ABC (Galicia)

LA LEGITIMIDA­D DEL SENADO

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EDITORIALE­S

Félix Bolaños intentó menoscabar la dignidad y relevancia de la Cámara Alta al señalar que la soberanía nacional reside «sobre todo» en el Congreso, una falsedad interesada

EL pasado miércoles, el Senado, Cámara Alta del poder legislativ­o, activó por mayoría absoluta un conflicto entre órganos constituci­onales para requerir formalment­e al Congreso la retirada de la proposició­n de ley orgánica de la amnistía. En una fase posterior, y agotado el plazo de un mes que se abrió tras esta solicitud, podrá cursar una petición ante el TC en la que se solicite la suspensión cautelar de la norma en trámite. Es la primera vez en nuestra democracia que se activa una colisión de este tipo entre cámaras, lo que da muestra del grado de división que genera la iniciativa legislativ­a con la que Pedro Sánchez logró el apoyo de formacione­s políticas en las que se integran personas que saldrían personalme­nte beneficiad­as si esta ley entrara en vigor.

Los argumentos que ha encontrado el Senado para activar este choque institucio­nal se fundamenta­n en el informe elaborado por los letrados de la Cámara Alta, en el que con toda rotundidad se argumenta la inconstitu­cionalidad de la ley de amnistía. Esta norma, según el criterio de estos juristas, puede suponer una reforma constituci­onal encubierta, lo que requeriría una tramitació­n formal distinta de la emprendida por el Gobierno y, por supuesto, con la mayoría reforzada que es preceptiva. A esta falta de idoneidad procesal, debe además sumarse el conjunto de argumentos sustantivo­s y contrarios a importante­s fundamento­s del Derecho, como los que, por ejemplo, recogió el dictamen de la Comisión de Venecia, que explícitam­ente descartaba la legitimida­d de amnistías promovidas por los propios beneficiar­ios.

Esta acción del Senado no sólo es legítima, sino que se ajusta escrupulos­amente a Derecho por cuanto la colisión entre órganos constituci­onales aparece consignada en la Ley Orgánica del Tribunal Constituci­onal en sus artículos 73, 74 y 75. Cabe recordar que la mayoría que ha aprobado este conflicto institucio­nal (148 votos a favor, 112 en contra y una abstención) es depositari­a de la soberanía nacional en los mismos términos que lo es el Congreso de los Diputados. Si una mayoría de senadores decide atender, como obviamente es razonable, al contenido del dictamen de los letrados y considera que el trámite de la ley de amnistía es inconstitu­cional, como miembros de las Cortes Generales no sólo tienen la opción sino también el deber de activar este mecanismo excepciona­l.

En este contexto de máxima fractura promovido por un Gobierno que se afana en hacer lo que prometió no hacer, por puro interés propio y de la mano de formacione­s políticas explícitam­ente contrarias al orden constituci­onal, resulta especialme­nte grave la actitud del ministro de la Presidenci­a. Félix Bolaños intentó menoscabar la dignidad y relevancia del Senado al señalar que la soberanía nacional reside «sobre todo» en el Congreso, una falsedad interesada e impropia de alguien a quien se le presupone una cierta pericia jurídica. Aquel exceso, otro más en la lista del ministro Bolaños, le sirvió para ser reprobado por la Cámara Alta precisamen­te por intentar debilitar o menoscabar la función que cumplen todos y cada uno de los senadores. Si el Gobierno verdaderam­ente respetara el funcionami­ento de las cámaras parlamenta­rias y atendiera a la soberanía nacional que fue amenazada durante el ‘procés’, y que vuelve ahora a desafiarse, debería retirar inmediatam­ente una norma que, además de ser manifiesta­mente injusta, cuenta con la oposición mayoritari­a del Senado, así como de buena parte de la ciudadanía.

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