El parricida de Getafe: «He matado a mis hijos; no quiero que sufran»

«He sido yo. He matado a mis hijos. No quiero que sufran». Así decía la escueta nota manuscrita hallada entre las ropas del parricida de Getafe (Madrid), José Alberto Gálvez López, de 46 años, que se suicidó la noche del martes arrojándose a las vías del tren en una estación de Renfe situada a unos dos kilómetros del domicilio familiar, tras acabar ahí con la vida de sus dos hijos, de 13 y 8 años. Los ahogó en la bañera, los recostó sobre la cama de matrimonio, prendió fuego al cuarto y se marchó, cerrando la puerta con llave. Los hechos produjeron cuando la mujer del filicida, Raquel Monreal, de 45 años, salió a comprar.

Todos los indicios apuntan a que primero ahogó a la menor, Marina, Después, hizo lo propio con el mayor, Alejandro, aquejado de parálisis cerebral. El 112 recibió los avisos de ambos sucesos con cinco minutos de diferencia: el del fuego a las 20.15 horas y el del atropello a las 20.20.

La autopsia revela que se hallaron restos de agua en los pulmones de los pequeños y que no perecieron por inhalación de humo. Se desconoce si utilizó algún sedante para adormecerles. ¿Por qué lo hizo? Solo él lo sabe y se ha llevado el secreto a la tumba, además de la vida de sus hijos, «a los que quería con locura». José Alberto estaba en paro y muy deprimido. Tal vez el hecho de que, según algunas fuentes, su mujer hubiera iniciado los trámites de separación –pese a que ayer ella negó ante la Policía este extremo– le provocó esa espantosa reacción. Más que una venganza, sus allegados achacaban lo ocurrido «a la desesperación».