«Si no le dejas cocinar solo, ¿por qué le dejas que entre en redes sociales?»
Alicia Banderas Para esta experta, los padres no son conscientes de los riesgos que corren sus hijos
Hace tan solo un par de día fallecía una niña italiana de 10 años asfixiada por apretarse al cuello el cinturón de un albornoz al seguir un desafío en TikTok, la red social favorita de los adolescentes. Según Alicia Banderas, psicóloga y autora de «Habla con ellos de pantallas y redes sociales», aunque parezca que se trata de un caso aislado, «son muchas las vidas de niños y adolescentes las que están en riesgo por lo que ven en internet».
—¿Cuál sería su mensaje para los padres de niños con acceso a las redes sociales, sobre todo ahora tras la trágica muerte de la pequeña italiana? —Es importantísimo que transmitan a sus hijos cuidado y respeto. Debemos dejarles claro que, por ejemplo, como hemos visto en el pasado y a diario, que les hagan la zancadilla, que se caigan y que lo graben no es un reto. ¡Es una tontería! Navegar por internet se asemeja a una travesía en alta mar. Puede ser un viaje apasionante, pero no está exento de riesgos. Es una ventana abierta al mundo donde nuestros hijos se exponen, se expresan, participan, adquieren conocimientos, contactan con otros, combaten su soledad y aburrimiento e, incluso, se evaden de la realidad. No obstante, se puede colar cualquier contenido violento o inadecuado. Por eso, hay que llevar un buen equipaje para combatir las inclemencias y tempestades.
De la misma manera que no dejarías a tus hijos cocinar solos cuando son pequeños, en este sentido también debemos educarles digitalmente. Al principio hay que acompañarles, supervisarles, educarles hasta que generen cierto autocontrol, porque si no, navegarán a la deriva. No pongas un Ferrari en sus manos, no están preparados. No sabrán manejarlo. Son pequeños cerebros en construcción y necesitan mucha orientación.
—¿No es un problema que accedan demasiado temprano a estas redes sociales?
«Tú decides» «Que tus hijos no te presionen con “a todos mis amigos sus padres les dejan” porque ¡es mentira!»
Sin señalar «Muchos progenitores no saben de tecnología. No hay que culpabilizarles, sino ayudarles»
Antes de los 12 años, no necesitan tener redes sociales, aunque presionen con frases tipo «todos mis compañeros las tienen y sus padres les dejan». No es verdad. Y, si lo es en algunos casos, tú decides cómo educar a tus propios hijos. Que no lo decida otro niño, y mucho menos otros padres. Recuerda que tú eres el capitán del barco.
Muchos preadolescentes se abren un perfil en una red social sin la edad recomendada ni el consentimiento de sus padres siendo menor. Hay que prepararles antes de que insistan en que «es que todo el mundo tiene Instagram», «quiero TikTok». Es lógico que quieran visibilidad, «likes»..., pero su valía no puede depender de un dato. Hay que transmitir a un hijo que él es mucho más que un puñado de «likes». Si tú valoras a tu hijo, tu hijo se valorará. No permitas que se quiebre su autoestima. Enséñales a no darle tanta importancia a su cuerpo y que enfaticen más su parte artística o su vena altruista y empática difundiendo mensajes solidarios. Pueden hacer así un uso responsable de las redes. —¿Son los padres conscientes de los riesgos que corren sus hijos sin un uso controlado de las tecnologías? —La realidad nos dice que todavía no son conscientes. Unas veces por la brecha digital, intergeneracional, por rechazo a la tecnología, por comodidad o porque creen que es más fácil ponerse una venda en los ojos, no están al tanto de lo que sus hijos viven en internet. Pero no tenemos que culpabilizar a los padres, sino ayudarlos. Los adultos también caen en la Red. Somos un ejemplo para nuestros hijos y el espejo en el que se miran. —¿Cuáles serían esas normas más urgentes para establecer en casa? —Es fundamental realizar un pacto sobre el número de horas que pueden pasar frente a la pantalla, los contenidos que pueden ver, que aprendan a conocer las redes sociales y sus riesgos, cómo expresarse en la red, qué publicar sobre la vida e intimidad, qué imágenes se pueden compartir, qué tipo de videojuegos puede disfrutar según su madurez... En definitiva, orientarle adecuadamente. ¡Siéntate con él y remad juntos!