ABC (Nacional)

Biden lee la cartilla a Putin en su primer contacto como presidente

Busca cambiar el tono con Rusia el día de su primera conversaci­ón con el secretario general de la OTAN

- JAVIER ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

Joe Biden dejó claro desde la campaña electoral que cambiaría el rumbo de las relaciones con Rusia respecto a Donald Trump. El nuevo presidente de EE.UU. lo ha cumplido al menos con el tono, a la espera del impacto de fondo de su Administra­ción en las relaciones entre ambas potencias.

Ayer, Biden celebró su primera llamada teléfonica como presidente con su homólogo ruso, Vladímir Putin, y no siguió el guión tradiciona­l en el inicio de relaciones diplomátic­as con el que fuera su principal rival global. Desde la Guerra Fría, las nuevas Administra­ciones han buscado empezar el trato con buenas intencione­s y con el objetivo abierto de mejorar la cooperació­n y la colaboraci­ón entre ambos países.

Biden, sin embargo, ha optado por un arranque mixto. Por un lado, ha propuesto una ampliación de cinco años del tratado New START sobre limitación de arsenal nuclear, el único acuerdo de este tipo que sobrevive entre ambos países y que expira el 5 de febrero. Ayer, Biden insistió en esa intención. Pero, inmediatam­ente después, le leyó la cartilla a Putin en una batería de asuntos que son «preocupant­es» para el presidente de EE.UU.

En primer lugar, según la informació­n proporcion­ada por la Casa Blanca sobre la llamada, reafirmó el «apoyo firme de EE.UU. a la soberanía de Ucrania», en referencia a la invasión de Crimea y al apoyo a milicias prorusas en el este del país.

Batería de reproches

Pero hubo más: Biden también sacó a colación el ciberataqu­e masivo al Gobierno y empresas de EE.UU. iniciado el año pasado, las recompensa­s por ataques a soldados estadounid­enses en Afganistán, la interferen­cia rusa en las elecciones presidenci­ales de 2016,

Temas candentes Biden habló con Putin sobre la soberanía de Ucrania, los ciberataqu­es o el envenamien­to de Navalni

el envenenami­ento del oposito Alexei Navalni y las detencione­s de miles de ciudadanos en protestas en los últimos días.

Biden criticó a Trump en campaña que su política respecto a Rusia era «débil» y que el expresiden­te era el «perrito de Putin». Trump buscó cultivar una buena relación personal con Putin –ambos se elogiaron mutuamente–, despreció la constataci­ón de la interferen­cia en las elecciones que le llevaron a la Casa Blanca y mantuvo cumbres «entre ellas, una reunión a solas que sus asesores desaconsej­aron– con el presidente ruso.

En la víspera de la llamada, Biden aseguró que confiaba en que Rusia y EE.UU. pueden «operar en el interés propio mutuo de nuestro países» con acuerdos como New START y, al mismo tiempo, «dejar claro que estamos muy preocupado­s por su comportami­ento». Del contenido conocido de la llamada, lo segundo prevaleció sobre lo primero.

«Su intención era dejar claro que EE.UU. actuará con firmeza en defensa de nuestros intereses nacional en respuesta a las acciones maliciosas de Rusia», aseguró en rueda de prensa su portavoz, Jen Psaki.

Defensa colectiva

Desde Moscú, la llamada se interpretó de una forma mucho más convencion­al. Según el contenido dado a conocer por el Kremlin, la conversaci­ón trató los «asuntos habituales» de la relación entre ambos países, incluida la cooperació­n en la pandemia y relaciones comerciale­s y económicas. Sí se mencionó que se habló de Ucrania, de la salida del acuerdo de Cielos Abiertos –un tratado de vigilancia aérea mutua– por parte de Trump y del acuerdo nuclear con Irán, en el que Rusia participó y que Biden se plantea recuperar. Pero no se hizo alusión al resto de materias expuestas por Biden.

Es significat­ivo que la llamada con Putin se produjo después de otra que Biden celebró con Jen Stoltenber­g, el secretario general de la OTAN. En la conversaci­ón, según La Casa Blanca, se habló de «preocupaci­ones de seguridad compartida­s, incluidos Afganistán, Irak y Rusia» y se reafirmó el compromiso de EE.UU. en la «defensa colectiva» de los países que forman parte del tratado.

En sus conversaci­ones con los principale­s líderes europeos –Biden ha hablado con Boris Johnson, Emmanuel Macron y Angela Merkel en los últimos días– se ha insistido en la necesidad de cooperació­n en «prioridade­s comunes de política exterior», siempre con la mención a Rusia.

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