Los fondos de reconstrucción, clave del conflicto político
Italia arrastra una crisis desde hace muchos meses. Es mucho más grave que una simple caída de gobierno. Se trata de una crisis de Estado, porque el país está prácticamente sin crecimiento económico, a la cola de Europa, desde hace dos décadas.
Para superar la parálisis, Italia necesita con urgencia grandes reformas para luchar contra la evasión fiscal, corrupción, burocracia, lentitud de la justicia, caída demográfica, y diferencia entre norte y sur, entre otros temas. Italia ha visto en el Fondo europeos de Reconstrucción una oportunidad única, histórica, para salvar al país. Europa ha destinado a Italia más de 209.000 millones de euros, en préstamos y subvenciones, que el Gobierno pensaba ampliar hasta los 222.000 millones. Pero el tiempo transcurría velozmente y los planes del Gobierno de Conte no avanzaban con la urgencia que requieren los tiempos dramáticos del Covid.
Dos han sido los grandes retos que se le presentan a Italia de los que depende su futuro y que han sido decisivos para desencadenar la crisis: Fondo de Reconstrucción europeo y la pandemia.
En la gestión de los planes sobre el Fondo de Reconstrucción, Giuseppe
Conte ha mostrado cierta miopía y ha perdido tiempo. Por eso, el líder de Italia Viva, el ex primer ministro, Matteo Renzi, lo atacó ferozmente, calificandolo de «inapropiado» para gestionar ese tesoro del fondo europeo.
Ante las críticas, Conte rectificó: el 30 de diciembre pidió al ministro de Economía, Roberto Gualiteri, que rehiciera el plan.
Se introdujeron modificaciones sustanciales. Por ejemplo, en Sanidad. Pese a que en principio se destinaban 9.000 millones de euros, en la nueva versión del plan se alcanzan los 19.700 millones de euros. Hubo también incrementos importantes en educación e infraestructuras. Pero Renzi no lo consideró suficiente, porque Italia se encamina hacia una deuda pública del 160 por ciento del PIB (el déficit públi
Cifras oficiales
La pandemia ha causado ya más de 86.000 muertos y 2,5 millones de infectados desde febrero de 2020
co estará en torno al 10 por ciento) y será una tragedia si buena parte de los fondos europeos se destinan a bonos y subvenciones –algunos necesarios por la pandemia–, en lugar de realizar reformas e inversiones en infraestructuras que permitan el crecimiento del país.
Descontento social
El Fondo de Reconstrucción se ha convertido así en el mayor desafío de Italia. En las cancillerías europeas se observa con gran interés y preocupación esta crisis, porque la UE ha destinado a este país la mayor cantidad de dinero del Next Generation EU (Plan de Recuperación de la UE).
De ahí que este martes, fuentes de la Comisión en Bruselas advirtieran: «Estamos siguiendo de cerca la situación en Italia y contamos con el gobierno nacional para acelerar el camino, con el objetivo de ayudar a las regiones y sectores más afectados» para la asignación del Fondo de Recuperación. Al mismo tiempo, la agencia de calificación de riesgo Fitch advertía que Italia corre un serio riesgo sin los recursos del Fondo de Reconstrucción.
El segundo gran problema que angustia a Italia es la pandemia. Ha causado ya más de 86.000 muertos y 2,5 millones de infectados, según datos oficiales. Ligado a la pandemia está creciendo un gran descontento social, porque son insuficientes y llegan con retraso las ayudas.