ABC (Galicia)

Rueda marca distancias de fondo y forma con la etapa de Feijóo

▶ El presidente gallego toma posesión hoy arropado por Génova y barones del PP

- JOSÉ LUIS JIMÉNEZ SANTIAGO

Alfonso Rueda toma hoy posesión como presidente de la Xunta en un acto institucio­nal en el que estará arropado por la plana mayor de Génova –Cuca Gamarra y Miguel Tellado– y barones del PP como Alfonso Fernández Mañueco, Jorge Azcón y Fernando López Miras. Es lo único que seguirá el guión habitual, porque en el resto de detalles habrá cambios respecto al pasado más inmediato. En lugar de jurar el cargo en el Parlamento gallego y celebrarlo en la plaza del Obradoiro, con los tradiciona­les gaiteiros, centrará los fastos en los jardines de San Domingos de Bonaval –también en Santiago–, un enclave que no se utilizaba para estos fines desde la época de Gerardo Fernández Albor, en los años 80 del siglo pasado. Rueda marca distancias, poco a poco, sin rupturas abruptas, con la alargada sombra de su antecesor. Afina su estilo propio, con el que ya ganó las elecciones del 18-F. El Gobierno envía a la toma de posesión a Óscar Puente, ministro de Transporte­s; una elección que se puede interpreta­r en forma de provocació­n, enquistada como está desde hace años la implantaci­ón de la Alta Velocidad en Galicia.

Las cosas están cambiando con Rueda, aunque otras se mantienen, como el mutismo sobre los integrante­s de su gobierno, que se conocerán mañana. Cuando accedió a la Presidenci­a en mayo de 2022 en sustitució­n de Feijóo, mantuvo al grueso de sus consejeros, con pequeños retoques en los últimos meses, sobrevenid­os por el salto de algunos de ellos a las listas del Congreso. Ahora sí se intuye que remodelará no solo los rostros, sino también las consejería­s. A cuentagota­s, Rueda ha dejado entrever que habrá una de Vivienda –la construcci­ón de más vivienda pública de alquiler es uno de sus grandes compromiso­s de legislatur­a–, y previsible­mente simplifica­rá otras áreas para facilitar la captación y evaluación de los proyectos industrial­es. Hay una clave en su filosofía: compatibil­izar la mera gestión con una apuesta decidida por hacer más política. Una de estas derivadas será la nueva Consejería de Cultura y Política Lingüístic­a, dos campos de marcado carácter identitari­o. En campaña, el PP detectó que su sensibilid­ad galleguist­a se debilitaba y por ahí podía producirse una fuga hacia el BNG. Rueda reafirma su compromiso con el proyecto nacional español, pero sabe que la hegemonía del PP necesita de esa seña de identidad para perdurar.

Dos son las principale­s novedades que va a introducir en la estructura de su gobierno. La primera, una oficina económica que dependerá directamen­te de la Presidenci­a, desde la que se coordinará la evolución de los proyectos industrial­es estratégic­os. Desde que sucedió a Feijóo, Rueda llevaba buscando un perfil potente, un economista de cabecera que asumiera este encargo. Parece que lo ha encontrado. Y el segundo hito es la creación de una Dirección de Asuntos Constituci­onales, que ha provocado el sobresalto de la oposición, por interpreta­rla como un ariete contra el Gobierno. En su investidur­a, Rueda aclaró que buscará el desarrollo de nuevas competenci­as estatutari­as, al tiempo que defenderá a Galicia del trato desigual que le concede el Ejecutivo. Rueda está dispuesto a ir al choque. Su lectura es que Sánchez castiga a Galicia por ser la tierra de Feijóo.

De hecho, durante el debate parlamenta­rio de la investidur­a le tomó la medida al candidato y líder socialista en ciernes, José Ramón Gómez Besteiro. Este, en campaña, prometió la gratuidad de la autopista AP-9. Rueda le retó el jueves: «Si quiere, podemos ir el lunes a Moncloa a pedirlo». El flanco de las promesas socialista­s, muchas con aquiescenc­ia del Gobierno, va a ser explorado para desactivar a un PSOE gallego inmerso en un periodo de transición. En el debate, Besteiro estuvo gris, casi plúmbeo. A la nacionalis­ta Ana Pontón se la vio resignada a un papel de oposición cuando, durante la campaña, casi daba por hecho su llegada a la Presidenci­a. Y Rueda exhibió su gusto por un discurso pragmático, sin retórica ni literatura, pero duro, afilado, contundent­e. También en eso se diferencia de Feijóo. Arranca la legislatur­a gallega más novedosa de los últimos 15 años.

Los expresiden­tes gallegos participan en la ofrenda previa al acto de las 12.00: guiño al pasado mientras se diseña la próxima década

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