Conte, a la caza de tránsfugas para salvar su gobierno
Los cambios de chaqueta, fenómeno extendido en la política italiana
El transfuguismo o cambio de chaqueta, el pasar de un grupo parlamentario a otro, es una historia infinita en la política italiana y hoy vuelve a estar a la orden del día. Para salvar su gobierno y mantenerse en el poder, tras abandonar la coalición el partido Italia Viva de Matteo Renzi, el primer ministro Giuseppe Conte está empeñado en una fatigosa negociación para que diversos senadores cambien de chaqueta.
Las cuentas aún no le salen y el abogado Conte confía en que le echen un bote salvavidas quienes saben navegar en las aguas turbulentas de la política italiana. Entre ellos están los supervivientes de la vieja Democracia Cristiana, que aún custodian su símbolo y la inspiración cristiano-demócrata bajo las siglas UDC (Unión de Centro), aunque su actual dirección dice hoy que no se presta a «los juegos de palacio, porque estamos con el centro derecha».
Por ahora, Conte está cerca de lograr su objetivo, pero el resultado es todavía incierto. El primer ministro se presentará el lunes en la Cámara de diputados para pedir su confianza. Aquí sí cuenta con la mayoría. El martes acudirá al Senado, donde el margen es muy estrecho: necesita el voto favorable de 161 senadores. Algunas fuentes dicen que está a punto de superar esa cifra, otras que su cuenta se ha parado en 156.
Todo puede ocurrir, teniendo en cuenta la facilidad con que los parlamentarios italianos cambian de chaqueta. Gracias a este fenómeno el ex primer ministro Matteo Renzi montó en septiembre de 2019 su propio partido, Italia Viva (hoy con el 2,5% en los sondeos). Con Renzi se pasaron de bando 18 senadores y 30 diputados del Partido Democrático, en el que fue destacado dirigente más de una década. El ex primer ministro y exalcalde de Florencia ha sido el responsable de la actual crisis de gobierno, al retirar a sus dos ministras para hacer caer al Ejecutivo Conte, al que acusó de autoritario e inútil.
El análisis del fenómeno del transfuguismo es fundamental para comprender las tensiones de las últimas semanas en los partidos, en particular los de la coalición de gobierno (Movimiento 5 Estrellas, Partido Democrático, Libres e Iguales y hasta el pasado miércoles Italia Viva). Los números hablan por sí solos: en 2020 hubo 57 cambios de chaqueta (18 senadores, 39 diputados), de un total de 147 en la legislatura (38,8%), que se inició el 23 de marzo de 2018. La principal víctima fue el Movimiento 5 Estrellas, en el que conviven ya numerosas tribus políticas: perdió 33 parlamentarios, según la Fundación Openpolis. Pero todas las principales fuerzas políticas han registrado entradas o salidas.
Berlusconi, rey del mercado
La negociación para Conte esta resultando muy complicada y polémica. Hasta hace poco el transfuguismo era considerado alta traición. Se veía con desprecio entre las fuerzas políticas esa «compraventa» de parlamentarios. Para denominarlos se inventó el eufemismo «responsables», después de que un diputado, Domenico Scilipoti, fundara en 2010 el Movimiento de Responsabilidad Nacional, para salvar con su voto al Gobierno de Silvio Berlusconi. El Cavaliere ha sido el rey en ese mercado del transfuguismo. Algunas veces ha tenido que intervenir la magistratura. Por ejemplo, el exsenador napolitano Sergio De Gregorio admitió públicamente en 2013 haber recibido de Berlusconi dos millones de euros en negro para cambiar de partido, por lo que fue condenado a 20 meses de cárcel.
Se explica así que hoy el término «responsables» suene mal. En el M5E, que se inventó el «vínculo de mandato» para evitar el transfuguismo que odiaba, ahora uno de sus líderes Luigi Di Maio, ministro de Exteriores, ha ideado el eufemismo «constructores europeos». Un término para blanquear a los tránsfugas, porque hoy le sirven para salvar a Conte, que llegó a encabezar el Gobierno a propuesta precisamente de Di Maio, aunque aún no es militante del M5E.
Ahora las alternativas son fundamentalmente cuatro: 1) Un nuevo gobierno con PD, M5E, Libres e Iguales y los ahora llamados «constructores». 2) Un Ejecutivo con la actual mayoría pero con otro primer ministro. 3) Gobierno institucional. 4) Elecciones anticipadas, lo que sería un suicidio para el centro izquierda. Lo más probable es una de las dos primeras soluciones. Pero todo es posible en la política italiana.