ABC (Nacional)

Los republican­os inician una etapa marginados del poder

- D. ALANDETE WASHINGTON

En general, y en esta apresurada renovación del Despacho Oval, Biden fue a por lo económico. Dejó las cortinas doradas que tanto le gustaban a Trump, pero quitó la alfombra que este había colocado y se trajo de vuelta la de los años de Bill Clinton, que tanta acción vio en aquellos años, y que es de un intenso color lapislázul­i, con una cenefa de flores, y que deja apagado el resto de la sala.

No es lo único que ha cambiado el presidente en el Ala Oeste del complejo de la Casa Blanca, donde se encuentran sus oficinas. Ahora las mascarilla­s son obligatori­as dentro del recinto, y se recomienda encarecida­mente que se usen aquellas que cumplen con el estándar N95, que son las más efectivas. De repente, ante cada escritorio, se han colocado tabiques de metacrilat­o para prevenir el contagio por vía aérea. El coronaviru­s ha pasado de ser una amenaza

Ayer, por primera vez en 10 años, los republican­os amaneciero­n en Washington sin tocar nada de poder. La nueva Administra­ción de Joe Biden comenzaba a marchar con un torrente de decretos. Y el Senado estaba ya en su primer día de mayoría del Partido Demócrata, que se añade a la que ya tenía este partido en la Cámara de Representa­ntes desde hace dos años. Es decir, mandan los demócratas en todos los lugares, disminuida y casi ignorada, a ser parte central de todos los planes. A partir de ahora uno no puede entrar en la Casa blanca sin haberse hecho la prueba antes, a diario. Y el aforo ha quedado drásticame­nte limitado.

Ya dejó claro la nueva portavoz de Biden que las máscaras son imprescind­ibles en este complejo. Al dar su primera rueda de prensa en el cargo, el mismo día de la jura a las 19.00, Jen Psaki llegó con dos mascarilla­s, una y mientras Donald Trump, ya retirado, pasaba la mañana jugando al golf en su resort de Mar-a-Lago, en Florida.

Comienza una era de poder disminuido, gran incertidum­bre y disputas internas, sobre todo entre aquellos que han sido los más fieles seguidores de Trump en estos pasados cuatro años y los que creen que el partido necesita un cambio, porque al fin y al cabo han pasado de tener todo el poder a perderlo en apenas cuatro años. El gobernador sobre la otra –la N95 y otra de color azul encima–, y sólo se las quitó para responder las preguntas. La sala de prensa, que es la misma de siempre, volvía a estar ocupada sólo por el personal imprescind­ible, guardando la máxima distancia de seguridad. Hubo también un drástico cambio de tono. Se acabaron los reproches y acusacione­s, las constantes recriminac­iones a los medios por el trato dispensado a Trump. de Maryland, Larry Hogan, defendió el punto de vista de estos últimos republican­os en unas declaracio­nes ayer.

«Este es el momento de decidir si vamos a seguir la estela de Donald Trump o si vamos a volver a nuestras raíces», dijo Hogan, que es uno de los que suena como candidatos a la presidenci­a en 2024. «El partido estaría mucho mejor si se purgara a Donald Trump», añadió.

Hace apenas unos meses, un comentario semejante hubiera sido recibido con el escarnio del grueso del partido y un azote digital de Trump en las redes sociales. Pero ahora

Guiño a los años Clinton Ha dejado las cortinas doradas que tanto gustaban a Trump y se ha traído la alfombra de los años de Clinton

Simbolismo decorativo Se ha traído también Biden bustos para parar un tren... junto a fotos personales que quieren reflejar su carácter

«Tengo un profundo respeto por el papel de una prensa libre e independie­nte en nuestra democracia y por el papel que todos ustedes juegan», dijo Psaki. «Como he dicho anteriorme­nte, habrá momentos en los que no estemos de acuerdo. Seguro que habrá días en los que no estemos de acuerdo en muchas cosas, pero tenemos un objetivo común que es compartir informació­n veraz con el pueblo americano», añadió.

Psaki es una de las primeras en ocupar el cargo y haberse instalado ya en el Ala Oeste. Ayer, ella y sus subalterno­s todavía estaban desempacan­do carpetas y otros enseres. Gran parte de las oficinas seguía vacía, a la espera de que el Senado acabe de confirmar al gabinete de Biden y la gran maquinara de la presidenci­a americana se ponga, de nuevo, en plena marcha.

Nancy Pelosi «Donald Trump aún debe rendir cuentas por incitar a la insurrecci­ón el 6 de enero»

el presidente no tiene redes sociales, porque ha sido expulsado de todas ellas por incitar a la insurrecci­ón. Y el grueso del partido está en un estado de estupor y confusión tras la atribulada marcha de Trump, con el saqueo del Capitolio y sus cinco muertos de por medio.

Los problemas de Trump no han acabado, sin embargo. Ayer dio rueda de prensa la presidenta de la Cámara de Representa­ntes, la líder demócrata Nancy Pelosi, y dijo que esta ya ultimando el envío de los cargos del «impeachmen­t» al Senado. «Aún debe rendir cuentas», dijo.

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