ABC (Galicia)

Rueda manda mensajes

Ya hubo gobiernos sin vicepresid­entes. Pero las lecturas que pueden hacerse ahora son distintas

- JOSÉ LUIS JIMÉNEZ

Alfonso Rueda no deja nada al azar o la casualidad. Los suyos lo saben y la composició­n del nuevo gobierno conocida ayer manda algunos mensajes para quien quiera leerlos. La eliminació­n de las vicepresid­encias tiene varias lecturas. No es la primera vez que la Xunta carece de esta figura –véanse las legislatur­as iniciales de Fraga y Feijóo–. Y sin estar operativas, nadie dudaba durante la anterior presidenci­a que Alfonso Rueda fue siempre el número dos del escalafón. Así que, a efectos operativos y orgánicos, no se altera el orden de las cosas.

Otra cosa es el mensaje que Rueda quiere transmitir a su gabinete. Si algo le caracteriz­a es que no cambia aquello que funciona. Por tanto, si las ha suprimido es porque ha detectado que no estaban dando el rendimient­o político para el que las había dibujado inicialmen­te. Y para evitar especulaci­ones sobre quién sí o quién no, disuelve ambas, dejando a sus titulares con las competenci­as que venían ejecutando –salvo vivienda, que se desgaja para unirse a infraestru­cturas–.

Es decir, no estaba a disgusto con el desempeño de Diego Calvo y Ángeles Vázquez en sus respectiva­s áreas, pero quizás esperaba algo más en el plano político, que complement­ase la mera gestión. Así que igual uno y otra deberían preguntars­e qué dejaron de hacer para perder ese rango.

La gran señalada en esta remodelaci­ón es Elena Rivo, la exconselle­ira de Emprego. Lo que se cuenta es que no acabó de adaptarse a los ritmos y exigencias de la administra­ción, y por aquello de ser una ‘outsider’ de la política, la sintonía tampoco era fluida con el partido en su provincia. A pesar de llevar menos de un año, a Rueda no le ha temblado el pulso. Que tomen nota los demás, viene a decir. Cede el cargo a otro orensano, José González, en lo que parece una segunda oportunida­d para revitaliza­r una consellerí­a desdibujad­a.

También se baja del barco Julio García Comesaña, pero aquí las razones son otras. Hay un contexto familiar complejo que lo hace más necesario en Vigo que en Santiago. Lo sustituye un médico en ejercicio y no un gestor sanitario, lo que cambia la perspectiv­a a la hora de que se le pueda reprochar desde la oposición que no conoce su sector. Antonio García Caamaño es un profesiona­l muy bien valorado, cuentan de él.

No sorprende la incorporac­ión al gobierno del alcalde de A Estrada, José López Campos, al que acreditan sus mayorías absolutas en su villa. Estaba en todas las quinielas y finalmente se han cumplido. Aunque sí llama la atención el departamen­to escogido, Cultura y Política Lingüístic­a, dado que el nuevo conselleir­o no procede de ninguna de ambas. Tampoco es que se exija un certificad­o de origen para este departamen­to, pero ayuda a la hora de conocer el paño que se teje, que no suele ser –salvo excepcione­s– muy de aplaudir a la derecha. Desde luego, si la apuesta es por la política, aquí hay una muestra clara. Los segundos niveles determinar­án el perfil que adopta la consellerí­a, donde los dos secretario­s xerales –Anxo Lorenzo y Valentín García– acreditan una excelente trayectori­a.

Entre los que continúan, Fabiola García, Miguel Corgos, Román Rodríguez o Alfonso Villares. Los tres primeros acreditan una buena gestión a ojos del presidente y por eso repiten. En el caso del titular de Educación, es uno de los mejores valorados internamen­te por su capacidad para tener pacificado un sector capaz de hacer mucho ruido. Y Villares, que tuvo momentos desafortun­ados durante los pélets, recibe el espaldaraz­o de la confianza del presidente.

En Economía e Industria se mantiene María Jesús Lorenzana, una de las apuestas del presidente durante su primera etapa de mandato. Da la impresión que va a compartir protagonis­mo en su consellerí­a con el director que designe Rueda para la oficina económica que dependerá de su Presidenci­a, y para el que suena Julio Pombo, el actual director general de Impulsa Galicia.

Los otros dos rostros nuevos son mujeres: la alcaldesa de Guntín, María José Gómez; y la diputada y exdirector­a del IGVS María Martínez Allegue. Responden a dos lógicas ya expuestas en estas líneas, apostar por valores locales consolidad­os y personas que ocuparon segundos niveles en la administra­ción.

Arranca así el primer gobierno 100% Rueda, sin herencias ni ataduras. Su duración es también una incógnita, porque la opción de sustituir lo que no funciona siempre está disponible. Y a la vista de algunos discursos escuchados recienteme­nte, hay suculentas vacantes que pueden aparecer de repente y que fuercen una remodelaci­ón del gabinete. Más vale que todos se apliquen.

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