Los padres de Gabriel apuntalan las pruebas por asesinato contra Ana Julia Quezada
Ángel Cruz y Patricia Ramírez declaran ante el juez en uno de sus días «más duros»
Relaciones El instructor preguntó a los progenitores por la relación de la arrestada con el pequeño
Durante dos horas y por separado Patricia y Ángel, los padres del pequeño Gabriel Cruz Rodríguez, declararon ayer en la Ciudad de la Justicia de Almería ante el juez Rafael Soriano, que instruye el caso por la muerte violenta de su hijo y cuya autoría ha reconocido Ana Julia Quezada, la ahora expareja del progenitor. Con esta declaración, el magistrado pretendía arrojar más luz sobre el crimen y sobre el papel que antes y durante la desaparición del niño representó la detenida.
La cita estaba fijada para las 12.00 horas, pero antes los padres remitieron un comunicado en el que advertían de que se iban a enfrentar a «uno de los días más duros», porque tendrían que recordar y detallar todo lo vivido durante las doce jornadas de intensa búsqueda de su hijo. En todo momento estuvieron acompañados por sus representantes legales, la pareja de letrados penalistas conformada por los hermanos Francisco y Miguel Ángel Torres, en cuyo vehículo Patricia y Ángel abandonaron los juzgados almerienses minutos antes de las 15.00 horas. El despacho de abogados contratado por la familia es el único de Almería que desde sus orígenes atiende exclusivamente asuntos penales y en la provincia se valora la gran experiencia en este ámbito de sus profesionales.
Tras su comparecencia ante el juez, los padres, que ejercerán la acusación particular en la causa, no quisieron hacer declaración alguna y abandonaron la sede judicial desde el aparcamiento.
No trascendió el tiempo exacto que cada uno estuvo en presencia del instructor, pero sí que lo hicieron por separado y que el magistrado les interpeló por la relación del niño con la autora confesa del crimen. Especialmente receloso se mostró por los días que duró la búsqueda del niño y el comportamiento durante todo ese tiempo de Ana Julia Quezada.
Unas jornadas interminables y agotadoras para la familia en la que ésta «dio una falsa apariencia de preocupación por la desaparición y suerte del niño», desde que su rastro se perdiera sobre las 15.30 horas del 27 de fe- brero al abandonar la casa de la abuela paterna para dirigirse a pie hasta la vivienda de sus primos, en la barriada nijareña de Las Hortichuelas.
Durante estos días, siempre según el auto de prisión del juez, la acusada «mantuvo el engaño, aumentándolo hasta el punto de colocar ella misma una camiseta del menor en el monte» y que ella misma localizó. En las diligencias instruidas por la Guardia Civil se sostiene que esta mujer, natural de la República Dominicana, es autora de los delitos de asesinato con alevosía, detención ilegal y contra la integridad moral.
Secreto de sumario
Quien sí que atendió a los medios de comunicación al término de las declaraciones de los padres fue el abogado de la defensa, Esteban Hernández. El letrado rechazó desvelar lo ocurrido en el interior del despacho del juez al permanecer decretado el secreto del sumario sobre las actuaciones.
No obstante, el letrado, cuyo papel no va a ser nada sencillo, reconoció que el de ayer fue «un día duro para todos» e instó a la ciudadanía a respetar «el dolor» de la familia de Gabriel a través de la «mesura», que también demanda a la administración de Justicia en aras de que su defendida «pueda tener el juicio justo que toda persona se merece».
Sobre la situación de Ana Julia Quezada en la prisión provincial de El Acebuche, donde está en régimen de aislamiento por seguridad y vigilada en todo momento por otra reclusa de confianza, indicó que «lo que sé es que su situación es de absoluta normalidad y que está recibiendo el trato habitual» de cualquier centro penitenciario.
Hoy está previsto que el juez tome declaración, también en calidad de testigo, a la abuela paterna de Gabriel, que fue, junto a Ana Julia Quezada, las dos últimas personas que lo vieron con vida. El magistrado pretende extraer tanto de los padres como de esta mujer de 84 años, los argumentos suficientes para afianzar su idea de que la detenida participó incuestionablemente en la muerte del niño y que de su comportamiento «se infiere una malvada voluntad dirigida especialmente a asegurar la comisión del crimen».
La abuela, hoy Hoy tendrá que declarar también como testigo la abuela paterna del niño, desde cuya casa desapareció