El Madrid y Zidane se desconectan
El técnico, que ayer habló a su plantilla, continúa en el cargo, pero su situación en el banquillo se deteriora ante la mala gestión con las jóvenes promesas, el bastión de la política del club
El enfado compite con la resignación, la indignación tutea a la impotencia, la falta de reacción vence a la falta de confianza de muchos futbolistas. El análisis de la cúpula de la entidad es frío, más allá del enfado caliente del desastre vivido en Alcoy. La crisis del Real Madrid es dura porque permanece en el tiempo, es un Guadiana intermitente que cada mes inunda al madridismo con un torrente de fiascos en cuanto los jugadores consagrados, los veteranos de mil lides y veinte títulos, no responden porque su físico ya no es el mismo de hace cuatro años. En la empresa se reflexiona que Zidane ha cometido el error de confiar su futuro en figuras inmersas en la treintena que ya no pueden rendir cada tres días. Y el colmo de esa posición es querer dar partidos a hombres como Isco y Marcelo, en un intento de recuperar a viejas glorias mientras no concedía minutos a muchas promesas fichadas a buen precio. Las risas de Isco y Marcelo en Alcoy en plena prórroga, cuando se vislumbraba el hundimiento, han supuesto el remate de un fin de ciclo que ambos vivirán en junio.
El segundo fallo de Zizou, reconocido por el club, es haber dejado fuera de juego a un plan B que hace dos años era fundamental y que ahora se ha sentido desconectado ante la omnipotencia que el entrenador ha otorgado a las estrellas de las tres Champions consecutivas. En este sentido es especialmente doloroso que hombres como Valverde y Vinicius, que salvaron el cuello al francés en diciembre con cinco victorias consecutivas y la clasificación para la Champions, cayeran en la suplencia cuando se habían ganado el crédito. Ellos dos son la cabeza de puente de un grupo de jóvenes que se perdieron en el anonimato, empezando por Odegaard, que ha pedido su cesión, y acabando por Militao, Odriozola, Mariano y Jovic, derrotados por la situación.
Ya no valen lamentos
Zizou se reunió ayer con la plantilla y habló con crudeza durante seis minutos que fueron intensos. No le gusta extenderse en palabras, sino ser directo, duro, escueto. No es cierto que no dijera nada relevante. Les pidió explicaciones por el fracaso. Los jugadores asumieron que están en la diana y ya no valen lamentos. Deben reaccionar y el Alavés, mañana, se ha convertido en otro examen final.
El Real Madrid no está de acuerdo con esta mala gestión del técnico, otrora