PASIÓN India
EL SARI SE REINTERPRETA EN LA TENDENCIA FOLK DE LA TEMPORADA, DONDE PROLIFERAN SEDAS, ENTRE JOYAS, MANDALAS Y ANIMALES SAGRADOS. POR G. GOENAGA
Lejos del icono colonial, las referencias a la India pasan hoy por reivindicar sus raíces culturales. El sari –vestimenta que es como un gran lienzo que envuelve al cuerpo, contorneando la figura y dejando un hombro al aire– y todas sus variantes, adquieren relevancia en las pasarelas por vías que no renuncian a la ironía. Si Gaultier lo combina con flúor o Balmain lo vuelve intensamente brillante; otros, como Prouenza Schouler, Céline o Valentino lo convierten en herramienta sofisticada para el día a día. A medio camino, Fendi juega con los calados y las pedrerías, mientras Gucci lo retuerce, combinando sus estampados con otras culturas, en su iconoclasta juego referencial a los 70. Siguen también los que siempre lo usaron, desde el minimalismo conceptual de Chalayan al brillo aristócrata de Elie Saab. Y aparecen, omnipresentes, animales sagrados de la cultura hindú, como tigres, vacas, monos y serpientes, tanto en estampados como en complementos. Y es que en un momento, el presente, donde la cultura india se ha colado en Occidente gracias, sobre todo, a sus mujeres (desde la cineasta Mira Nair, a la escritora Arundhati Roy), el sari llega incluso a la ciencia ficción de “The expanse” (Netflix), donde la jefa de la inteligencia de las Naciones Unidas Terrestres aparece únicamente con saris y joyas indias. Otra forma de vestir el poder.