ABC - Mujer Hoy

La arena no es para mí

- LUCÍA TABOADA RAQUEL CÓRCOLES

Hay habitantes naturales de la playa. Hernán Corteses de la costa. Las puedes ver paseando por la orilla como si el terreno les pertenecie­se por legítima conquista. Otras, sin embargo, sentimos la playa como algo ajeno. Dejamos las zapatillas en el rellano antes de entrar. Somos invitadas. Nos gusta la playa, pero en pequeñas dosis. La digna lechosidad de nuestra piel nos precede. Más de tres horas al sol POR

Y GUION ILUSTRACIO­NES Paraimperf­ectas.com nos molesta. Nos puedes encontrar dando vueltas en la toalla como pollos asados, visiblemen­te incómodas, pidiendo el amparo constituci­onal de la sombra.

Y eso la playa lo sabe. Por eso la arena no se atreve a tocar las toallas de sus habitantes naturales mientras que en las nuestras fluye sin respeto. Mis rodillas se convierten en cachopos cada vez que me doy la vuelta. Ya en casa, cuando me quito el biquini, consigo recolectar sílice suficiente como para moldear una de esas tortugas que se presentan siempre a los concursos de esculturas de arena. Un día me salió una duna de Albuquerqu­e de un bañador.

Las habitantes naturales de las playas van además preparadís­imas: biquini de repuesto, agua, merienda, elementos de ocio, tiritas. Todo es poco. Mientras nosotras nos plantamos en la playa con la convicción de habernos dejado en casa hasta a Macaulay Culkin. Tan poco preparadas estamos qu,e aunque nos afanamos en echar crema en cada milímetro de nuestros cuerpos, siempre nos terminamos quemando por partes escurridiz­as: un trozo de la frente, la rodilla, debajo del pecho, el pie, un gemelo… Hay una cosa que acabas de asumir con el paso de los años: en la playa hay deslumbran­tes cuadros de Sorolla. Y también hay cuadros, a secas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain