REBELDE CON CAUSA
“En una tienda hay experiencias que internet no te puede facilitar... Yo soy una persona muy visual, necesito probarme”.
¿Y qué pasa con los jóvenes? El ritmo es increíble, va rapidísimo, tanto que quizá no lo controlamos. La gente más joven está creciendo con esa realidad y se trata de que nosotros los guiemos sin dejar de lado los valores: haciéndoles entender que las cosas no caen de los árboles y que se hacen de una cierta manera, que el esfuerzo existe... Tenemos que educarlos como nos educaron a nosotros. Quizá, por haber tenido ese aprendizaje y haber visto a la gente cosiendo durante horas y horas, pienso que no podemos olvidar el trabajo que existe detrás. No se trata solo de apretar un botón y desentenderte de lo demás.
Usted es madre. ¿Está ya su hijo en esa edad?
Tiene siete años, pero ya hace sus compras. ¡De hecho, aprendo mucho de él! Me pide que mire las cosas que le llaman la atención. Le gusta patinar con un “skateboard” y sigue todo lo que hacen los patinadores famosos. Se fija en qué camisetas llevan, pero no le interesa la marca en sí, responde al fenómeno de los seguidores.
Tengo una sobrina de 11 años que vive en el norte de Europa. El año pasado, cuando visitó Madrid, la llevé a una tienda y le dije: “Esta marca está muy de moda, pero no estoy seguro de que ahora tengan colección para niños”. Me respondió: Sonia Rykiel (1930-2016) no fue una diseñadora al uso. Defendía que la moda debía dar libertad a la mujer y luchó por la igualdad y el empoderamiento femenino desde sus inicios en el sector, en 1968, y a través de otras facetas creativas, como la escritura. Se convirtió en un referente de la moda francsa, gracias a sus emblemáticas prendas de punto de rayas. “Pues no está tan de moda si no tienen para niños”.
[Risas]. ¡Una chica muy inteligente!
Cuando le pregunto cómo se visten en el colegio, como usted dice, más que seguir marcas, parece que les interesan los iconos.
Iconos... ¡Eso es interesante! Hoy, muchas compañías buscan un icono para lanzar una colección. Llevan cierto tiempo haciéndolo, pero bueno...
Todo el mundo piensa que el futuro es internet. ¿Qué piensa del placer que proporciona leer un libro o tocar una revista?
Sí, de estar sumergido en una historia, de estar perdido en el tiempo, de perderte en ti mismo. En internet todo va bum, bum, bum... ¡Demasiadas cosas y demasiado rápido!
Es una herramienta genial para muchas cosas, pero en ocasiones… Es gracioso, ¿sabe? A mí me gusta tener de vez en cuando un tiempo de “detox”. Hace unos ocho años, mi padre, siempre adelantado a su tiempo, me dijo: “Algún día harás curas de desintoxicación del móvil, de Instagram, de internet y del comercio electrónico”. Yo le dije: “¡Qué va! ¿De qué me hablas?”. Ahora la gente va a sitios concretos para desconectar.
En mi familia tenemos conversaciones por Skype, pero una carta también es bien recibida.
Es algo genial. ¿Sabe lo que hice yo? Hay una periodista francesa, cuyo marido empezó a crear una historia. Todos los lunes le mandaba una carta manuscrita con el fragmento de un relato. Por ejemplo, la historia de los tres mosqueteros pero adaptada a nuestro tiempo, con móviles y monopatines. Pues yo he decidido hacer lo mismo: tengo una ahijada que vive aquí, en Madrid, y le mando cartas. Puede que sean solo una o dos páginas, pero siempre son manuscritas. Hay cosas que, afortunadamente, nunca desaparecerán.