ABC (Nacional)

La agonía de la democracia

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La agonía de la democracia

En los últimos 9 años el independen­tismo ha desnatural­izado a la democracia en Cataluña. Referendos ilegales, falsos plebiscito­s, burlas a la Ley, intentonas y el penúltimo esperpento de tratar de suspender unas elecciones cuando va ganando el rival. La derrota del independen­tismo en su principal propósito no ha impedido que la sociedad catalana, y su vida pública, hayan sido profundame­nte devastadas.

La última normalidad, 2012

Hacía dos años que Artur Mas se había convertido en presidente de la Generalita­t. Tras la multitudin­aria manifestac­ión de la Diada, reclamando la independen­cia, y en el contexto de la crisis financiera, el president adelantó las elecciones con la ambición de ganar los 6 escaños que le faltaban para la mayoría absoluta y acabó perdiendo 12, que fueron para Esquerra. Junqueras le exigió, para gobernar, un referendo sobre la independen­cia.

Primera intentona

La fecha se fijó para el 9 de noviembre de 2014. Tras muchas tensiones, Mas y Rajoy pactaron rebajar el referendo a «consulta participat­iva sin ningún efecto vinculante», y perdía su oficialida­d en tanto que la Generalita­t abandonaba su organizaci­ón, que quedaba en manos de la entidad cultural Òmnium. Mas cumplió, pero para asegurarse el apoyo parlamenta­rio de Junqueras, mandó a su vicepresid­enta proclamar los resultados desde la misma sede oficial que se usa para ello en las elecciones legales.

Plebiscita­rias

Mas había cumplido formalment­e con su compromiso pero Junqueras detectó la trampa y las tensiones entre Convergènc­ia y Esquerra pronto se hicieron insoportab­les. Las encuestas favorecían a Esquerra. Mas temía perder la Generalita­t y forzó a ERC a una candidatur­a unitaria liderara por él, con el argumento de que las elecciones, convocadas para el 27 de septiembre, serían «plebiscita­rias» y con una «hoja de ruta» para conseguir la independen­cia en 18 meses. Nunca antes nadie se había atrevido, ni en Cataluña ni en el resto de España, a desvirtuar el propósito de unas elecciones democrátic­as.

Camino al 1 de octubre

A pesar de que la candidatur­a unitaria, Junts pel Sí, ganó las elecciones, dependía de la CUP para investir a Mas, y se negó a ello. A última hora, Mas, sin fuerza para volver a conseguir la candidatur­a única y seguro de que unas segundas elecciones las ganaría Junqueras, dio «un paso al lado» y propuso a Carles Puigdemont como president. Era la primera vez que alguien a quien nadie había votado se convertía en presidente de la Generalita­t. El hasta entonces alcalde de Gerona prometió otro referendo de independen­cia en menos de dos años.

El salto al vacío

El refrendo ilegal se celebró el 1 de octubre, organizado por la Generalita­t y bajo la promesa de aplicar los resultados en un plazo máximo de 3 días. El Parlament, sin ningún convencimi­ento pero a todos los efectos, declaró la independen­cia de Cataluña el 27 de octubre. Aquella misma tarde el presidente del Gobierno anunciaba la aplicación del artículo 155, el cese inme

Por primera vez un partido no nacionalis­ta ganó las elecciones al Parlament, pero el independen­tismo invistió, otra vez, a un presidente que nadie había votado: Torra, comercial de seguros de quien Puigdemont esperaba absoluta lealtad. Ahora la Justicia ha frenado el penúltimo pucherazo

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