Pulsión federal en el Gobierno
Hace tiempo que Miquel Iceta suspiraba por dar el salto a la arena nacional. En 2019 llegó a tocar la presidencia del Senado, un retiro de oro para uno de los pocos dirigentes que apostó por Pedro Sánchez cuando este quedó descabalgado en el PSOE. Sin embargo, el independentismo vetó su elección como senador de designación autonómica, y el sueño de Iceta se quedó en nada. Finalmente, la pandemia, la crisis del «procés» y los cálculos electorales del partido al que Iceta sirve casi desde que alcanzó la mayoría de edad le han permitido cumplir con su meta de recalar en el corazón del Estado, concretamente al Consejo de Ministros, donde ostentará una cartera hasta ahora bastante invisible: Política Territorial y Función Pública, cometido que, no obstante, le permite aumentar la influencia y reforzar la pulsión más federalista en el Gobierno.
Iceta entró en política con 17 años. Primero recaló en el PSP de Tierno Galván, pero rápidamente saltó a las juventudes del PSC. Sin ninguna carrera acabada (estudió Químicas, pero no terminó), el nuevo ministro ha protagonizado una ruta larga dentro del socialismo –eficaz «fontanero»–, donde ha sido concejal, diputado en el Congreso y en el Parlament. También fue miembro del gabinete de presidencia de Felipe González entre 1991 y 1996. Posteriormente volvió a Cataluña, donde logró mantener a flote un PSC de capa caída por el auge de Cs, la eclosión de Podemos y los quebrantos del «procés».