CIEN AÑOS DE UNA FOTO HISTÓRICA
Luca de Tena tenía razón cuando de él dijo «que entre sus defectos estaba el de su inteligencia, pues, con excepciones notorias, como las de Canalejas, Maura, Dato y algunos pocos más, era más inteligente que la mayoría de sus ministros». Y para lograr su empeño escenificó un golpe teatral: convocó en su despacho, a la misma hora y de forma simultánea, a todos esos líderes y una vez reunidos les invitó a formar un Gobierno de carácter nacional. Como se resistían, amagó con su renuncia para forzar su voluntad y, al percatarse del problema que podría plantear la expatriación del Monarca, como contaría Romanones, «casi sin discusión, todos le manifestamos estar dispuestos a satisfacer sus deseos». Entonces, sigue narrando el conde, el propio Rey tomó papel y pluma y dijo: «Yo haré de secretario», y fue confeccionando la lista: «Primero, el nombre de Maura para la Presidencia, que aceptó con aire de resignación, aunque yo creo que en el fondo satisfecho al ver cómo la justicia se abre paso y cómo las campañas contra él terminaban