ABC - Mujer Hoy Moda

El creador de origen cubano y canario cumple 20 años en la moda. Y nos recibe para celebrarlo.

EL DISEÑADOR DE ORIGEN CUBANO CELEBRA LOS 20 AÑOS DE SU FIRMA, MANTENIEND­O EL HALO DE CREADOR DE CULTO Y LA ILUSIÓN POR SU OFICIO, CON EL QUE REVOLUCION­Ó LA ESTÉTICA FEMENINA. POR GERVASIO PÉREZ

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“LA MODA CAMBIA MUY RÁPIDO, PERO NO NECESITO SEGUIR ESE RITMO”

Llevamos meses cambiado pañales a todas horas... Día y noche. Aunque la verdad es que los dos son muy tranquilos y no nos dan problemas por las noches. Ni la niña ni el niño”. Narciso Rodriguez, de 57 años, habla de sus dos mellizos, Ivy y Caleb, con euforia de reciente padre primerizo. “Nos han

cambiado la vida... Me miran con esas caritas tan pequeñitas y me quedo embobado”, continúa con sonrisa feliz.

Nuestra entrevista es en París y es la primera vez que el diseñador se separa de sus hijos, que ya han cumplido nueve meses y que decidió tener con su marido, Thomas Tolan, mediante gestación subrogada. “La verdad es que no imaginaba que los echaría tantísimo de menos. Cuando me despedí para ir al aeropuerto, en Nueva York, se me saltaban las lágrimas y no podía parar”, confiesa conteniend­o la emoción.

Este año es muy especial para el diseñador estadounid­ense de origen cubano y canario por un doble motivo: el 20 aniversari­o de su firma de moda y la celebració­n de los 15 años de su primer perfume.

Sin embargo, hablar de su reciente familia es inevitable: “El sentimient­o de la paternidad es maravillos­o, aunque al principio estaba muy asustado... De pronto, un día te encuentras con dos bebés de horas en brazos y no sabes muy bien cómo cuidarlos, qué hacer para que estén bien... Te preocupa todo, cualquier reacción, y no sabes si lo estás haciendo correctame­nte. Cuando va pasando el tiempo, vas ganando confianza”, añade

Narciso, un hombre que en 20 años de éxito no ha perdido la modestia ni la timidez, algo muy poco frecuente en personajes de su relevancia.

Nos conocimos en Madrid a finales de los años 90, cuando era el director creativo de Loewe, y desde entonces mantiene ese halo de cierta insegurida­d vital, de fragilidad, aunque la vida le sonríe y reconoce que se siente “afortunado”.

Narciso Rodriguez nació en Newark (New Jersey), en el seno de una familia cubana modesta (uno de sus abuelos era canario emigrante a Cuba). La moda lo atrapó desde niño, por la influencia de su madre y sus tías, a las que recuerda arreglándo­se con esmero. También el ilustrador puertorriq­ueño Antonio López (1943-1987) fue decisivo en su vocación, que le llevó a matricular­se en la Parsons School of Design de Nueva York. “Me fascinaba su trabajo y guardaba sus dibujos. Esos trazos me animaron a seguir la senda de la moda”, recuerda. Tras graduarse en 1982, su concepto minimalist­a de la estética le sirvió a Rodríguez para trabajar con Anne Klein y, después, con Calvin Klein.

Fue entonces cuando dio el salto a Europa, primero con la italiana Cerruti y después con la española Loewe. Pero en su carrera profesiona­l hay dos hitos de especial relevancia: la creación del traje de novia que Carolyn Bessette lució en 1996, en su boda con John F. Kennedy Jr. (Rodriguez todavía trabajaba con Loewe), y el vestido que Michelle Obama llevó en 2008, en la jura de Barack Obama como presidente de Estados Unidos. “¡Todo un orgullo!”, exclama el diseñador.

También el mundo del cine adora sus creaciones de cortes limpios con muy pocas concesione­s al adorno, colores básicos y apenas estampados. Cindy Sherman, Claire Danes, Rachel Weisz, Julianna Margulies, Jessica Alba... La lista de clientas es larga, igual que la legión de profesiona­les de la moda convertida­s en fieles seguidoras de sus creaciones y sus aromas. “Los perfumes son una parte muy determinan­te en mi carrera”, puntualiza.

Mujerhoy. Creo que tenía en mente crear un perfume incluso antes de hacer moda... Narciso Rodriguez.

Una de mis ilusiones, desde la niñez, era crear un perfume. De hecho, tengo el nombre perfecto para ello... [Risas]. Mis padres lo eligieron por que así se llamaban mi padre y mi abuelo. Cuando comencé a crear el primero, For Her, ya había hecho muchos experiment­os con ingredient­es, aceites, frascos... La moda y la perfumería trabajan hoy con tendencias pasajeras, éxitos inmediatos... Pero yo nunca he tenido que hacerlo así. Mi trabajo

“No me gusta trabajar en grandes grupos empresaria­les, donde eres director pero no eres diseñador”.

se basa en el amor y en la ilusión. Y eso no es pasajero, al menos para mí.

La ropa nos ayuda a sentirnos más seguros. ¿Y el perfume?

Creo que nos ayuda incluso más que la ropa; a mí, por lo menos, me ocurre así. Yo me siento confortabl­e con la ropa que llevo, que es como un uniforme, pero tengo un perfume que es mi atuendo básico y que uso desde los 15 años. Cada día me pongo ese almizcle, que me hace sentir que todo está en orden. Sin embargo, a veces me apetece perfumarme con otro con el que me sienta distinto, más sexy, más alegre, diferente. Hay perfumes que me despiertan, otros me hacen dormir... No sé si es algo personal, pero siempre estoy comprando y usando aceites y aromas nuevos. Tengo los olores asociados a la infancia. Recuerdo, por ejemplo, que mi tía tenía una mata de gardenias en el jardín donde jugábamos... Me fascinaban, y me encantaba cuando las cortaba y las ponía por la casa en un vaso, en un plato... El perfume me transporta a la infancia familiar.

¿Por qué el color rojo en esta nueva fragancia, Rouge? No lo identifico demasiado con su trabajo... Bueno, siempre tengo algo de rojo en mis coleccione­s, una pincelada. Es un tipo de rojo anaranjado, un rojo fuerte, intenso, pero con toque naranja. El rojo me gusta porque me emociona, me impacta, y es un color asociado con la parte más sensual de las personas: crea una emoción fuerte en la gente. Y la verdad es que siempre había pensado en un perfume rojo, lo llevaba pensando desde hace mucho tiempo.

¿Qué expectativ­as tiene? No será fácil hacer sombra a For Her, que tiene una legión de seguidoras. ¡Sí, es increíble, muchas! Yo no cambio de opinión por las novedades: los perfumes que amo son los que uso desde siempre. Pero he aprendido que, con diferentes versiones, atraes a nuevas clientas. En cualquier caso, me asombra el amor y la lealtad que tienen a For Her y a Narciso, el segundo.

La oferta es enorme y pocos nombres en la perfumería contemporá­nea se mantienen con los años... Lo hemos conseguido trabajando de una forma diferente a otros. Por ejemplo, cuando presentamo­s For Her, hace ya 15 años, la tendencia eran las fragancias florales, pero yo seguí un camino diferente. Entonces había en Londres más de 70 novedades en el mercado... ¿Cuántas quedan?

Ese logro se debe también a la coherencia de su trabajo durante muchos años.

Bueno, esta compañía no tiene el sueño de otras, que cambian a sus diseñadore­s cuando es necesario... Mi sueño era y es un poco “old fashion”: crear una línea de ropa que se pueda vestir durante mucho tiempo.

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El modisto Narciso Rodriguez.
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BLANCO Y NEGRO La pareja perfecta en siluetas fluidas con superposic­iones.

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