El pasaporte pos-Brexit se fabricará en la UE
El Gobierno trasladará la fabricación del documento del norte de Inglaterra a Francia y recupera el color azul, previo al periodo comunitario
Las acciones de la empresa británica que fabricaba los pasaportes cayeron un 5%
Era una de las principales peticiones de los más brexiter del Gobierno y que Theresa May concedió para aplacar sus feroces críticas sobre el proceso de salida de la Unión Europea. El nuevo pasaporte británico volverá a ser de color azul tras abandonar el burdeos característico de los países miembros y será una de las banderas de la nueva era del Reino Unido fuera de las fronteras comunitarias. Pero todo este simbolismo ha quedado completamente opacado por un motivo que nadie esperaba y que ha dañado el orgullo nacional: serán fabricados precisamente en suelo europeo.
Lo anunciaba ayer el fabricante británico que se encargaba hasta ahora de realizar los pasaportes de los ciudadanos de Gran Bretaña, De la Rue. Su director, Martin Sutherland, se quejaba en los micrófonos de la BBC de que el contrato para fabricar estos nuevos documentos lo ha ganado, por 490 millones de libras (560 millones de euros) una compañía situada al otro lado del Canal de la Mancha, la franco-holandesa Gemalto.
«Durante los últimos meses hemos escuchado a ministros felices de venir y hablar sobre el nuevo pasaporte azul y el hecho de que es un icono de la identidad británica, pero ahora este va a ser fabricado en Francia», señalaba Sutherland, que además hacía una petición tanto a la primera ministra británica como a la titular de interior del Gobierno, Amber Rudd: «Me gustaría pedirles que vengan a mi fábrica y le expliquen a nuestra dedicada fuerza de trabajo por qué es una decisión sensata externalizar la manufactura de un icono británico».
Según el Ministerio del Interior este concurso del contrato tiene que ser, debido a las normas europeas, abierto a las licitaciones de todas las empresas del continente. Excusándose desde el Ejecutivo aseguran que esta decisión ahorrará entre cien y 120 millones de libras al contribuyente. Algo que no dejaba contentos a los más euroescépticos, cuyas críticas no dejaron de aflorar durante todo el día. Entre ellas la de la exministra de Cooperación Internacional, Priti Patel, que ha calificado esta decisión como «humillante» y «vergonzosa».
Ante estas declaraciones el Gobierno comenzó a recular. El propio ministro de Cultura, Matt Hancock, en la cadena pública, afirmaba que el trato «no está cerrado del todo» dejando una puerta abierta a la marcha atrás que le piden sus colegas conservadores. Más tarde incluso una portavoz del Ministerio de Interior también retrocedía y aseguraba que «la decisión final aún no está tomada».
Algo que parece no importarle a la empresa De la Rue, que ha visto cómo sus acciones cayeron ayer más de un 5% en Bolsa y que, según su director, con esta decisión se podría ver afectado el empleo de más de 600 trabajadores que hasta ahora se encargaban de emitir los pasaportes británicos.
Las críticas no llegaron solo desde los brexiter del partido conservador. Esta decisión también ha dolido en la oposición y varios diputados laboristas aprovecharon para despacharse contra Theresa May: «Ningún país de la UE se comporta como nosotros», señalaba John Spellar. Hasta los liberales demócratas, los únicos que siguen apostando abiertamente por acabar con el Brexit y permanecer en la Unión Europea, se mofaron de esta patada a la identidad nacional que ayer se llevaron los británicos.