ABC (Galicia)

90 AÑOS DE HISTORIA

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4.304

millones de euros en ingresos logró la compañía de cosméticos al cierre de 2023

150

países cuentan con productos del imperio Puig en sus lineales. En 32, además, tiene oficinas propias

1.000

millones de euros vendió en 2023 Rabanne, la primera marca de Puig. La que más creció fue Jean Paul Gaultier

18%

de las ventas de la perfumera en 2023 están asociados al maquillaje, con Charlotte Tilbury como gran referencia

31%

creció la dermocosmé­tica, que se atribuye al buen funcionami­ento en el mercado de la de Charlotte Tilbury Magic Cream y las marcas de base científica de Uriage y Apivita

36%

de la facturació­n de Puig viene de América, donde triunfa sobre todo en Estados Unidos, Brasil y México. A principios de este año inauguraro­n sus nuevas oficinas en el icónico Rockefelle­r Center de Nueva York.

26%

del total del comercio de la marca es ya digital masculina, tal y como declara Jean Claude Ellena (uno de los mejores narices del mundo) en el libro ‘El perfume perfecto’, escrito por el crítico de aromas Chandler Burr: «Los epítomes de aquella época eran Paco Rabanne Pour Homme y Azzaro Pour Homme, que tenían una gran cantidad de romero, lavanda, tomillo, el olor del Mediterrán­eo, pero creados de un modo que hace de los setenta realmente una época de ‘parfums de camionneur­s’, perfumes de camionero, el tipo que baja de un salto desde lo alto de la cabina».

Confianza de otras marcas

Tras Rabanne, fue la diseñadora Carolina Herrera la que no dudó en confiar en los Puig para impulsar su línea de perfumes, en 1988 (más tarde, en 1995, también adquiriría­n la división de moda de la venezolana). Y luego llegarían a la empresa otras firmas fashion, como Nina Ricci, Jean Paul Gaultier, Valentino o Prada (los perfumes de estas dos últimas están actualment­e en manos del grupo L’Oréal). La familia catalana no se mantendría ajena a otra tendencia que se daría a continuaci­ón, la de los perfumes de famosos: hicieron, entre otros, los del actor Antonio Banderas y la cantante Shakira. Tampoco se les ha resistido la perfumería nicho (es decir, la dirigida a un cliente muy sibarita que busca algo muy exclusivo), con ejemplos como el de Byredo o Penhaligon’s, ni tampoco la cosmética de celebritie­s, según prueba la reciente adquisició­n de la marca de la maquillado­ra Charlotte Tilbury, una pelirroja londinense amante de Ibiza que se hizo de oro convirtien­do en cosméticos los trucos de belleza que aplicaba a actrices y modelos en las sesiones de fotos.

Entretanto, ¿qué ha sido de aquella primigenia Agua Lavanda? Pues todavía se comerciali­za. Los más nostálgico­s siguen prefiriend­o esa fragancia a las que hoy se alzan como top ventas de la compañía: Good Girl y Bad Boy, de Carolina Herrera; 1 Million, de Rabanne; y Le Male Elixir y Gaultier Divine, de Jean Paul Gaultier. «Puig crea marcas de moda y belleza altamente deseables que fomentan el bienestar, la confianza y la autoexpres­ión, a la vez que dejan un mundo mejor para las siguientes generacion­es», se explica en uno de los dosieres de prensa de la compañía.

Tal y como se recoge en el libro que la periodista Eugenia de la Torriente publicó en la prestigios­a editorial Assouline en 2014, con motivo de la conmemorac­ión del centenario de Puig, el patriarca Antonio explicó a sus cuatro hijos su manera de entender el negocio con las siguientes palabras: «En la vida hay cinco etapas. La primera es aprender a hacer; la segunda, hacer; la tercera, hacer de verdad; la cuarta, enseñar a hacer y la última, dejar hacer». Hoy queda confirmado que su fórmula, al igual que aquella que en su día planteó monsieur Coty, era más que acertada.

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