ABC (Nacional)

«Es mucho peor que digan que somos del Madrid o del Barça que malos»

Carlos Velasco Carballo Presidente del Comité Técnico de Árbitros El jefe de los árbitros repasa la situación del colectivo más criticado del fútbol

- RUBÉN CAÑIZARES MADRID

Pudo ser ingeniero industrial especializ­ado en electrónic­a, como lo fue su padre, pero a la vez que destacaba con notas brillantes en el Instituto y en la Universida­d lo hacía en los campos de tierra de Madrid. Ni siquiera una agresión en un partido de categoría regional, cuando apenas tenía 18 años, le echó de su camino: «Los árbitros somos valientes por naturaleza», asegura Carlos Velasco Carballo (Madrid, 16 de marzo de 1971) en esta extensa entrevista con ABC en la que presume con orgullo de dirigir a «uno de los mejores colectivos arbitrales del mundo». —¿Qué recuerda de su infancia? —Me crié en el barrio de Aluche, estudié en el colegio Cuba, luego fui al Instituto Blas de Otero, y me licencié en ingeniería industrial en la Universida­d Politécnic­a, especializ­ándome en electrónic­a industrial. Era buen estudiante, pero, sobre todo, era un niño que jugaba al fútbol de día y noche. —¿Familia humilde o pudiente? —Muy humilde. Mi padre trabajó treinta años en Standard Eléctrica, y mi madre fue una ama de casa abnegada a mi hermano, que ahora es químico, y a mí. Vivíamos en un piso de sesenta metros cuadrados y con un sueldo justito. —¿Era bueno jugando al fútbol? —Primero fui extremo y luego mediocentr­o constructo­r. Afortunada­mente, el fútbol perdió un desastre de jugador y ganó un árbitro normalito.

—¿Un árbitro es futbolista frustrado?

—Yo no lo escondo. Me hubiera encantado tener talento para jugar al fútbol al máximo nivel, pero no lo tuve. Ahora bien, no soy árbitro porque fuera la segunda opción ni soy un futbolista frustrado. Soy un árbitro convencido. Me hubiera encantado ser futbolista, pero si naciera mil veces, mil veces sería árbitro.

—¿Cómo empezó en el arbitraje? —Fue gracias a un amigo de mi hermano en el Instituto, Antonio Rubinos Pérez, que llegó a ser árbitro de Primera e internacio­nal, y que hoy es mi adjunto. Su padre era árbitro, él le metió en este mundo y nos arrastró a otros, como a mí. Tenía 16 años. —¿Pensó en dejarlo cuando fue agredido con solo 18 años? —Todo árbitro pasa momentos de dudas porque el arbitraje, en ciertas ocasiones, también es desagradab­le. Los árbitros pasan por momentos duros y tienes que tener alguien a tu lado o una mentalidad fuerte para saber que hay más cosas positivas que negativas. No es admisible que un árbitro lo deje por amenazas o conductas violentas. Por suerte, el árbitro español es valiente por naturaleza. —¿Álvaro y Javier (17 y 15 años), sus hijos, serán árbitros?

—No lo creo. Jugaron al fútbol de pequeños, pero lo han dejado. De hecho, no son amantes del fútbol. Ni siquiera ven partidos conmigo. Prefieren su ordenador, sus videojuego­s… El deporte es la esencia en nuestra casa. Hay más

Sincero

«Me hubiera encantado tener talento para ser futbolista, pero si naciera mil veces sería árbitro»

Error arbitral

«Es mentira que se mire el móvil en el descanso para ver si se acierta o no. Y con el VAR, mucho menos»

Sueldos

«¿200.000 euros? Cobran más. El salario debe estar en consonanci­a con su elevada responsabi­lidad»

chándales que corbatas, pero no les gusta el deporte y yo nunca fui un padre incitador de hijos que sigan su camino.

—¿Son buenos los árbitros españoles?

—De altísimo nivel, y aciertan infinitame­nte más que se equivocan.

—¿Siente que dirige un colectivo muy castigado por la crítica?

—Los árbitros profesiona­les son deportista­s de élite y tenemos que aceptar que desarrolla­mos una actividad pública que es objeto de crítica. Se critica, y mucho, a futbolista­s, entrenador­es y dirigentes. Muchos de ellos sufren campañas de acoso bestiales ¿Por qué, entonces, un árbitro no va a aceptar con naturalida­d la crítica? Lo único que pedimos es respetar nuestras decisiones y no dudar de su honorabili­dad. Una cosa es decir que se ha equivocado en tres penaltis y otra que no he querido pitar tres penaltis por favorecer o perjudicar a un equipo en cuestión. Dudar de la honestidad del árbitro es lo más grave.

Si a un árbitro le quitamos la neutralida­d destruimos la esencia del arbitraje.

—¿Es peor que te digan que son del Madrid o del Barça a que te llamen malo?

—Sin duda. 200%. Esto es como si a un futbolista le dices que ha fallado un penalti porque quería fallarlo. El futbolista entrena toda la semana para jugar el mejor partido posible el domingo, pero es imposible pensar que falla un penalti a propósito. Es descabella­do. El delantero vive del gol, el portero de paradas y el árbitro del acierto. Es su único patrimonio.

—¿Qué le gustaría que pusieran en su epitafio?

—Velasco Carballo pitó lo que vio.

—¿Los árbitros nunca critican a nadie?

—Somos el estamento más respetuoso del fútbol. Un árbitro jamás dice una palabra negativa de un futbolista, entrenador, dirigente o de otro compañero. Es respetuoso por convicción, por educación y porque su función así lo exige.

—¿Algún día veremos a un árbitro catalán pitando al Barça y a uno madrileño pitando al Madrid?

—Me encantaría. Es impensable que pongamos en duda a un jugador cuando se enfrenta al equipo de la localidad donde nació y vivió. Si un árbitro no pita a los equipos de su comunidad autónoma no es por dudas sobre su honorabili­dad, sino por tratar de protegerle del día a día en su ciudad. Espero que dentro de unos años cualquier árbitro pueda pitar cualquier partido.

—Ver un futbolista retirado siendo árbitro parece más difícil…

—Fuera de España sí ha ocurrido. Un exfutbolis­ta tiene el perfil perfecto para ser árbitro. ¿Quién sabe más de fútbol que ellos? Eso no quiere decir que vaya a ser bueno, pero me encantaría ver a exfutbolis­tas siendo árbitros.

—Un árbitro de Primera gana alrededor de 200.000 euros por temporada. ¿Le parece bien?

–Los árbitros de Primera ganan mucho más dinero del que me dices, pero no me gusta hablar de este tema. Hay 20 árbitros en Primera que son los mejores de su profesión en toda España. Coge los 20 mejores futbolista­s de Primera. ¿Cuánto ganan? Evidenteme­nte un árbitro no es un futbolista, no podemos ni compararno­s con ellos, sería un insulto. Pero si en Primera se ganan millones de euros, pensar que los árbitros ganan mucho dinero… El grado de exigencia y responsabi­lidad que tienen los árbitros en España es elevadísim­o, y por eso considero que su salario debe ir en consonanci­a con la responsabi­lidad

—Algunos piensan que un árbitro trabaja 90 minutos a la semana.

—Un árbitro tiene un contrato de 37,5 horas semanales y el partido del domingo es el broche a toda la semana de trabajo. El árbitro entrena todos los días, tiene sesiones técnicas, revisa sus partidos y estudia a los dos equipos que tiene que pitar: cómo hace los saques de esquina, como tira penaltis, cómo defiende, cómo saca el balón jugador, cómo hace el repliegue tras pérdida…

—¿Le parece bien que un árbitro mire el móvil al descanso para saber si ha acertado o se ha equivocado?

—Eso es mentira. Si el árbitro tiene que esperar al descanso para saber si ha acertado o se ha equivocado no es un árbitro del fútbol español. Yo jamás tuve que mirar el móvil al descanso para saber si acertaba o no. En el 2021, con el VAR, mucho menos. Se sabe al instante.

—¿Qué le dice a un árbitro que se ha equivocado?

—Yo me he equivocado mucho más que tú. Soy muy comprensiv­o. Analizamos juntos el error para intentar que no vuelva a suceder.

—¿Le gusta el VAR de la Liga?

—En 2021, en España, los partidos del fútbol tienen menos errores que nunca gracias al VAR. Tenemos uno de los mejores arbitrajes del mundo y uno de los mejores VAR del mundo.

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DE SAN BERNARDO Velasco Carballo, posando para ABC en la Ciudad Deportiva de Las Rozas
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