ser «viable» y «realista», pero «ambiciosa». Su cuaderno de bitácora no está en contra de que los impuestos los recaude una institución no controlada por el Gobierno: «Un consorcio conjunto entre la Hacienda española y la Hacienda catalana, que incluso podría recaudar todos los impuestos de Cataluña». Y se esforzó por dejar claro que es partidario de la ordinalidad fiscal, a la que no citó por su nombre, limitando así en el tiempo la solidaridad: «Esto lo entiende todo el mundo».
Artur Mas dirigió Cataluña a Ítaca atado al timón del barco de su abuelo, que se llevó al Palacio de la Generalitat, y la nave atracó en un puerto llamado Puigdemont con la CUP de grumetes. Está por ver si zarpa el velero de Illa, en qué condiciones lo hace y dónde consigue fondear. De momento, tiene un rumbo fijo: el 12-M.
El primer secretario y candidato del PSC desempolva la propuesta de financiación pactada con el PSOE