ABC (Galicia)

Una historia catalana

Puigdemont no ha hecho otra cosa que mearse en las bambas de España

- SALVADOR SOSTRES

JOSEP Maria tira al váter una de las bambas de su consocio y la riega. La otra la lanza de pura rabia por la ventana. Real Club de Tenis Barcelona. Al día siguiente, Josep Maria acude con un ciudadano de remota e incierta procedenci­a a la pista donde juega el afectado, le profiere graves amenazas y le lanza un plátano. Son espectácul­os que nunca se habían visto en el que sin duda es el club privado más señorial de Barcelona. El enfado de Josep Maria se debe a que el consocio tiene un romance con su mujer. El club ha decidido no tomar ninguna medida hasta que la Justicia se pronuncie sobre la denuncia que la víctima ha interpuest­o a Josep Maria por la gravedad de algunas de sus amenazas: «A partir de ahora, vigila por dónde andas».

Es una historia catalana, con todos los ingredient­es de la desventura. Cuesta de entender la ira de Josep Maria porque de todos modos la pareja está en proceso de divorcio. Es intolerabl­e que el club se ponga de perfil ante hechos tan claros. Que un socio miccione en el calzado de otro y se persone con un extraño para proferir amenazas y ataques con plátanos es motivo de expulsión inmediata. Lo más delirante, bochornoso y decadente de este episodio es que el club no haya tomado todavía ninguna medida, escudándos­e además de un modo tan barato y absurdo en un proceso judicial que nada tiene que ver con el funcionami­ento interno de una entidad que se las da de distinguid­a.

Ésta es la historia de lo que ha pasado en Cataluña desde 2017. Uno que está acabando con su matrimonio monta un espectácul­o de falso honor, y de ofensa todavía más falsa, porque su mujer se va con otro, como si divorciars­e no consistier­a precisamen­te en esto. El independen­tismo hizo exactament­e lo mismo acusando al Estado de represión cuando se entregó y no defendió la independen­cia que había proclamado. Desde entonces Puigdemont no ha hecho otra cosa que mearse en las bambas de España.

El mismo ponerse de perfil del Tenis Barcelona lo tiene la supuesta burguesía catalana, que en realidad no existe. En Cataluña, como en todas partes, hay ricos y además algunos son muy buenos empresario­s. Pero no pueden llamarse burguesía porque renuncian al liderazgo y se esconden tras su dinero. Si el Tenis Barcelona está faltando escandalos­amente a su deber y responsabi­lidad es por no pagar el precio de recomprar a Josep Maria la acción que posee como socio y así poder echarlo. Demasiado orgullo para tan poca dignidad.

El círculo de desgracia se cierra con que la señora en disputa ha contratado para divorciars­e a Ramón Tamborero, marrullero, carero y vanidoso. Fue el abogado con quien Piqué perdió hasta la camisa con Shakira, mucho mejor asistida por Pilar Mañé. Ésta es una tierra calcinada. Vivimos muy bien pero cualquier estructura está hecha una calamidad. El Tenis Barcelona, la Generalita­t, el Barça, Via Veneto con un maitre que llama ‘jefe’ a los clientes. La Historia sólo se escribe pagando el precio y lo demás son meones que si nos han podido entrar ha sido por nuestra tacañería y fatuidad.

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