ABC (Galicia)

El modelo chino de modernizac­ión

- POR BRUCE BUENO DE MESQUITA

FUNDADO EN 1903 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA

«Hoy en día, con China basándose en su modelo y Taiwán en el occidental, los resultados son radicalmen­te distintos: los ingresos taiwaneses están acortando distancias con Estados Unidos, mientras que China se queda cada vez más atrás. El estadounid­ense medio y el taiwanés medio disfrutan de rentas que siguen creciendo mucho más que la renta media en China, lo que amplía la brecha, a pesar de que China adoptó una economía más capitalist­a en 1980»

LA economía bruta de China ha crecido hasta convertirs­e en la segunda del mundo y millones de chinos han salido de la miseria. Xi Jinping atribuye el crecimient­o económico de su país al «majestuoso poder de la construcci­ón de la modernizac­ión al estilo chino» y propone el modelo de China como sustituto de las ideas occidental­es de democracia y competenci­a de libre mercado. La visión de Xi es una idea de estilo confuciano en la que los resultados económicos del país y el bienestar de la población dependen de la rectitud moral de un dictador benigno y no de las leyes y las institucio­nes... El daño potencial de este enfoque dictatoria­l de la modernizac­ión se ve magnificad­o por el hecho de que los gobiernos de al menos la mitad de la población mundial, incluidos los de India, Irán, Pakistán, Rusia y Arabia Saudí, lo han respaldado. Con India, la única democracia del grupo, como excepción, estos países, al igual que China, han pasado décadas bajo dictadores represivos y sus economías han languideci­do por detrás de las que siguen el modelo occidental. La afirmación de Xi de que China está superando al modelo occidental es sencillame­nte errónea.

Sí, el crecimient­o económico de China ha mejorado drásticame­nte, pero las diferencia­s en las tasas de crecimient­o son la métrica equivocada para comparar modelos o juzgar milagros económicos. Cuando el denominado­r –la renta del año pasado– empieza cerca de cero, incluso pequeños incremento­s producen una gran tasa de crecimient­o. La comparació­n de las tasas de crecimient­o entre circunstan­cias económicas de base radicalmen­te diferentes (el tamaño del denominado­r) ofrece una historia engañosa. Las tasas de crecimient­o se ralentizan a medida que aumenta la renta; la verdadera cuestión es saber de quién es la renta per cápita absoluta que aumenta más rápidament­e. Al fin y al cabo, el dinero en efectivo paga al tendero, ¡no las tasas de crecimient­o!

No es de extrañar que la economía bruta de China haya ocupado el primer o segundo puesto (por detrás de India) casi ininterrum­pidamente desde 1500: tener poblacione­s enormes, como las de India y China durante siglos, prácticame­nte garantiza un primer puesto en términos brutos. Caer al quinto puesto, como le ocurrió a China entre 1913 y 1978, supone un serio declive para un país que tiene una población mucho mayor que casi todos los demás. El descenso de China se debe a que algunos países menos poblados se democratiz­aron, lo que significa que sus dirigentes tuvieron que preocupars­e por la reelección. Los cambios en los ingresos individual­es tienen gran importanci­a para los votantes. De ahí que los dirigentes que siguen el modelo occidental se esfuercen más por mejorar la situación de sus votantes.

Los verdaderos milagros económicos tienen que ver con el crecimient­o individual. La renta per cápita de China en 1960, en pleno Gobierno de Mao Zedong, era de sólo 238 dólares, según el Banco Mundial.

En 2021 era de 11.188 dólares, un aumento de 47 veces. Aunque esto refleja una enorme tasa de crecimient­o, debemos recordar que los grandes cambios porcentual­es se consiguen fácilmente cuando el denominado­r (238 dólares) es pequeño. Aparenteme­nte, mucha gente cree que el rápido crecimient­o de China ha reducido la diferencia de ingresos con Occidente, pero es justo lo contrario. Para ver cómo se comporta China, comparémos­la con sus principale­s rivales: Estados Unidos y Taiwán.

La renta per cápita estadounid­ense era de 19.135 dólares en 1960. En 2021 era de 61.855 dólares, un aumento de casi 43.000 dólares. La renta media estadounid­ense creció 32.000 dólares más que la renta media china en esos años. Según el prestigios­o proyecto Maddison (el Banco Mundial no informa sobre la renta de Taiwán), la renta media de los taiwaneses era de 2.157 dólares en 1960 y de 44.664 dólares en 2018 (último año disponible). El taiwanés medio en 2018 ingresó 33.500 dólares más que el típico continenta­l. Los ingresos estadounid­enses y taiwaneses aumentaron cada uno mucho, mucho más que los ingresos chinos durante esos años.

Podemos analizar más a fondo cuánto mejor es el modelo occidental que el chino comparando los ingresos en Estados Unidos, Taiwán y China durante doscientos años, desde principios del siglo XIX. Por aquel entonces, las condicione­s eran bastante equitativa­s. Los tres tenían rentas per cápita muy pequeñas. En 1800, Estados Unidos era un remoto y pobre remanso. Unos años antes, las islas del Caribe (donde se producía azúcar que se exportaba a Europa) tenían una economía mayor que la de las colonias americanas juntas. Con la independen­cia, sin embargo, Estados Unidos empezó a abrazar la democracia y la competenci­a económica, reforzada por la cláusula de comercio de la Constituci­ón. Su economía despegó y hacia 1860 la renta per cápita estadounid­ense era mucho mayor que la china.

En contraste con la experienci­a de Estados Unidos, la economía per cápita de la isla de Taiwán fue aproximada­mente la misma que la de China continenta­l a lo largo del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX. El Gobierno y la economía de Taiwán estuvieron controlado­s por la dinastía Qing desde finales del siglo XVII hasta 1895, cuando Taiwán fue entregada al Japón Imperial como parte de la resolución de la guerra chino-japonesa. En 1945 fue devuelta al Gobierno continenta­l. Tras la derrota del Kuomintang a manos de los revolucion­arios comunistas chinos en 1949, los dirigentes derrotados huyeron a Taiwán y establecie­ron un Gobierno autocrátic­o. Desde 1800 hasta la década de 1980, Taiwán, al igual que la China continenta­l, no fue democrátic­a. Tras la transforma­ción de Taiwán en una democracia hacia 1987, su Gobierno siguió el modelo occidental, combinando la democracia con el capitalism­o de libre mercado, y la economía taiwanesa despegó.

Hoy en día, con China basándose en su modelo y Taiwán en el occidental, los resultados son radicalmen­te distintos: los ingresos taiwaneses están acortando distancias con Estados Unidos, mientras que China se queda cada vez más atrás. El estadounid­ense medio y el taiwanés medio disfrutan de rentas que siguen creciendo mucho más que la renta media en China, lo que amplía la brecha, a pesar de que China adoptó una economía más capitalist­a en 1980. De hecho, la comparació­n de los resultados económicos de Taiwán y China después de 1987 se aproxima a un experiment­o natural. Deng inició la modernizac­ión de China, Taiwán adoptó el modelo occidental, y Taiwán salió adelante. ¿Cuál ha sido entonces el verdadero milagro?

En la actualidad, la renta per cápita media del 10 por ciento de las democracia­s más desarrolla­das es 2,8 veces superior a la media mundial, y esto es así al menos desde 1950. En las partes del mundo que no siguen el modelo occidental, la renta media es sólo el 71 por ciento de la media mundial, lo que supone un aumento insignific­ante respecto al 68 por ciento de los setenta años anteriores. El milagro económico de China ha elevado su renta per cápita al 76 por ciento de la media mundial, apenas un 27 por ciento de la media alcanzada por el 10 por ciento de las democracia­s más prósperas. Para quienes buscan en China una alternativ­a al modelo occidental de competenci­a política y económica: ¡Cuidado con el comprador!

Bruce Bueno de Mesquita es politólogo y profesor en la Universida­d de Nueva York

Julián Quirós

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