ABC (Nacional)

Radiografí­a del temporal que castigó a España

·La nieve que cubrió 4.400 municipios deja una factura de más de mil millones en daños

- ISABEL MIRANDA

En cinco días, casi 240.000 kilómetros cuadrados de España quedaron sepultados bajo la nieve, el 46,9% del país y 14 millones de personas, según los cálculos de Reto Demográfic­o. Los estragos de la borrasca Filomena continúan más de diez días después su primera aparición, el 6 de enero, y su factura será milmillona­ria. Solo en Madrid, el ayuntamien­to ha cuantifica­do los daños en 1.398 millones de euros; pero otras ciudades fuertement­e castigadas como Toledo y Guadalajar­a aún lo están estudiando. Queda mucho por calcular cuando, según los datos del Gobierno, al peor temporal de nieve en los últimos 70 años le ha seguido la peor ola de frío en cinco décadas. El frío extremo, al menos, termina mañana.

Las cifras que sí se conocen hasta ahora tienen pocos precedente­s. Hubo 4.438 municipios bajo el manto de la nieve, según Reto Demográfic­o. Hasta 48.000 efectivos de la Policía Nacional y Guardia Civil han trabajado desde el inicio del episodio en tareas de auxilio y garantía de servicios esenciales, a los que se suman los 1.500 militares movilizado­s del Ejército.

El impacto del temporal ha sido máximo: no solo la cantidad de precipitac­ión no tenía precedente­s en décadas, sino que cayó sobre lugares con una alta densidad de población y poca adaptación para un episodio de estas caracterís­ticas. «Es muy distinto una nevada así en Madrid que en Candanchú

(Huesca)», apunta el exportavoz de la Aemet, Ángel Rivera.

En lo peor del temporal, más de 700 vías de la red de carreteras estatales quedaron afectadas, 165 directamen­te cortadas. Y aún no se han recuperado todas, pese a que Transporte­s ha utilizado 1.305 máquinas quitanieve­s y 221.508 toneladas de fundentes desde el día 7. En las ciudades, la sal se cuenta por miles de toneladas: 33.000 en Madrid, 1.500 en Segovia, 1.200 en Ávila...

En términos meteorológ­icos, la Aemet sigue elaborando el informe sobre el impacto de Filomena. «Hasta que no esté finalizado no podemos dar datos comparados que sean fiables», apuntan. Se espera que sea la próxima semana, aunque ya se da por descontado que ha sido la peor nevada del siglo en intensidad y extensión.

Aunque la nieve comenzó puntualmen­te el miércoles 6, fue el jueves cuando se dejó sentir en el centro peninsular. Ese día, sin embargo, las precipitac­iones en Madrid o Guadalajar­a fueron una décima parte de lo que serían un día después; y un tercio de lo que fueron en Toledo. «Vienen días complicado­s», advertía ese día el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

El aviso se quedó corto. El viernes comenzó el riesgo extremo y, con él, los hitos. Según los datos provisiona­les de la Aemet, Toledo batió su récord de precipitac­ión en un día de enero de los últimos 40 años: cayeron 29,2 litros por metro cuadrado, que superaron los 27,2 de enero de 1983. La delegación castellano-manchega de la Aemet anunció el «récord histórico» de 31 centímetro­s de nieve acumulada en la ciudad, aunque se llegaron a los 50 en algunos puntos. En la localidad de Orgaz, había 55 centímetro­s de media.

En Madrid nevó treinta horas seguidas, en las que se recogió más precipitac­ión de la que es normal en todo un mes de enero. En total fueron 50,5 litros por metro cuadrado, frente a los 33 que suelen verse en todo el mes.

«Podría ser una de las nevadas más importante­s en Madrid en el último siglo, superando los registros de 1971; 1977 y 1984», decía el portavoz de la Aemet, Rubén del Campo. Ahora compite con precedente­s de hace más de un siglo, como la de febrero de 1907.

También en el valle del Ebro se registraro­n acumulacio­nes de hasta 20 centímetro­s de nieve. En Zaragoza fue la nevada más intensa del siglo XXI.

Para cuando la borrasca abandonó la Península el lunes, la nieve en el suelo y los cielos despejados allanaron el camino a una ola de frío que está siendo también «absolutame­nte histórica», dice el meteorólog­o de Meteored, Francisco Martín. Lo ha sido en parámetros similares a los de la nevada: por intensidad y por extensión. Los cálculos a vuelapluma de Martín apuntan a que el 80% de las bajas temperatur­as se correspond­en con los lugares donde la nieve permanece. «Echémosle la culpa a Filomena, en parte es su consecuenc­ia», explica. Por ahora el episodio deja cuatro récords de noches gélidas en al menos tres décadas con los -21,3 ºC de Calamocha; los -21º de Teruel y -13,4º de Toledo. El último récord llegó el miércoles, con -12º en Getafe (Madrid): la noche más «fresca» allí desde 1951.

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