8. DESCUBRIR NUESTRA NATURALEZA CÍCLICA
Un paso más allá de la clínica, la higiene y la política se encuentra la evidencia de estar conectadas a un ciclo hormonal, una sucesión de fases cuya presencia puede depender tanto de la constitución de cada cuerpo como de la atención que les prestemos. Erika Irusta, pedagoga menstrual y fundadora de la comunidad soy1soy4.com, incide en los beneficios de conocer el cóctel hormonal personal y los cambios químicos que produce. La clave está en diseccionar las cuatro fases del ciclo menstrual y sus particularidades físicas, psicológicas y anímicas: un ir y venir de estrógenos y progesterona que hace que nuestro cuerpo se queje (dolores, irritabilidad...) si no está en equilibrio. Estrés, mala alimentación, cansancio o exigencias de productividad afectan a esta especie de medidor de máxima receptividad de nuestra calidad de vida que es nuestro ciclo menstrual.