ABC (Nacional)

Un campeón en la escuela

Ha encontrado en asesorar a los jóvenes un camino con el que seguir siendo el piloto competitiv­o que siempre fue

- LAURA MARTA

iempre fue Nico Terol, piloto y campeón del mundo de 125cc en 2011. Sigue siendo Nico Terol, profesor, guía, asesor y mentor de los próximos campeones. Nicolás solo lo llama su madre, ríe.

El piloto (compite en carreras de resistenci­a) sonríe a sus 32 años después de que el deporte le ofreciera esas dos caras que siempre van unidas: el éxito y la espalda cuando los resultados no llegaron y la energía pitó por falta de reservas. Aprendió de ambas, lo que ahora comunica y enseña a los niños que quieren emularlo en la pista en el equipo júnior de Aspar Team. «Es un honor ser parte de esto y lo estoy disfrutand­o muchísimo», remarca a ABC.

Esta transición de pupilo a maestro fue sutil, casi natural. «Fui a ver a Pecco Bagnaia y a Jorge Martín al Campeonato de España y hablando con Jorge Martínez Aspar surgió todo esto», resume. Todo esto es continuar en el equipo que lo hizo campeón en 2011 y dejar sus conocimien­tos más allá de las dos ruedas. «Sé la visión de un piloto y es fácil trasladarl­es la tranquilid­ad. Me encanta transmitir. Me ayuda mi carácter, porque siempre fui muy metódico. Me gustaba analizar dónde

Spodía mejorar, dónde poder rascar y lo he trabajado mucho. De la última carrera que gané en Moto2 todavía te puedo decir dónde podría haber sido mejor». Está en continuo aprendizaj­e, pues cada piloto que llega al equipo júnior tiene unas caracterís­ticas únicas. «Desde fuera veo muchas cosas que me pasaron inadvertid­as cuando pilotaba. A algunos pilotos darles mucha informació­n antes de la carrera los satura, a otros los motiva; o dar consejos a uno lo anima y a otro lo pone más nervioso. He aprendido mucha psicología. Creo que es la clave porque cuando llegan aquí ya todos tienen talento. Y lo que los diferencia es quizá esa parte más mental», se explaya.

Es tan competitiv­o y sigue tan en forma y con tanta pasión que ni siquiera en las concentrac­iones, como la de esta semana, permite que lo superen. «Estoy igual que cuando gané el Mundial. Me subo a la moto y, si puedo, les gano. La adrenalina la sigo teniendo y tengo momentos de pilotar al máximo nivel. Ellos son muy buenos y, además, Dorna ha igualado mucho el campeonato y todo está más profesiona­lizado. Lo tienen todo. Solo tienen que confiar en su equipo, que quiere lo mejor para ellos, trabajar día a día y seguir estudiando. Les tengo una envidia sana». Pero sabe bien que su época de piloto quedó atrás, retirado oficialmen­te desde 2017. «Tengo mis momentos, pero ha ido pasando el tiempo y he aprendido a saborear los éxitos de los pilotos de la escuela casi más que ellos. Me siento parte de sus triunfos. Sus sueños son los míos. Así que volver, sinceramen­te no. Estoy en un gran momento porque disfruto de la moto, he dejado esa parte de la presión atrás».

Del vacío al éxito

Recuerda ese momento duro de saberse tan bueno como su última carrera, sin término medio. «Tenía opciones de continuar, pero no al nivel que yo quería y que yo pudiera aprovechar. Y este deporte es un poco cruel. El paso de decir adiós es difícil. La escuela la disfruto ahora, pero cuando tuve que decidir bajarme de la moto… psicológic­amente no estás tan fuerte como cuando las cosas iban bien. Y no hay ayudas cuando te retiras. De estar en una burbuja te encuentras vacío», admite. Aunque está muy orgulloso de que su nombre sea historia del motociclis­mo y de que la gente siga acordándos­e de sus logros.

Envidia sana «Tengo mis momentos, pero me siento parte de los éxitos de los demás. Volver, sinceramen­te no»

«Es muy bonito que te lo sigan reconocien­do, o me den la enhorabuen­a por haber hecho bien mi trabajo».

Lo sigue haciendo como asesor y maestro. Este pasado noviembre sufrió como nunca esa última vuelta de esa última carrera en la que Albert Arenas logró el Mundial de Moto3. «Lo pasé peor que si hubiera pilotado yo. La mente, fuera de la pista, da muchas más vueltas», analiza. Aspar Team también tuvo a Arón Canet como mejor debutante de Moto2; y campeón en categoría júnior con Izan Guevara y de la European Talent Cup con David Alonso. «Un año redondo a pesar de la pandemia», define Terol.

Quiere seguir en esta línea en este 2021, pues siempre hay un semáforo que se pone verde para su siguiente paso. «Quiero seguir trabajando con los jóvenes, y ser yo mejor para saber qué necesitan para ser mejores ellos. Sin relajarnos y con los pies en el suelo». Y con la nostalgia de ver crecer a los pilotos que pasan por la escuela hacia escalones más altos. «Es ley de este deporte. Te duele, pero te alegras. Te duele todavía más cuando la carrera después se complica», asume.

Hizo campeón del mundo al Aspar Team como piloto y sigue en su momento más competitiv­o para ayudar a que otros lo sean. «Lo que ha hecho Jorge [Martínez Aspar] por mí es increíble. Tenemos muy buena relación. Ayudarlo a él y ayudar a un equipo valenciano a tener más campeones es un honor», sentencia Terol, un campeón del mundo en la escuela. Tan competitiv­o como siempre.

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