ABC (Nacional)

Bertín siempre ha estado suelto

LA ESPUMA DE LOS DÍAS LUNES

- ÁNGEL ANTONIO HERRERA

Lo escribió para siempre Gloria Fuertes, que no era una gogó de los niños: «Asustan los que se casan». No sé yo si Bertín Osborne ha leído a Gloria Fuertes, que ya me intuyo que no, pero el susto ha llegado, claro, porque Bertín se ha separado de Fabiola, con la que se casó en el 2006. El matrimonio igual acaba siendo un susto, o un cabreo, o un hartazgo, o todo junto, y entonces hay que pillar rápido un taxi y dar un comunicado. Se está estirando mucho esta noticia, porque las separacion­es molan, para el chisme, pero me consta que aquí no hay donde afilar demasiado el colmillo. «Se erosionó la convivenci­a», que dicen las sociólogas leídas. Yo a Bertín lo he visto siempre soltero, que quiere decir suelto, o sea, a su aire. Quiero decir que en él la palabra marido me cuadra mal, o regular. Bertín en la tele viene haciendo entrevista­s, pero antes presentaba concursos de críos, y luego canta por ahí, con su empaque de sultán de casino. Por momentos, promociona jamones de spot, y tiene algún caminar de cowboy, pero de cowboy de Jerez, y con finca. Ha ligado hasta aburrirse. Aunque de eso se suele uno aburrir poco.

Dice Karina que a veces no tiene un duro, y que hasta le han cortado alguna vez la luz, por impago. Yo a Karina la traté por rachas, y siempre me pareció que tenía una tristeza de fondo, como si estuviera siempre a punto de no poder pagar la luz, efectivame­nte. Pero la luz de la vida, en general, no sólo la luz del flexo del salón. O sea, que vislumbrab­a en la mujer las vísperas de días a oscuras, o casi. Karina se llama María Isabel Bárbara Llaudes Santiago, pero con ese deneí a ver cómo te corean los fans un concierto. Yo veo en Karina algo de hermana de María Jesús, la del acordeón, pero sin acordeón. Karina ha sido un hit del pasado, y una coleccioni­sta de maridos averiados que siempre estuvo dispuesta a alegrarnos la vida. Estamos, con Karina, ante una de esas famosas que sabemos de dónde viene, aunque nunca sabemos adónde va. Hace ya veinte años, o más, yo aprecié en ella a una buena tía, que no a una tía buena, seriamente obstinada en no ser feliz, una persona que igual se pasaba la vida entera buscando en el baúl de los recuerdos un pasado limpio, una fama pura, un público incondicio­nal, unos amores francos, una España a sus pies, qué sé yo, algo. La verdad, siempre logró conmoverno­s con cierto aspecto de chica recién llegada a Madrid para servir

en casa bien, de provincian­a desvalida y engañada por los estafadore­s de la Plaza Mayor. Ni siquiera ganó el Festival de Eurovisión. A veces, la vida misma cortaba de pronto la luz.

Jennifer Lopez ha salido de musa de Joe Biden. Siempre pensé que Jennifer Lopez no existía. Hasta que un día me convidaron a una fiesta con ella, en Madrid, y le recordé el verso del maestro, a la vista de una muchacha: «Nadie dudará de su hermosura, pero sí de su existencia». Me lo entendió mejor su marido de entonces, Marc Anthony, que andaba por ahí, pillando una «Mahou». A deshoras, apareció en el sitio David Beckham, entonces pelotero de Concha Espina, y él y Jennifer, juntos, me parecieron una soberbia pareja desperdici­ada. Aunque sólo fuera para videoclip.

NBertín Osborne o las inventó la tele, o Instagram, a las Kardashian. Existen. Y hasta tienen un hermano, Robert, que es un Paquirrín de Los Ángeles.

Iñaki Urdangarin ya disfruta de semilibert­ad, que es como ingresar en una «nueva normalidad», solo que de otra manera. Ha cumplido dos años y siete meses de los cinco años y diez meses de condena que le impuso el Tribunal Supremo. La cosa es justa. Urdangarin, por rachas, cundió de colaborado­r fijo en los telediario­s, zona deudores. Llegó a ser un «Sálvame», él solo, pero presentado por Matías Prats. En el caso Urdangarin he visto siempre a un tipo muy alto, que caminaba muy solo, desde que declaró en

Iñaki Urdangarin

POCO DONDE AFILAR «Se erosionó la convivenci­a», que dicen las sociólogas leídas

Jennifer Lopez y Beckham en Madrid( 2005)

Mallorca, hasta hoy. En soledad aún es más alto. Los altos parecen aún más solitarios que el resto. Se le puso el foco de investigac­ión, porque se procuró negocio, en su momento, pero el negocio, por esencia, se hace a dos partes, o a varias, y ahí entran los gerifaltes del politiqueo de algunos años de sospecha, unos gerifaltes que trajinaban en la Comunidad Balear, y en la Comunidad Valenciana, sobre todo. En la segunda siempre se anunció mucho music-hall de trinque. Pero no siempre se pescó a los listos del coro. Suele ocurrir. Con Urdangarin sí hemos visto hasta qué futuros llega tanto pasado. Con otros, no.

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