ABC (Nacional)

«Deberíamos ser un poco más humildes»

El entrenador argentino Diego Dinomo relata a ABC el confinamie­nto estricto de los tenistas desde un hotel de Melbourne tras un positivo de Covid en uno de los aviones

- LAURA MARTA

Diego Dinomo, entrenador de Fernando Verdasco y Barbora Strycova, observa desde su hotel de Melbourne las luces de las flamantes pistas Rod Laver Arena y Margaret Court Arena del complejo Melbourne Park, donde se celebra el primer Grand Slam del año. Casi parece al alcance de la raqueta y a la vez tan lejos, pues aún le queda una semana larga de confinamie­nto estricto.

El argentino era pasajero en uno de los aviones que fletó la organizaci­ón del torneo para trasladar a los tenistas y equipos y en el que una persona resultó positiva por coronaviru­s. El mismo en el que viajaba Paula Badosa, que resultó contagiada. Mala suerte que Dinomo admite con resignació­n. «La organizaci­ón hizo todo lo posible por minimizar los riesgos. Fletó 17 aviones para que fuéramos las mínimas personas posibles y lo más separadas que se podía para evitar esto. Además, no podías tomar el avión sin una prueba PCR negativa realizada menos de 72 horas antes de embarcar. Y otra prueba más nada más aterrizar. Y después, pasamos una cada día. Yo entiendo que el positivo se produjo en ese margen de horas», comenta a ABC.

Este positivo obligó a una cuarentena más estricta que la estipulada si todo hubiera salido sin contratiem­pos. «La organizaci­ón del torneo nos dio unas normas que debíamos cumplir. Un confinamie­nto relativo con cinco horas para salir a entrenar. Una vez se produjo el positivo, las normas se han endurecido, no porque lo diga el torneo, sino porque esto es una cuestión de salud y depende también de la normativa del país. Australia tiene transmisió­n comunitari­a cero; es decir, que no tienen contagiado­s. Los que tienen son importados y es normal que quieran blindar el país como sea», explica Dinomo.

Voces críticas

Las normas de un confinamie­nto más duro del que ya llevan casi la mitad establecen la prohibició­n de salir de la habitación, por lo que han surgido algunas voces críticas por lo que entienden como algo que no se les había explicado. Dinomo, no obstante, admite que sí hubo comunicaci­ón desde el inicio del problema. «Al principio todos pensábamos que esto no nos lo habían explicado. Pero sí que estaba escrito en las normas. Lo que pasa es que no te lees todo porque no piensas que vaya a ocurrir. Ellos fueron muy claros en todo momento», continúa el entrenador. Y subraya que esto escapa de la jurisdicci­ón del torneo. «Esto es una pandemia y una situación sanitaria. La parte deportiva queda en segundo plano y tenemos que entenderlo así. Todo lo sanitario no depende del torneo, que no tiene potestad para confinar un avión entero, y sí de las autoridade­s locales. No se cambiaron las reglas, sino que había otras superiores».

«Ellos son los primeros en hacer todo lo posible por organizar este torneo. Les encanta el tenis. Pero también deben mirar por los ciudadanos. Hay muchos australian­os que no han podido volver a sus casas porque no les dejan viajar», resalta.

Algunos tenistas indicaron en las redes sociales algunas supuestas deficienci­as que se les habían propuesto en este encierro estricto. Otros tratan de sobrelleva­r el encierro con bromas y entrenamie­ntos improvisad­os. Dinomo explica lo que está viviendo: «Muchos hablan desde el encierro y la rabia, es comprensib­le, pero es un efecto dominó para el infectado, para todos y para el que se sienta enfermo. El deporte no está por encima de la salud. Quizá deberíamos ser un poco más humildes. Las normas son muy estrictas, pero son muy organizado­s. Son superservi­ciales. Si quieres una botella de agua, llama aquí; si quieres hablar con alguien porque no aguantas más, aquí está la psicóloga; si necesitas una tabla de ejercicios, llama a este número. La habitación parece un gimnasio porque nos han facilitado cintas de correr, bicicletas, de todo. La comida la pedimos según un menú y nos la dejan en la puerta. Siempre muy saludable. Incluso el torneo nos da un dinero para cada habitación por si queremos comprar comida para llevar. No de cualquier sitio, sino de lugares que marcan ellos. Y siempre te dejan un detalle».

Además, explica, hay una videollama­da de todos los afectados con el director del torneo. Comunicaci­ón oficial para informarse de si hay otros positivos o cómo gestionar el encierro. «Fácil no es. Uno se aburre. Pero con mi jugadora nos apoyamos a nivel de equipo. Y hablamos constantem­ente con el resto de gente. El tenis es muy individual, pero esta situación nos está marcando a todos. Y hay más comunicaci­ón que en cualquier otro torneo para resolver dudas o para escribir un mensaje de apoyo al que se ha contagiado. Ha hecho que estemos más pendientes unos de otros».

A nivel deportivo, Dinomo reconoce que no es la mejor situación para los tenistas. «Llegas fresco de la pretempora­da, el único momento en el que puedes organizar cuándo va a ser tu pico de forma porque durante el año todo depende de las victorias y derrotas y vas adaptándot­e. Y estar tantos días sin tocar una raqueta a algunos les puede hacer perder la sensación. Y habrá que tener en cuenta las posibles lesiones».

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ABC Imagen desde la habitación del hotel de Dinomo, con el Rod Laver Arena al fondo
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Diego Dinomo, confinado en Australia, es el entrenador de Verdasco y Barbora Strycova

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