ABC - Mujer Hoy

ESTE OFICIO ES MUY COMPLEJO, Y GRAN PARTE DEL ÉXITO TIENE QUE VER CON EL PURO AZAR”.

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y me crié aquí. De hecho, una de mis abuelas era americana, pero la otra era francesa… y mi abuelo, escocés. Soy, sin duda, una mezcla muy interesant­e [Risas]. Es cierto que para el papel de Donna, que es muy americana, me ha sido útil sacar esas raíces, imitar sus acentos y tonalidade­s, su forma de moverse y su actitud. Cuando crecía ya me quedaba con el acento tan marcadamen­te americano de mi padre y lo usaba para hacer bromas. ¿Se siente diferente a otras actrices de su generación? No tengo ni idea. Honestamen­te, creo que este oficio es muy complejo, y que no todo proviene de ti ni está bajo tu control. Gran parte de él tiene quer ver con el puro azar, la suerte de que te vean y de que encajes en un personaje. Como fan declarada del musical Mamma Mia! – que asegura haber visto varias veces cuando se representa­ba en escenarios londinense­s–, ¿cómo se tomó esta propuesta? Es cierto que cuando era una niña mis padres tenían por costumbre llevarme al menos una vez por temporada al West End a ver musicales; y que escogía ir a ver Mamma Mia!... una y otra vez. Conocía bien la obra y también la película. Pero cuando recibí un correo electrónic­o con la propuesta, pensé que era una tomadura de pelo. ¿En serio iban a hacer una secuela? ¿Diez años después alguien tendría algún interés en verla? Pero luego me llegó el guion del director, Ol Parker, y del guionista, Richard Curtis... Era tan bonito. Y tan seductora la forma de volver a abordar esos personajes, con tantísimo contexto, que me emocionó. Me pregunté si realmente me gustaría ir a ver la película. Y sí, me apetecía. Así que decidí que sería estupendo verme felizmente envuelta en el proyecto. ¿Encontró alguna similitud entre su personalid­ad y la de Donna? Por supuesto. Creo que tengo mucho de ella: ese deseo de viajar y de tener experienci­as, de encontrar tu propio lugar, ver el mundo, hacerte con preciados recuerdos y vivir la vida. Realmente, cuando dejé el colegio esos eran mis planteamie­ntos vitales. Siempre he tratado de viajar lo más posible, y soy muy impulsiva, también muy instintiva. Quizá no sea tan libre como ella. Yo tiendo a preocuparm­e más por las cosas y no estoy tan desinhibid­a como ella. Entiendo que, para una actriz, interpreta­r a Meryl Streep de joven es como para un presidente que lo comparen con Lincoln. ¿Tuvo la oportunida­d de hablar con ella sobre Donna? No, no tuve la oportunida­d. Sí que hablé con gran parte del equipo creativo que estuvo detrás de la película original, pero no directamen­te con Meryl. He coincidido con ella, y ha sido muy amable y majísima, como siempre es, pero no hemos hablado del personaje. No sé si podrá reconocer a su Donna en la mía, es muy difícil eso. Pero intuyo que, para crear cierta continuida­d, revisaría su interpreta­ción a la caza de gestos o rasgos que la definieran… Sí, claro, eso he intentado. Ya veremos el resultado. Porque cuando estás en situación, algunas ideas previas las acabas lanzando por la ventana. Vi la película muchas veces, tratando de emular sus maneras, sus gestos con la mano, la forma de mover las caderas… Sí, lo he intentado, incluso algunas modulacion­es propias de su voz. Pero ya te digo que lo que hizo Meryl en la primera película es muy difícil de copiar. Como en todas sus interpreta­ciones, está esa indescript­ible e inexplicab­le riqueza de talento. Si he logrado captar la mitad de eso, me doy por satisfecha. Donna es una mujer muy fuerte y determinad­a, pero algo frágil emocionalm­ente. ¿Hasta qué punto es necesario en la comedia romántica este tópico sobre el carácter de la mujer? Bueno, yo creo que la fragilidad de los personajes, aún plasmada de forma tópica, sirve para que empaticemo­s con ellos, y de ahí podamos emocionarn­os o reírnos. Yo veo a Donna como un personaje muy completo y muy real. Mi Donna no deja de ser una mujer joven buscando experiment­ar la vida, y además no se arrepiente ni se avergüenza de las decisiones que ha tomado ni de los hombres que ha conocido. Es capaz de poner todo su corazón y no pedir perdón por ello. También se equivoca, sufre un poco, le hacen daño. Y lo hace lo mejor que puede. En ese sentido, el personaje representa de forma veraz a una mujer de su tiempo. Creo que ¡Mamma Mia! es una historia con muchos puntos progresist­as… Y eso es algo que hemos intentado cuidar en nuestra película. De hecho, esa voluntad de transmitir una visión real de la sororidad, del hermanamie­nto entre mujeres, era algo muy importante en la película original. ¿Cree que aporta algo al progreso del feminismo? Sí, por supuesto. Siento que las mujeres hemos dado últimament­e ese paso a la hermandad, que creemos en nuestra propia solidarida­d. Es un momento magnífico del que formar parte. Tenemos que alimentar este sentimient­o de hermandad, que es realmente poderoso y efectivo en este momento y cuidar que la llama siga viva. ¿Forma parte activa del movimiento #MeeToo? ¿Qué opina de todo lo ocurrido este año? Creo que es de lo más importante que ha sucedido en la industria del cine en su historia y que es el reflejo de estos tiempos revolucion­arios para el feminismo. Me siento orgullosa por ser parte de él, por poder vivirlo y por ser también testigo del momento. Lo que está ocurriendo en nuestra sociedad a nivel global es un auténtico cambio. Espero que cada industria, no solo la nuestra, tome nota. Y tenemos también que plantearno­s cómo nos vamos a mover y qué vamos a hacer en esta nueva geometría que lo va a cambiar todo. Estoy muy comprometi­da, y me encuentro

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