EN COMPAÑÍA.
¿QUÉ ES LO ÚNICO QUE PODRÍA FALTAR EN LA CASA DE UNA INTERIORISTA PARA QUE SEA PERFECTA? ESTÁ CLARO: SUS MEJORES AMIGOS.
Una reunión en casa de la interiorista María Lladó, con sus amigos.
UN SEXTETO DE LUJO
En el salón, de izq. a dcha., las interioristas Mercedes Peralta y Mercedes Valdenegro; el diseñador Roberto Exteberria; María Lladó, la anfitriona; Devin Winter, “brand consultant”; la modelo Clara Mas; y el interiorista Lázaro Rosa Violán con su perro Bosco. La mesa escritorio del fondo y el sofá son diseños de María Lladó.
Me enamoré de esta casa porque es prácticamente igual a Villa Betiguiro, la casa que tenían mis abuelos en San Sebastián”. La interiorista María Lladó habla de una antigua casona de 1909, situada en Sant Just Desvern (Barcelona), de arquitectura “noucentista” y paredes y suelos blancos, y con un bonito jardín. Su amor por el arte, su pasión por las mezclas, su espíritu rebelde, su imaginación y su sentido del humor definen la personalidad de la interiorista y este espacio, que ha convertido en su hogar.
Un cuadro de Markus Linnenbrink, un busto de Goya firmado por Mariano Benlliure y una escultura de una bailarina tallada en madera son algunas de las piezas destacadas de la entrada. En el salón, “la mesa, la librería y el sofá son diseños míos –explica Lladó–. La fotografía grande es de Cándida
Joffer y la escultura de la Victoria
La casa refleja el amor por el arte, la pasión por las mezclas y la imaginación de su propietaria, la interiorista María Lladó.
es una herencia familiar”. Un sillón de piel color whisky firmado Charles Eames, un cuadro de lentejuelas de Sonia del Ribero, una escultura femenina en mármol de Gabriel Lobo y un armario de sacristía del siglo XVII dan personalidad a esta estancia.
El distribuidor, donde se mezclan fotos familiares y obras de arte con un toque de humor –el cuadro con piezas de Pantone, de Ignaci Bagi y el jarrón con la foto de Mao–, sirve de paso hacia el dormitorio principal: “Es mi habitación favorita, donde me rodeo de las cosas que me gustan y me llenan de vida”, reconoce Lladó.
Lladó nos presenta su casa en una soleada mañana, mientras sus perros Hulk (un cachorro de dogo) y Tomás Domingo (un grifón) no paran de subir y bajar la escalinata para dar la bienvenida a los invitados. La primera es la modelo Clara Mas. “Disfruto de su conversación inteligente y de la paz y serenidad que transmite”, apunta la anfitriona. Tras ella, llega el diseñador Roberto Etxeberria. “Somos amigos, admiro sus diseños y me encanta lucirlos”, añade María.
Mercedes Peralta y Mercedes Valdenegro, decoradoras con su firma Las 2 Mercedes, ya están en la casa: “Son geniales y divertidas, como su trabajo. Me encanta colaborar con ellas”, reconoce Lladó.
MESA Y TERTULIA
Los últimos en incorporarse al grupo son el interiorista Lázaro Rosa Violán y Devin Winter, su pareja y “brand consultant”, escoltados por sus bracos de Weimar. “Siempre es un placer recibirlos. Admiro a Lázaro y nos queremos”, dice la anfitriona, que ultima los detalles de la comida con Guillem Chumilla, chef del catering 21 de marzo. ¿El menú? Tartar de remolacha con aguacate, manzana verde, caviar de aceite de oliva y flores de cilantro y ajo silvestre; “rigattoni” relleno de boloñesa de bogavante con vieira, aire de parmesano y jugo de rustido; y “lemon pie” y bizcocho de chocolate con Kitkat y frutos del bosque.
A la caída del sol, la tertulia se traslada al exterior. “He recuperado el jardín original, con parterres, y he diseñado el espacio de la piscina como un estanque o una alberca. Y he pintado de fucsia un árbol caído en homenaje a mis amigos”, concluye Lladó.