Biden abraza el «América primero» de Trump
El presidente ordena que el Gobierno solo compre productos hechos en EE.UU.
Joe Biden busca imprimir un cambio de rumbo en EE.UU. tras la presidencia de Donald Trump, pero en algunos aspectos ya demuestra que seguirá las líneas maestras impuestas por su antecesor. El presidente de EE.UU. tenía previsto ayer presentar una orden ejecutiva para fortalecer el tejido productivo dentro de las fronteras del país frente a las importaciones extranjeras. Dentro de la batería de decretos que ha presentado desde su llegada a la Casa Blanca la semana pasada, Biden dedicó el día de ayer a endurecer la regulación para que el Gobierno de EE.UU. incremente las compras de productos «made in USA».
El objetivo de la orden ejecutiva es limitar las excepciones por las que los organismos gubernamentales compran productos y materiales del extranjero, restringe la definición de lo que es un producto «hecho en EE.UU.» y aumenta los requisitos para los niveles de componentes locales.
La decisión es una muestra más de la erosión en EE.UU. de los fundamentos del libre comercio y del globalismo, que se impusieron en el país desde la década de 1980 y que contaron con el apoyo de presidentes de todo el espectro político. Eso cambió en la campaña presidencial de 2016 con la irrupción de Donald Trump, que ofreció un mensaje de proteccionismo político para ganarse a la clase media blanca que había visto desaparecer el número y la calidad de los empleos en el sector productivo en favor de economías en desarrollo como China, India o México.
El cambio de paradigma no era solo entre los republicanos. En aquella campaña, el izquierdista Bernie Sanders puso contra las cuerdas a Hillary Clinton –una demócrata convencional favorable a los tratados de libre comercio– y su influencia se ha alargado hasta la candidatura de Biden.
Trump declaró la guerra comercial a China, el gran rival económico de EE.UU., y apretó a sus aliados al otro lado del Atlántico con aranceles nuevos o más altos (el aceite español ha sido uno de los perjudicados).
Decisión preocupante
Nada indica que la Administración Biden vaya a dar la vuelta en ese camino y esta orden ejecutiva –se engloba dentro de la promesa de campaña «comprar producto estadounidense»lo deja claro. La decisión es preocupante para socios como la Unión Europea, que busca restablecer relaciones menos tensas tras las turbulencias de la presidencia de Trump, o Canadá, que ya se quejó sobre esta política en la primera llamada de Biden con un líder extranjero, la que mantuvo el pasado viernes con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
La Administración Biden ha justificado que la pandemia de Covid-19 ha mostrado las debilidades del sector productivo estadounidense –ha tenido que comprar en el extranjero materiales para test y de protección para sanitarios–, pero la intención de fondo es reforzar al sector productivo nacional: que una parte mayor del pastel de 600.000 millones de dólares que se gasta el Gobierno en contratos vaya a producto estadounidense.