Para vivir más no hay que pasar hambre, solo reducir el plato
Restringir en un 15% las calorías muestra beneficios incluso en personas delgadas
el envejecimiento. Investigación tras investigación, en gusanos, moscas, ratones e incluso en el «macaco rhesus», el animal de experimentación más parecido al hombre han demostrado con tozudez que reducir la ingesta de calorías alarga los años de vida saludable. Ahora un nuevo y esperado estudio, esta vez con personas de carne y hueso, llega a la misma conclusión: si quiere reducir su riesgo de cáncer, diabetes, párkinson o alzhéimer, reduzca el tamaño de su plato.
La buena noticia es que para lograr nuestro objetivo no es necesario pasar hambre o llegar a la desnutrición. Basta con reducir en un 15 por ciento la ingesta calórica, según se publica en la revista «Cell Metabolism». Con ese gesto, un grupo de 53 hombres y mujeres sanos, de entre 21 y 50 años, perdieron durante dos años casi 9 kilos de peso, de los cuales el 70 por ciento era grasa corporal. El fin no era adelgazar sino reducir el estrés oxidativo, una condición que se ha relacionado con enfermedades típicas del envejecimiento, como la diabetes, el cáncer, el alzhéimer o el párkinson.
Hubo beneficios y no se observaron efectos adversos. Ni anemia, ni pérdida ósea. Es más, el grupo que adelgazó experimentó una mejora del estado de ánimo y de calidad de vida saludable. Un dato importante es que incluso las personas sanas y delgadas se beneficiaron, recuerda Leanne M. Redman, científica del centro Pennington de Investigación Biomédica y autora del estudio. Comer menos redujo el metabolismo basal, la cantidad de energía que necesita el cuerpo para mantener todas sus funciones. Redman cree que «debemos acostumbrarnos a comer menos y a hacerlo de forma sostenida en el tiempo, no con dietas puntuales», detalla. Y cuanto antes mejor. «Si empezamos a los 25 años podemos prolongar nuestra vida saludable durante al menos 7 años».», explica Redman a ABC.